En el bagaje artístico de Félix Sabroso, director y guionista de cine, televisión y teatro, se embarcan este año, casi al unísono, su estreno literario con la novela En la piscina vacía (Penguin Random House) y su debut en la dirección en solitario con El tiempo de los monstruos. Dos aventuras creativas y de estilo libre que, desde sus distintas parcelas, se dan la mano en sus fantasmas y obsesiones y que, además, encierran un homenaje a la que fuera la otra mitad de uno de los tándems cinematográficos más queridos del país, la desaparecida Dunia Ayaso, quien falleció en febrero de 2014.
En torno a estas novedades y retos creativos giró ayer el encuentro que protagonizaron el cineasta grancanario y el periodista, experto cinematográfico y colaborador de este diario, Luis Roca, en el Club LA PROVINCIA. El acto se desarrolló en formato de entrevista abierta con la participación del público, entre el que se encontraban múltiples amigos y familiares de Sabroso y Ayaso. "Durante los últimos años con Dunia, el saber no sabido o el sentir cosas que me podrían suceder y que tendría que cambiar me condujeron a un estado y, desde ese lugar, escribí ese libro que es En la piscina vacía y rodé esa película que es El tiempo de los monstruos", revela el cineasta.
Sabroso aprovechó la ocasión para anunciar en primicia que la cinta ya cuenta oficialmente con distribución de la mano del audiovisual Avalon, por lo que se prevé su llegada a las salas nacionales en 2016. "Ha sido un proceso muy complicado porque es una película muy libre", confiesa. Por su parte, En la piscina vacía colma las librerías españolas desde el pasado septiembre y quedaría fijado a medio plazo un posible proyecto de adaptación cinematográfica en el extranjero, según avanzó también.
"Esta novela nace en un momento en que resulta muy complicado levantar una película", revela Sabroso. "El cuerpo me pedía más guerra y, por eso, me arriesgué en otros ámbitos como la literatura y el teatro, pero siempre desde esa misma vocación de crear ficción, de contar historias". Bajo este prisma, urdió en nueve meses un viaje vertiginoso con tintes de thriller psicológico a través de un álter ego, Víctor, que "bordea piscinas vacías".
"Me enfrenté a la novela como una especie de exabrupto, era algo que necesitaba contar y la fui estructurando desde mi experiencia como guionista, utilizando recursos que empleo en el cine, hasta el extremo de que parece una novela secuenciada en vez de capitulada, aunque, paradójicamente, mucha gente que la ha leído me dice que tiene una vocación muy literaria", explica Sabroso. Precisamente, el autor confiesa en este sentido que "En la piscina vacía y El tiempo de los monstruos se dan la mano; ambas reflexionan sobre el proceso creativo y, de hecho, hay fragmentos de la películas que forman parte del libro". "Eso sí, no es una novela biográfica; yo he visto el desastre, pero me he quedado en la puerta", apunta. "Cuando escribes, fantaseas y elaboras hipérboles sobre lo que eres capaz de ver y, por eso, yo traduzco ese posible estado de locura en mi personaje", continúa, "pero intento que mi obra no se parezca a mí mismo todo el rato; intento mirar a mi entorno, a lo humano, y he encontrado grandes fuentes de inspiración en las circunstancias que me rodean".
Este es el mismo hilo con el que cosió el guión de El tiempo de los monstruos, que escribió a contrarreloj para que Dunia Ayaso lo filmase, al igual que para el resto de sus seis largometrajes conjuntos, donde él firma los diálogos y ella inmortaliza las secuencias. Ahora, Sabroso continúa escribiendo su propia filmografía y culmina esta "comedia negra" también desde la dirección, como homenaje a la impronta de Ayaso. "El tiempo de los monstruos reflexiona sobre la manera de hacer cine, sobre la pasión que nutre la realidad del que escribe y cómo utiliza la realidad para hacer ficción; una pasión que compartí siempre con ella y, por eso, esta película que escribí para que fuese filmada por Dunia es una película que respira a Dunia", declara.
La película cuenta además con un reparto estelar encabezado por Javier Cámara, Candela Peña, Carmen Machi, Antonia San Juan y Pilar Castro, quienes han frecuentado en otras ocasiones los trabajos del tándem Sabroso - Ayaso. "Un grupo de actores que nos ha apoyado siempre y que han hecho posibles muchos sueños", afirma Sabroso. "Ir acompañados de ese cásting siempre nos favoreció mucho, aunque también cuando yo escribo pienso mucho en actores como Javier Cámara o Candela Peña", revela. "Ellos son cercanos a mi forma de sentir ese entusiasmo casi infantil ante lo que hago porque, en ese sentido, el actor es como un niño grande que juega a multiplicarse a través de muchas formas de ser, y yo me siento muy identificado con eso".
Trayectoria
"Confieso que mi carrera es irregular porque he hecho lo que me ha dado la gana", afirma Sabroso. "Empecé con comedias que funcionaron muy bien comercialmente y, desde entonces, he ido girando en función de lo que me pedían el bolsillo y el cuerpo; me he arruinado económicamente muchas veces y, sobre todo, lo he pasado muy bien".
El dueto cinematográfico Sabroso-Ayaso firmó seis largometrajes (él, la letra; ella, la dirección), que comenzó en Fea (1994) y culminó con La isla interior (2009). "Hicimos juntos desde las comedias más alocadas hasta dramas realistas, donde siempre buscamos contar algo, y no proyectar un espejo de nosotros mismos", señala. Entre tanto, combinaba teatro y televisión en los tiempos de espera entre película y película. "Creo que he sido un amante infiel con el teatro y, por eso, decidí implicarme de una manera más profunda", afirma. Así surgió el proyecto El amor está en el aire, escrito para Bibiana Fernández y Manuel Bandera, y que se estrena el próximo enero en el Teatro Infanta Isabel en Madrid. Y entre todos estos desafíos creativos, dos grandes motores: "Me mueven siempre la escritura como acto de libertad y el gran cariño de los actores", concluye.
