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Entrevista.

Javier Izarra: "Cada vez miramos más hacia fuera y nos olvidamos de nosotros mismos"

"Nuestra forma de reflexionar está coja si sólo se basa en la razón y deja a un lado las emociones", apunta el psicoterapeuta

El psicoterapeuta Javier Izarra. LA PROVINCIA / DLP

¿Cuáles son los ejes principales de las ponencias que recoge La revolución emocional

Este libro es el segundo de una serie de ponencias que se realizaron a principios de este año en la Fundación Mapfre Guanarteme, bajo el epígrafe Filosofía, Psicoterapia e Inteligencia Emocional. La revolución emocional recoge la segunda serie de ponencias y esta tarde anunciaremos de manera oficial la celebración de la tercera serie, que impartiremos a principios del año próximo bajo el título El humanismo emocional. El hilo conductor de los dos libros publicados y, en concreto, de este último, es una reflexión desde la filosofía y la psicología sobre el modo de vida actual y sobre cuáles son los fundamentos filosóficos y psicológicos que están detrás de una idea fundamental: que nuestra forma de reflexionar sobre el mundo está coja si sólo se basa en la razón y deja a un lado las emociones.

¿Son estos los preceptos de la inteligencia emocional?

Desde hace décadas se ha producido un vuelco hacia el universo emocional desde que el psicólogo Daniel Goleman consolidase el concepto de la inteligencia emocional. Con esta idea se desató toda una reflexión en torno a la importancia de caminar con los dos pies: el pie de la razón y el de las emociones conscientes. Sólo así podemos entendernos mejor a nosotros mismos y al otro, generando un modo de vida más saludable.

¿Cuáles son los pasos que plantea para desarrollar una mayor inteligencia emocional?

Fundamentalmente, la necesidad de que todos los procesos de reflexión a todos los niveles, desde el político o social hasta el personal, no se haga únicamente desde la lógica, sino que tenga en cuenta el mundo de las emociones, pero desde el plano de la inteligencia emocional. No se trata de dar rienda suelta a nuestras emociones, sino de que seamos consciente de nuestras emociones para ponerlas al servicio de la creatividad.

En términos generales, ¿cómo describe nuestra relación con las emociones?

Lo cierto es que vivimos en un mundo en el que los valores e ideas que se transmiten están exclusivamente pensados desde la opinión, esto es, lo que opinan los padres, los políticos o los educadores, de tal manera que se deja a un lado lo que las personas verdaderamente sienten. Pero nuestros sentimientos nos ponen en contacto con nuestras necesidades más profundas y reales. Esto es importante porque, además, los sentimientos no se pueden reflexionar, se viven o no se viven, y por eso hay que atenderlos.

¿Los hábitos que promueve la sociedad de consumo o de masas inciden en las dificultades para conectar con uno mismo?

Absolutamente, sí, porque estos hábitos están relacionados también con todo el proceso tecnológico del mundo de la información y de Internet, que hace que nuestra atención esté siempre puesta en cosas que son ajenas a nosotros, es decir, que están fuera de nosotros. Por lo tanto, no tenemos ni un ápice de tiempo para dirigir nuestra atención hacia nuestro interior, que es donde se gestiona la consciencia de las emociones y la inteligencia emocional. De repente no sabemos nada de nosotros mismos ni de lo que sentimos, dado que estamos continuamente pendientes de cosas externas, que sólo nos generan deseo de posesión y de interacción con los otros.

Usted ejerce como psicoterapeuta individual y de grupo, ¿qué conflictos identifica como los más comunes?

Tanto en terapia individual como de grupo, mi trabajo no consiste tanto en encontrar un diagnóstico concreto o en acotar los problemas de quien padece, sino en prestar atención a las personas para que puedan expresar cómo perciben la totalidad de su vida. Sobre todo, trato de centrarme en cuál es la esencia de sus experiencias emocionales, puesto que nuestras dificultades siempre están relacionadas con ellas. Por eso, mi labor se centra en escuchar, porque así puedo devolver a las personas una especie de síntesis sobre la esencia de lo que está sintiendo. Muchas veces, ese reflejo hace que se produzca una clarificación interna, siempre que se atienda a una reflexión esencial sobre los sentimientos, lejos de los pensamientos u opiniones, porque lo importante es cómo vive uno las cosas al margen de lo que significan para los demás. Esto genera a la larga una clarificación interior que, muchas veces, lleva a un movimiento terapéutico para mucha gente.

¿Cree que el manejo de las emociones debe abordarse también desde las aulas?

Esta es otra conclusión fundamental de nuestro estudio: hay que introducir la educación emocional en la escuela, de manera que no sólo se instruya en las materias del currículum sino que, desde la infancia, aprendamos a estar en contacto con las emociones. De esta manera, aprendemos a extraer sus significados y a aceptar también las emociones de los demás, que es lo que hace que la convivencia sea posible frente al conjunto de atrocidades al que estamos tristemente acostumbrados.

¿Quiénes han sido los referentes que han inspirado su trabajo en el plano de la psicología?

La psicología es un campo muy amplio pero, en ambos libros, me baso en una vertiente muy importante, que es la psicología humanista. Esta coloca en el centro de su estudio al ser humano en su conjunto, como un sujeto completo, sin dirigirse únicamente al subconsciente y sus estímulos, o a otro tipo de cuestiones asociadas al comportamiento. En definitiva, el ser humano en su totalidad. En el campo de la psicología, entre mis referentes destaco fundamentalmente a dos, que son Carl Rogers y Eugene T. Gendlin, que son en quienes baso principalmente mi aportación, porque fueron quienes revolucionaron la psicoterapia para conducirla a una reflexión desde la totalidad. En cuanto a la filosofía, me he basado sobre todo en los existencialistas y también en un psiquiatra que fue un gran tipo, que es Karl Jaspers, impulsor del existencialismo, que es una de la bases en que se cimienta mi reflexión sobre las emociones.

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