Libros, estuche, libreta y el tentempié de media mañana que no puede faltar. La mochila del colegio va cargada cada día. Pesa tanto que muchos se decantan por dejar la mayoría del material en clase.
Hay cosas que nunca pueden faltar, como los lápices y bolígrafos (y algunos colores en el caso de los más pequeños). También se lleva, como mínimo, una libreta y, si no se dejan en el colegio, los libros que se necesitarán en función de las asignaturas que toquen ese día.
Antes de acabar el curso alumnos y padres conocen a la perfección que necesitarán traer a clase el curso que comenzará en septiembre. La maleta va cargada de cosas, algo que depende de las edades de los estudiantes. No es lo mismo los libros que se cargan estando en sexto que los de un escolar que acaba de empezar a estudiar en su primer año.
Lo que no se debe llevar es, según los expertos, son sus propios juguetes. En la mayoría de los colegios están prohibidos aunque en realidad muchos son permisivos. Llevarlo implica que el niño, sobre todo los primeros días, se sienta más seguro con él y que la separación de sus padres será más llevadera.
La idea, sin embargo, es que aprendan a compartir y lo habitual es hacerlo con los juguetes que hay en el centro. Los teléfonos móviles, en edades más avanzadas, están por norma regulados en los colegios.
La mayoría tiene normas específicas sobre su uso antes incluso que la prohibición. Si no es una necesidad también se recomienda que los menores no lleven dinero al colegio aunque en algunos donde hay cafetería es algo prácticamente imposible de controlar. Llevar la merienda de casa es una forma de control y de ahorro.
Según los expertos lo recomendable es que los niños no carguen su mochila con más del 10% de su peso y, para que no haya molestias ni a corto ni a largo plazo, deben llevarla correctamente. Es por eso que se debe elegir una maleta proporcional al tamaño del alumno y que las asas estén bien sujetas a la espalda.
