La Provincia - Diario de Las Palmas

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opinión

Carta a un navegante (con postdata)

La U.D. Las Palmas es como un navegante del fútbol, donde quiere repetir cuantas veces sea el intento de voltear la liga nacional hasta ofrecer a su tierra el título de campeón.

Seguro que no ha de faltar pijo alguno que al leerme estime que acabo de escribir una pijada, y tan acostumbrado estoy a leer tantas otras pijadas que se escriben en torno a ligas, premios, ligaduras y concursos de la vida, que no me importa la calificación, menos aún cuando el objetivo al que como digo apunta este equipo al que ví nacer junto con vejetes que aún me acompañan desde hace 68 años, es, objetivo y trofeo, que ya ha llegado, si no a conseguir, sí a tocarlo y, por si fuera poco, tambien la otra Copa, denominada primero del Caudillo, despues del Rey, y ahora de su hijo.

Recuerdo y sería una pijada olvidar que para tener esos trofeos brillantes de orgullo en el actual salón de honores del Estadio de Gran Canaria, alli, al calor de la imagen de tantos jugadores y personajes del fútbol, aparentemente vigilados todavía tras los cristales de las gafas de don Jesús, con los que compartimos los diez minutos de descanso de cada partido oficial, para que esos trofeos estuvieran allí, digo, en propiedad de tanto seguidor amarillo, acabo diciendo, y no es decir una pijada, que ya son dos las ocasiones en que nos ha faltado el "canto de un duro".

Continuarán intentando alcanzar lo que he dicho tuvieron brillantemente cerca y a mano..

Entre lo difícil que es el caso y lo tozudo que muestra ser el Presidente de los amarillos, ¡sabe Dios qué puede pasar!.

El equipo que es grande no es rico, ni tiene tanta gente de apoyo e influencia como los rivales junto a los que ha de navegar presumiendo y demostrando tener más voluntad que dinero, y la buena forma de administrarlo.

Quedan tantas millas y dificultades por delante, no solo para aguantar en primera ¡que ya es un honor!, sino para agarrar el título de campeón que entonces sería... ¡la ostia!.

Postdata:

Por eso es, querido Rafael del Castillo, que pensando en todo lo dicho (que no es poco ni sólo de la mar) al leer El ruso, tu artículo del sábado en este periódico, contando que no sabes por donde flota ahora Eugeni Goudev, navegante a quien conociste aquí a bordo de un pequeño barco (el Said) procedente de Khachkala para seguir luego por otras aguas, las del Volga, el Mar Negro, Mediterráneo y el Atlántico hasta Gran Canaria. Y cuentas con detalle lo que desde aquí le quedaba aún para cumplir en su propósito de dar la vuelta al mundo, pero ahora, en segundo intento y a bordo del barco más pequeño de aquellos que ya lo han hecho a la ventura de Dios, mares y vientos.

No son pocos los que lo han conseguido. Tu mismo lo pretendías, Rafael, después de haber saltado el charco en cuatro ocasiones a vela y en solitario por lo que te admiro, capitán, contándonos emocionantes episodios de la hazaña, y acordándote seguro la de veces que de poder hubieras soplado aliento a tus velas en las calmas chichas, o frenado en otras ocasiones aquel otro viento y balanceo abusivo de los malos tiempos.

Tu, navegante y aficionando futbolero; tu, que emocionado vives y cuentas esas hazañas de quienes a veces arriban o zarpan de aquí "sobre lo que sea", para saltar el charco o dar la vuelta al mundo por mar sobre la chalupa mas inverosimil, cuando otros necesitan embarcaciones especiales y poderosas para lo mismo ¿crees tú que es una pijada eso de que la UD tenga en su ruta del tiempo ser alguna vez el primero de la liga española?.

No debe ser tan imposible cuando en dos ocasiones ya ha sido segundo dos veces: En la liga y en la Copa.

En eso estamos ahora en que, historias aparte, lo importante es ganarle al Málaga, equipo andaluz a costa de quien hace 66 años dimos el último paso para subirnos a Primera División, por primera vez.

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