La Provincia - Diario de Las Palmas

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Tradición y fe en tierras de Fontanales

No tuve la suerte de conocer a mis bisabuelos, Bartolomé Reyes y Rosario Lezcano, oriundos del pago de Fontanales. Pero sí que conocí a mi abuelo Felipe y tuve con él un cariño y una relación muy especial, paralela a mis tíos abuelos.

No puedo separar los recuerdos que guardo de la imagen de ellos y el amor que tenían a su querido pueblo como ellos le llamaban, Fontanales, a sus fiestas y romería.

Dudo si todo ocurrió así como lo cuento, porque los recuerdos tienen imparcialidad por ese amor que yo sentía por ellos, que siento por Fontanales y por el horizonte más acotado de razón y comprensión de las cosas que se tiene de niño.

Las fiestas de San Bartolomé comenzaron en Fontanales hacia el año 1637, hasta el día de hoy ininterrumpidamente se celebra la ofrenda con los productos de la tierra acompañados de guitarras y timples y los cantos de folías y malagueñas. Y cada 24 de agosto la misa solemne acompañada de afluencia de romeros y devotos llegados desde diferentes puntos de la geografía, en especial la de los vecinos del barrio capitalino y puerteño de La Isleta.

Fiesta entrañable la de la romería, se le ofrendaba al santo los productos que ellos poseían, los de sus cultivos: trigo, cebada, millo, lino, berros, potrancas, ovejas, machitos, etc.

La traída de la rama que para la iglesia siempre tuvo su sentido sacro, con ella se solía cubrirse el enlosado interior del templo con hierbas olorosas, como el mastranto o el romero, prestándole un ambiente perfumado y agradable ofrecido por el pueblo devoto, pero no era sólo el templo, sino también la fachada del mismo la que lucía rama abundante junto con las casas de los vecinos, la plaza del pueblo y adornar los mástiles de las banderas, gallardetes y el arco de la fiesta.

La Isla de Gran Canaria sufrió una de las más espantosas invasiones de cigarra berberisca, langostas, allá por el año de 1758, no quedándose indiferente los campos de agricultura en Fontanales. De ahí la fiesta de los vecinos, al igual que la virgen del Pino bajó a Las Palmas de Gran Canaria por la misma causa, los vecinos de Fontanales acudieron al santo rogándole con novenarios que desapareciera la langosta.

El guiense, escultor imaginero José Lujan Pérez, talló la imagen del patrono San Bartolomé antes del año 1800.

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