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Entrevista a José Luis Correa

"Ésta es una novela sobre el miedo, la muerte, lo que es importante en la vida"

"El hecho de pegarle un tiro en la primera página al protagonista da pie a reflexionar", cuenta el escritor y profesor universitario

El escritor grancanario José Luis Correa. SABRINA CEBALLOS

El detective Ricardo Blanco vue lve a estar en activo en la novena entrega de la saga, si bien las circunstancias ahora son otras bien distintas.

El detective ha madurado y ha envejecido, si quieres, se ha hecho mayor conmigo. Cuando empezó tenía casi los 40 años y lleva casi 20 conmigo. El hombre ha ido evolucionando y cogiendo su peso físico, emocional y sentimental y de muchas más cosas, y los problemas y situaciones a las que se enfrente cada vez son distintos. En el fondo, últimamente son novelas más de reflexión. Creo que más que una novela negra o policiaca al uso, son novelas que plantean reflexiones sobre los temas que a mí me preocupan o interesan, las preguntas que me hago, las situaciones que ves, es decir, en cierto modo la literatura no es otra cosa que un reflejo de la vida. Y siempre digo que cada novela obedece a una serie de preguntas que te vas haciendo, y el personaje llega a una edad, le pegan un tiro, y empieza a pensar en un montón de cosas, que tienen que ver más con las cuestiones del ser humano que con el trabajo de detective privado.

En entregas anteriores, el protagonista se ha enfrentado a situaciones digamos domésticas, como quiebros en el entorno familiar o sentimental, que también y en otro contexto provocaron un cambio en la escala de valores del personaje.

Claro, ese concepto de reflexionar sobre la vida que es, como decía, lo que corresponde a la literatura. En los últimos años me he dedicado sobre todo a eso. Aparece un muerto, hay una investigación, aparece Ricardo analizando todo, pero está pensando en un montón de cosas que tienen que ver con miles de circunstancias. En la última Mientras seamos jóvenes (Alba, 2015) tenía que ver con el maltrato y la violencia de género, y ésta es sobre el miedo, la muerte, diría yo sobre lo importante en la vida. La reflexión que él se hace, las prioridades que uno tiene cuando llega cierta edad, lo que es importante en la vida: la familia, los amigos... qué es lo qué te llevas. Estás preocupado por cosas que no tienen mucho sentido, y luego hay otras que sí lo tienen. Ricardo Blanco le ve los dientes a la muerte rápidamente y a partir de eso empieza a replantearse: ¿qué pasaría si me llego a morir, qué hago?

Le da a probar lo que ha sido una constante en su devenir literario. Podría haber previsto alguna dolencia de salud fruto de la edad o una enfermedad sobrevenida, pero ha elegido un ataque con tiros en su propia casa.

Sabes lo que pasa, que en cierto modo una pregunta que te hacen mucho es: "¿Oye, cuándo vas a matar a Ricardo Blanco?", "¿Cuándo te vas a dedicar a otra cosa?" El hecho de pegarle un tiro en la primera página da pie a reflexionar, porque yo tampoco soy de los que tienen la novela trazada desde el principio, se va formando a lo largo del tiempo, y entonces al final es una opción, una idea. ¿Seré capaz de matarlo? A la vez que el personaje va evolucionando en la novela, yo también voy pensando en ella.

El arranque del libro no da respiro al lector y en las primeras cuatro líneas se asiste a un tiroteo cuyo blanco es el detective.

Efectivamente entramos directamente al meollo. A partir de ahí el hombre entra en una convalecencia y empieza a pensar y a darle vueltas al pasado. Sobre todo, quién le quiere pegar un tiro.

En las novelas de la saga se ha ganado unos cuantos enemigos.

Por eso se pregunta ¿quién puede haber sido? ¿En qué momento de mi vida hice tanto para que alguien me quiera muerto? Empieza a analizar, va indagando, entran otros elementos en juego como una esquela en el periódico que a partir de ahí tira hacia adelante.

¿Estamos ante el epitafio de Ricardo Blanco o le queda vida por delante al detective?

No lo sé. ¿Sabes qué pasa? Siempre digo lo mismo y es una cuestión más práctica que filosófica. Quiero decir que tengo una editorial que es Alba y que está encantada con este personaje y con estas novelas, que no quiere que se acabe. Y luego tengo otras que nadie quiere. Tú le preguntas a los escritores y todos siempre tienen dos, tres, media docena de novelas, antes los manuscritos en el cajón y ahora los archivos en el ordenador. Es de las cosas más tristes y frustrantes, tener una novela ahí que escribí hace seis años, que nadie quiso. Si se te ocurra meterle mano acabas cambiándola del todo, y lo que te parecía entonces una buena novela empiezas a verle defectos. Como decía Borges, uno publica para dejar de corregir, y no hay nada más doloroso que esto. Al final he llegado a una especie de acuerdo con la editorial por el cual pongo a Ricardo Blanco al frente de una investigación ante cierto enigma y con un debate sobre el crimen y todo eso, pero en el fondo escribo lo que me da la gana, cada novela trae un tema distinto. Imagínate que cojo otro personaje al que le ocurren cosas distintas y reflexiona sobre cosas diferentes, y lo que hago es que todas mis emociones las condenso en Ricardo Blanco, y cada vez en más difícil separarme de él.

¿Cuál será su destino? ¿Una residencia para mayores?

No [risas]. Estoy trabajando en otra novela en la que analizo el temas de las desapariciones. Y esto lo exploro en la próxima. Pero hay otro asunto al que estoy dándole vueltas que es algo que le ocurre a Ricardo en muchos momentos, la sensación de que este mundo ya no es el que conocemos, este mundo virtual, que ha aparecido en algunos retazos en las novelas, pero tarde o temprano alguna novela tendrá que ir por ahí.

Sería interesante, teniendo en cuenta que es un personaje de corazón y cabeza analógica, de otra generación.

Es lo que nos pasa y lo que me ocurre a mí. Por mucho que uno domine los buscadores o las redes sociales, son instrumentos que manejas de vez en cuando. Y como padre, lo veo en mi hijo y en los alumnos en la Universidad. Todo esto me genera una cierta confusión y el mundo que nos toca vivir, a ellos y a nosotros.

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