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Martínez: "Asociamos la ansiedad a la mujer y las adicciones a los hombres"

La antropóloga expone la necesidad de abordar los trastornos por las adicciones sin sustancia desde una perspectiva de género

La antropóloga Patricia Martínez, ayer, en la ULPGC. QUIQUE CURBELO

"El hombre es siempre la pauta de referencia. Los tratamientos no están adaptados a los problemas que tienen que ver con el género". Así lo afirma Patricia Martínez, educadora social, antropóloga y Máster en estudios interdisciplinares de género, que protagonizó ayer una de las ponencias de las I Jornadas de Adicciones sin sustancia, organizadas por la Fundación Canaria Yrichen en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

La especialista expuso la necesidad de abordar el trastorno de las denominadas "adicciones sin sustancia", esto es, la utilización patológica de las nuevas tecnologías, desde una perspectiva de género. "El machismo es un principio de organización social", apunta. "El género actúa como fuerza de exclusión de las mujeres y de todo lo asimilado a lo femenino, así que o empezamos a visibilizar estos aspectos, o permaneceremos subordinadas". Esta desigualdad se manifiesta, según Martínez, en la aproximación y abordaje de los distintos trastornos y patologías, asociadas, en este caso, al juego.

"La perspectiva de género ofrece todo un cuerpo teórico para poder examinar la drogodependencia y las ludopatías a partir de las diferencias de género", afirma, toda vez que insta a reflexionar sobre "cómo concebimos las adicciones". "Por lo general, asociamos la ansiedad a la mujer y las adicciones a los hombres, porque las bases de nuestra socialización sigue siendo la dicotomía hombre-mujer". "El sistema de relaciones influye en las distintas patologías que, en el caso de las mujeres, permanecen invisibilizadas y que, por lo general, llevamos en secreto, como una doble penalización".

En este sentido, Martínez destaca una serie de cuestiones que deben ser atendidas e incorporadas a los programas y tratamientos, como son "las dificultades en el acceso al mercado laboral, la sexualidad y la relación con el cuerpo, la violencia de género o el abordaje de consumos invisibilizados". "Al final, se da una medicalización en el cuerpo de la mujer porque no se aplica un enfoque real que tenga en cuenta la violencia del sistema de género", apunta.

"Acudimos a los centros especializados bajo la socialización de hombre y mujer", concluye. "Para abordar con eficacia las adicciones sin sustancia, hay que dotarse de indicadores de perspectiva de género y de protocolos de detección para la derivación y colaboración con los centros especializados".

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