El telón de una nueva temporada se alza mañana en la considerada mejor liga del planeta. Y lo hace cargada de novedades. Con menos fichajes estelares y ausencias casi más relevantes que las incorporaciones llegadas hasta el momento. En la parrilla de salida, el Real Madrid más hegemónico de los últimos tiempos parte como el rival a batir.

El campeón de Europa y de Liga en el ejercicio anterior, con los títulos de la Supercopa continental y española en el bolsillo en los albores de la campaña, está llamado de nuevo a la gloria, y más viendo los movimientos de los otros dos colosos de nuestro fútbol, el FC Barcelona y el Atlético de Madrid, debilitado el primero por la marcha de uno de los componentes de la MSN -Neymar al París Saint Germain- y con las manos atadas el segundo ante la sanción de la FIFA de no poder fichar hasta enero.

La superioridad del Real Madrid en Europa y en España la pasada campaña, cimentada en un plantillón, en la mesura de un entrenador como Zinedine Zidane y el liderazgo en el terreno de juego de Cristiano Ronaldo y su cohorte de jugones, ha llevado al club blanco a no realizar ninguna incorporación estelar. Y eso que ha perdido futbolistas del nivel de Álvaro Morata (Chelsea) o el colombiano James Rodríguez (Bayern).

El cuadro merengue ha apostado por la clase B, jóvenes promesas como Ceballos (Betis) y Theo Hernández (Alavés), para apuntalar una plantilla rutilante -además de los regresos de Mayoral, Marcos Llorente y Vallejo-. Eso sí, hasta el cierre del mercado de verano, previsto para el 1 de septiembre, siempre hay que contar con la opción de que el acaudalado club blanco realice una incorporación de alta alcurnia futbolística.

El Barça, en las antípodas

Si en el Real Madrid los títulos han traído aparejado una época de suficiencia y tranquilidad, tanto dentro como fuera de los terrenos de juego, en su eterno rival ocurre todo lo contrario. El FC Barcelona es a día de hoy un mar de incógnitas.

Sin duda, la marcha de uno de sus referentes, el brasileño Neymar al París Saint Germain, por una auténtica millonada, la ausencia de fichajes de postín para reforzar a un equipo que hizo aguas la pasada campaña y el descontento de la afición con el pasotismo reinante en la zona noble de Can Barça, ha propiciado un ambiente de pre-guerra que se ha visto alentado tras perder la Supercopa de España ante el Real Madrid.

Leo Messi, el alter ego de Cristiano Ronaldo en la pelea por el título de mejor jugador del mundo, se ha quedado únicamente con un escudero con el que compartir el liderazgo del cuadro blaugrana, Luis Suárez, ante el desarme que ha sufrido el Barça al volar el brasileño Neymar al PSG.

Ante las urgencia suscitadas por las primeras comparecencias que ha tenido el equipo de Ernesto Valverde, que toma el testigo de un desquiciado Luis Enrique, si no llega otro primer espada, la temporada se barrunta muy cruda. Por lo pronto, con Semedo, Delofeu y Paulinho, un brasileño retirado en China, no le da. La cosa pinta mejor si los otros nombres que suenan como refuerzos, Coutinho y Dembelé, acaban llegando.

La misma foto en el Atlético

Si en el FC Barcelona reina el desconcierto, en el tercer grande del fútbol español, el Atlético de Madrid, la palabra duda es la más que se acerca a su actual situación. Está atado de manos por la sanción de la FIFA que le impide reforzarse en el inicio de la temporada. Tendrá que esperar hasta el mercado invernal para incorporar jugadores que le ayuden a escalar ese peldaño que le lleve a los títulos.

En la campaña donde el Wanda Metropolitano toma el relevo al emblemático Vicente Calderón, el Cholo Simeone cuenta con los mismos mimbres a la espera de la llegada en enero de Vitolo, que se foguea en la UD Las Palmas, y aún abierta la opción del regreso de Diego Costa también en el mercado invernal.

Después del Real Madrid, Barcelona y Atlético, los equipos de la otra Liga. Los outsiders llamados a intentar salvar la distancia descomunal que existe con respecto a los poderosos presupuestos de los anteriores. Si nos ceñimos a la clasificación del pasado ejercicio, ese grupo lo encabezan un año más el Sevilla, que de nuevo ha afrontado una reestructuración de su plantilla (Nolito, Navas, Banega, Muriel...) y el Villarreal, que ficha poco pero bien (Bacca, Fornals o Semedo).

A partir de ahí, las diferencias se acentúan tanto que cada vez menos surge ese equipo revelación que antes había que tener siempre en cuenta. La dificultad que entraña el rendir por encima del 100%, con plantillas considerablemente inferiores durante una temporada muy exigente reducen esa opción.

Por ello, para la extensa clase media-alta de Primera División supone casi un milagro aspirar a subir de estatus y no pensar más allá de los puestos de Liga Europa como techo por su potencial: Real Sociedad, Athletic de Bilbao, Celta, Espanyol... Sin grandes dispendios, han conseguido apuntalar las plantillas del ejercicio anterior.

El Valencia, si se redime con Marcelino, la propia UD Las Palmas, que sufre la pérdida importante de Roque Mesa y el shock de la marcha de Prince, intentan aspirar a entrar en ese grupo, más los sorprendentes Alavés y Eibar de la 2016-17. Ojo también al Real Betis de Quique Setién, el rey del verano en fichajes: Camarasa, Sergio León, Barragán, Tello, Jordi Amat, Guardado, Feddal, Boudebouz y Javi García; y al Málaga de Michel.

La primera aspiración de estos es poner pronto distancia de por medio con el vagón de cola. En esa zona caliente de la tabla, por su condición de ascendidos, de salida se encuentran Levante, Girona y Getafe. Sobre todo, los dos primeros han remodelado casi al cien por cien sus plantillas para afrontar el duro reto que les queda por delante.

Amén de los recién llegados a la máxima categoría, equipos como el Deportivo de La Coruña y Leganés persiguen una permanencia más tranquila después de padecer en sus carnes una temporada agitada hasta muy última hora.