El Club Natación Metropole se enfrenta a una de las pruebas más exigentes de su historia. La regeneración se impone y una bisoña directiva, repleta de ilusión y ganas de trabajar, tiene ante sí el objetivo de reflotar una entidad que hace aguas. Una deuda inquietante (más de 1,3 millones de euros), instalaciones deterioradas y recuperar su imagen social y deportiva requieren respuestas. La entrada de aire fresco a las oficinas de la entidad debe ser el punto de inflexión para frenar la hemorragia y generar el mejor ambiente de trabajo posible. Por ello, todo el respaldo a los nuevos dirigentes a los que se les exigirá, no obstante, diligencia en la toma decisiones.
Ahora más que nunca se necesitan soluciones urgentes para reconducir la triste situación que protagoniza el club y evitar la quiebra. Maximizar los recursos y servicios, controlar los gastos y captar nuevos socios se antojan necesarios para reanimar el corazón de la natación canaria. Hay tiempo para la remontada.
Existen muchas ganas y un equipo humano, capitaneado por Eduardo Araujo, con mucho fondo, cuya meta final es brindar a las próximas generaciones, y con todas las garantías necesarias, un club del que podamos sentirnos orgullosos.
El reto del Club Natación Metropole, que no estará exento de dificultades, es una competición contra reloj cuyas brazadas hacia el futuro deben ser firmes y constantes y donde primará, a buen seguro, el interés de todos sus socios.
Rubén Reja. Periodista.
