Su nuevo disco, 'Dalma', abraza un sonido más anglosajón tras frecuentar el cancionero italiano en anteriores registros. ¿Por qué ese cambio?
Después de esos Vía Dalma retomamos el camino de discos con temas inéditos. Uno siempre tiene inquietudes de músico y para esta grabación me apetecía buscar algo nuevo, partir de una base de temas más optimistas, un espíritu más positivo. Cuando voy recibiendo la canciones de Pablo Cebrián y Conchita, me gusta ese sonido y ese concepto de arreglo. Es lo que me hace decidir elegirlo como productor. Mi personalidad está muy clara, pero siempre quieres ofrecer algo nuevo, en este caso nuevos registros en la voz, que me apetecía plasmar. Estaba acostumbrado a trabajar con un productor italiano, y también quería volver a grabar en España después de once años.
Usted se puede permitir el lujo de escoger el tipo de discos que quiere hacer, y encima venden bien. Como decía un célebre anuncio al que puso voz, "tu vida cambió, sabes escoger".
No crea que es tan así. Lo que tengo claro es que no quiero perder nunca esa ilusión y esa inquietud de resetearme y ofrecer algo nuevo a la gente. No perder el espíritu camaleónico, que la gente esté a la expectativa de a ver con qué puedo sorprender. Creo que eso no se puede perder.
Ha logrado cimentar una carrera de éxito basándose en experiencias que suelen sepultar las de otros cantantes, como la participación en Eurovisión o el trabajo publicitario. ¿Cómo lo hace?
A priori, el Festival de Eurovisión ha sido una losa. En mi caso, tengo que reconocer que tenía más que ganar. Era muy al principio de mi carrera y me dio la oportunidad de llegar a un público que no tenía previsto, un público más adulto. Afortunadamente, tuvo mucha repercusión en mi carrera. A día de hoy, hablar de Bailar pegados es hablar de un clásico. Y en los tiempos que corren, en la música no es fácil convertirse en un clásico.
¿No teme precisamente que 'Bailar pegados' se acabe convirtiendo para Sergio Dalma en lo que 'Mi carro' fue para Manolo Escobar?
No, al final hablamos también de Galilea, de Esa chica es mía... canciones que no han faltado a lo largo de todos estos años. Pero Bailar pegados pues ha tenido una magia. En España, en Argentina, sigue siendo una canción muy vigente. Las nuevas generaciones la han revivido, han tenido el legado de sus padres y de sus hermanos y también la han descubierto.
¿Se ve usted sobre los escenarios con una carrera tan longeva como las de Raphael o Julio Iglesias?
No. Sinceramente no. Mi intención es en diez años replantearme mi carrera, primero porque este ritmo es imposible llevarlo. Pero de momento, mientras tenga la ilusión y las ganas de seguir haciendo los conciertos como los hago, seguiré. En el caso de Raphael o Julio Iglesias, estamos hablando de iconos, de gente irrepetible. Pero en mi caso, no me gustaría acabar muy mayor en los escenarios. Llevo 26 años de carrera. En diez más veremos cómo me replanteo mi vida, si hago menos conciertos, menos discos y a ver cómo estamos de ganas de emprender nuevos retos. Pero me veo en la música, después de tantos años me doy cuenta de que aquella vocación que empezó muy prematura escondía una clara intención de dedicarme a eso. Y ha valido la pena, es mi vida.
¿Con qué formato actuará en Gran Canaria el próximo día 13?
Vengo con una banda de seis músicos, llevamos ya un tiempo juntos, pero ofreceremos un espectáculo diferente. La gene que paga una entrada quiere ver cosas nuevas. Es como si fueran cuatro miniconciertos en uno. Un espectáculo de dos horas con un primer bloque con ocho canciones del nuevo disco. En un segundo bloque haré un repaso por las canciones italianas. En la tercera parte habrá un momento acústico para buscar esa proximidad, esa cercanía e intimidad con el público, recuperaremos algunas canciones y le daremos la vuelta. En la cuarta parte estarán los temas rítmicos, para que a gente se ponga a bailar.
