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Entrevista a Julio Iglesias

"Lo excepcional es cantar con 72 años, si no pudiera continuar me muero"

"Hoy soy mil veces mejor cantante que hace 30 o 40 años, no tiene ni punto de comparación", asegura el intérprete

Imagen reciente de Julio Iglesias. LP / DLP

No me vendrá ahora con que la vida sigue igual. Muy igual no parece que estén precisamente las cosas en estos tiempos revueltos.

Habré estado 50 veces en mi vida en Gran Canaria. No sé si la vida sigue igual, pero nosotros vamos cambiando un poco. Por una parte sí, unos que nacen y otros que mueren, unos que ríen y otros que lloran, unos que tienen problemas y otros que no. Eso seguirá siempre igual, aunque la cosa sea más contemporánea y estemos más comunicados. Yo me he hecho mayor, que no viejo. Uno se hace mayor cuando el corazón y la cabeza empiezan a juntarse. Cuando la cabeza está bien regida y el corazón aún late a 70 pulsaciones, aunque tenga que tomar un par de pastillitas, significa que estoy vivísimo. El privilegio de mi vida es que a los 72 años sigo cantando, es una maravilla. Vengo de cantar de Varsovia a Dubai y ahora voy a Canarias, que tengo unas ganas grandísimas, y después a Nueva Zelanda.

¿Canta Julio Iglesias ahora mejor que hace 30 ó 40 años?

Sí. ¿Crees que cuando yo cantaba Manuela o La vida sigue igual podría haber compartido disco o escenario con Plácido Domingo, Frank Sinatra o Stevie Wonder? Yo he aprendido a ser músico, igual que aprendí a andar otra vez o a mirar la vida de otra manera tras tener un accidente casi mortal. Soy un aprendiz de todo. Hoy soy mil veces mejor cantante que entonces, no tiene comparación. Si yo cantara como hace 30, 35 o 40 años, no estaría cantando en Canarias.

Usted ha atravesado sin despeinarse los muchos cambios de modas de las últimas décadas. Ni el rock, ni la movida, ni otras muchas bogas parecen haber hecho mella en su estilo romántico.

Yo vivo desde hace 40 años en EEUU y canto desde Finlandia a China. Puedo perder actualidad en mi propio país, pero en China puedo meter 40.000 personas diarias en los conciertos. Yo he sido rockero toda mi vida. Un rockero es una persona de roca y por supuesto que puede cantar baladas. Entiendo que los que se dicen rockeros lo son más en el aspecto físico, en cómo se manejan y se mueven en el escenario. Pero Elvis Presley era un romántico que cantaba Love me tender. Los rockeros también pueden ser la gente de roca, la gente fuerte. En ese sentido Aznavour es un rockero de la hostia, cantando con 92 años. Eso es la roca. Ése se ríe de los rockeros más jóvenes.

Willie Nelson, Stevie Wonder, Diana Ross, Sinatra, Dolly Parton... ¿Quién le ha impresiona-do más?

Imagina a Sinatra, muerto desde hace diez años, a Michael Jackson y a Elvis Presley, que hoy dan más dinero que antes. Estoy pensando decirle a mi mujer que, para cuando me muera, me vaya devolviendo lo que genere, que lo meta en la tumba. Es muy difícil decidir. Cantar con Willie es una experiencia, cantar con Stevie es otra experiencia, con Sinatra es una maestría. Cuando me puse los auriculares para interpretar con él The summer wind en el disco Duets, me daba vergüenza cantar. Durante diez años tuve el mismo manager que él. Me lo dejó porque me quería muchísimo, y eso que era muy difícil que compartiera algo. Canté muchas veces con él.

Usted ha puesto voz al trabajo de importantes compositores, como Albert Hammond o Manuel Alejandro. ¿Qué cancionero siente más cercano?

Desde La vida sigue igual, los primeros veinte años de mi vida como cantante los he escrito yo. Después me di cuenta de que había canciones que eran mejores que las mías. Entonces empecé e descubrir e Manuel Alejandro, a Albert Hammond, que es un genio. En este último año he cantado a los mexicanos, a José Alfredo Jiménez, que para mí es el más grande compositor en español de los últimos cien años. Un genio, cómprate un disco de él, escúchalo y cántaselo a tu novia.

Cuando su hijo Enrique surgió al éxito, ¿no sintió la freudiana tentación de competir con él y batirlo?

La más grande competencia de los artistas que llegamos a mayores somos nosotros mismos, porque tenemos que esforzarnos tanto. Mi hijo es un campeón, mi hijo es la hostia. Normalmente los hijos de los tenistas, como los de los cantantes, no son mejores que sus padres. El caso de mi hijo Enrique es una excepción. Yo creo que a él sí le gusta competir con su papá. Lógico, porque su papá vendió muchos discos y va a cumplir los 73 años. Es un campeón, y seguramente va a cantar hasta los 73 años, que es la más grande competencia que yo podría tener. El mayor privilegio es cuando, en el mundo de la música, nos dejan cantar hasta el final.

Hubo una época en la que se le acumularon las demandas de paternidad a Julio Iglesias. ¿Lo desestabilizó eso?

Sacan esos memes maravillosos de "y lo sabes", son para que la gente se ría. La verdad de mi vida, y voy a ser inmodesto, es que más de un matrimonio habrá hecho el amor y habrá tenido un hijo con una canción mía. A veces las leyendas son mucho más grandes que la realidad. Aun así, esas son leyendas pequeñitas. No me han desestabilizado porque yo soy mucho más fuerte que eso. Lo que me interesa en la vida es que, cuando estoy sobre un escenario, la gente salga feliz.

Usted es un enamorado de las grandes canciones. Recuerdo sus grandes halagos a 'Vincent' de Don McLean, que llegó a grabar. ¿Se le está quedado algún gran tema en el tintero?

Just the way you are, de Billy Joel. Hay tantas maravillosas canciones. Vincent es una canción tan descriptiva de la vida de Van Gogh, la obra maestra de Don McLean. Me lo he encontrado muchas veces y siempre me dice "que bien, Julio, que cantaste mi canción de esa forma muy sencilla". Él es muy folk y ha escrito canciones bellísimas. Vincent es una obra de arte.

¿Tiene algún proyecto discográfico a la vista?

Preparo un disco de duetos con artistas que amo, como Joaquín Sabina, Pablo Alborán o Andrés Calamaro, con artistas muy interesantes. Cuando la gente lo escuche, le va a encantar. Es bonito juntar las voces, porque son como matrimonios que se quedan para toda la vida. Y más con unas tan diferentes como la de Joaquín Sabina y la mía. Es un dueto mágico en el que, claro, el pijo soy yo. Alborán canta como los ángeles. Me gusta mucho la idea de cantar con esas gentes maravillosas.

Desde hace treinta años, Bob Dylan llama a su gira 'el tour de nunca acabar'. ¿Se ve usted también a estas alturas como un juglar moderno?

En Sao Paulo, en uno de esos ascensores acristalados en los que se va viendo como sube y baja la gente, entro y me encuentro a Bob Dylan, que estaba ya dentro. Me l o encuentro de frente y me dice "¿por qué no haces un álbum con mis canciones?" Él es un señor con mucho dinero. Si a estas alturas sigue cantando es porque si no lo hace se muere. Yo no tengo tanto dinero, pero también me veo así, si no canto me muero. Cómo sería la vida, después de 50 años de carrera, sin cantar. Es que no tiene salsa, no tiene ningún ingrediente. Sí, darle un beso a mi mujer, ver como crecen mis hijos, pero esos son cosas normales. Lo excepcional es que me dejen cantar a los 72 años.

Se ha desvelado que recibió un encargo de José Bono para suavizar las relaciones de España con Estados Unidos en la época de Zapatero. ¿Ha protagonizado más misiones de este tipo?

Sí, lo he hecho muchas veces. Por ejemplo, si tengo la oportunidad de alojar a dignatarios en mi casa del Caribe, pues la conversación sobre España es absolutamente positiva. ¡ Qué voy a contar, si mi país es la hostia! No hace falta que me encarguen misiones como esa, yo soy embajador plenipotenciario del Estado español.

¿Cómo ve, desde fuera, lo que está ocurriendo en la política española?

Tiene cierta lógica. La gente se cansa, los seres humanos tenemos límites. De repente hay una gente joven que tiene la oportunidad de exponer las carencias que puedan tener para ellos los gobiernos de los últimos años, y hacen dos partidos. Están los socialistas y está el PP, que son los dos partidos clásicos, y de repente surgen ríos nuevos con un caudal muy fuerte. Lo que hace eso es que mejore el socialismo y el Partido Popular, es un clásico. Si estás jugando contra un equipo que juega de puta madre, pues lo tendrás que hacer de puta madre tú también si quieres ganar.

¿Qué le parece Donald Trump?

No puedo hablar mucho, no vaya a ser que llegue a Estados Unidos, pero Trump es un poco gilipollas. Lo que pasa en la vida es que la gente va aprendido su discurso. No puedes exigir a un chaval -y en este caso Trump, aunque sea un viejo, es un chaval que empieza en la política fuerte-, no puedes exigirle la sabiduría del que ya está en la política activa. El señor Trump empezó diciendo muchas estupideces y sigue diciendo muchas estupideces aunque en alguna ya es más coherente. Tiene detrás un partido fuerte, que es el Republicano, y en contra tiene a una gran amiga mía, a la que quiero muchísimo, que es Hillary Clinton. Trump tendrá quien lo siga, quien tenga su misma manera de pensar. Es un partido populista, que dice cosas que a la gente le gusta escuchar, que si EE UU ya no gana guerras, que si no tiene infraestructuras fuertes... Pero imagino que la gente será más coherente y la señora Clinton tendrá una oportunidad mayor.

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