Un pope ortodoxo, Artiom Vechelkovski, desafía la actual corriente homofóbica en Rusia al salir del armario y abandonar la Iglesia al perder la fe en Dios y en sus superiores, lo que le ha costado la persecución oficial. "Desde que tengo uso de razón sé que soy homosexual, pero yo nunca vi que fuera un pecado. En cambio, la alta jerarquía cree que arderé en el infierno", señaló Vechelkovski.