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Familia

Vacaciones: reconciliación o ruptura

Las parejas suelen hacen balance sobre la salud de su convivencia en los meses de verano

Vacaciones: reconciliación o ruptura

Era julio. Acababan de regresar de Ámsterdam. Pasaron allí una semana en la que ni siquiera tuvieron muchas discusiones. Ni peleas, ni romanticismo. Ya en casa, ella tuvo el valor de pronunciar esa frase que casi siempre teme uno oír de su pareja: "tenemos que hablar". Así comenzó Lidia a explicar su decisión a la persona con la que había compartida cuatro años de su vida. Si Pablo, en vez de convencerla para ir al sur a disfrutar de sus últimos días de vacaciones en compañía de su padre, se le hubiese ocurrido otro plan más íntimo, puede que esa relación no se hubiese terminado.

Se equivocó al tratar de solucionar su crisis de pareja con "la maleta". Con este calificativo, la psicoterapeuta Gracias Andaluz describe uno de los principales detonantes por el que una relación llega a la ruptura: los lazos con la familia de origen. "Cuando una persona comienza una relación lleva consigo toda su carga familiar", explica la directa de la Escuela Canaria de Psicoterapia (Gestalt). En Canarias, según su percepción, está carga está más presente que en el resto del País debido a que la figura matriarcal parece seguir presente en la sociedad del Archipiélago.

La familia cercana es uno de los factores que interviene en la cotidianidad de la convivencia de una pareja, que también influye en su ritmo evolutivo. Si los interesados consiguen llegar al "nivel de madurez" que se necesita para saber diferenciar las necesidades y atenciones que requieran sus allegados, ya han avanzado en el camino de la cordialidad, pero si madres y padres y demás íntimos viven la relación con ellos de una forma nada saludable, la temida crisis emocional tarde o temprano surgirá, independientemente de que la pareja esté de vacaciones o no.

Así que las anuales semanas de ocio y descanso no son el detonante de una ruptura. La calidad de la convivencia anterior es la causante de que llegue el punto y final de la relación. "Cuando está trabajando vives con un orden, unas rutinas, obligaciones y justificación para lo que estás haciendo, pero cuando llegan las vacaciones se produce un movimiento y te encuentras en otro escenario. En ese momento, si existe una insatisfacción profunda de antes, las vacaciones pueden ser el momento en el que se vea más claramente. Pero los días de descanso no son el problema". Con estas palabras Graciela Andaluz desmitifica el mito de que las vacaciones son las causantes de muchas rupturas. Una opinión con la que coincide el psicólogo clínico del Hospital Universitario de Gran Canaria, Jorge de Vega, especializado en terapia familiar. "Las vacaciones son especiales, aumenta el período de convivencia que puede ayudar a resolver conflictos en un ambiente más relajado o que presenta el problema de forma mucho más abierta. Puede que el riesgo de ruptura sea mayor, pero no depende de las vacaciones". También el psicólogo coincide en que la peculiaridad de las parejas canarias reside en la presencia de la madre: "es muy fuerte. Aquí tenemos más familias verticales y su peso puede hacer romper a una pareja. Es una cuestión de independencia".

Ambos especialistas con diferentes términos localizan a la perfección el principal escollo que experimentan las parejas sentimentales. "Antes, la educación implicaba renuncia y sacrificio, sobre todo en las mujeres, y ahora tenemos un bajísimo nivel de tolerancia a la frustración", argumenta Jorge de Vega. Para Graciela Andaluz esto se traduce en "reproches", desequilibrios de papeles asumidos e "insatisfacción profunda". Estas sensaciones son las que encuentra en la mayoría de sus pacientes. "Continuamente el uno está esperando algo del otro. Las vacaciones serían el momento idóneo para librarse de esa carga, pero se la llevan consigo". La transportan con la toalla y bronceador vestida de frases como "yo no siento, yo te pido, o el "porque tú?". Esta última expresión es calificada por la terapeuta como "mortal" para la pareja.

Comunicar o no

Según ambos expertos, la comunicación es fundamental, aunque también debe dosificarse porque su exceso u omisión es "clave en la continuidad de una relación sentimental", apunta Jorge de Vega. En la mayoría de los casos, las mujeres son las que exigen exceso de información, que termina en "reproche", mientras que el hombre "ni quiere escuchar, ni quiere conflictos". "Este comportamiento termina cargándose el erotismo", expresa Graciela Andaluz.

Por otro lado, independientemente de si son parejas heterosexuales u homosexuales, en todas se asumen papeles, en los que a veces existe un desequilibrio de roles y de poder. Otra señal de que algo no va bien porque según Andaluz "la pareja siempre tiene que estar en tablas". Finalmente, el dinero también marca la pauta de un punto y final o un "y comieron perdices". "El dinero determina de forma clara si una pareja se separa o no, así como la independencia económica individual".

Según las detalladas estadísticas que aporta el Tribunal Superior de Justicia, en el primer trimestre de 2017 ya se han producido 3.135 rupturas oficiales en el Archipiélago canario. En 2015 este dato ascendió a 5.162. Habrá que esperar al 31 de diciembre para saber si durante este verano se formalizan 2.000 exparejas legales más.

Siete años después de su ruptura con Pablo, Lidia planeó una semana de descanso con su compañero de ese momento. A los tres días de sol y campo, él le pidió irse a terminar las vacaciones con su familia. Esta fue la segunda ruptura de Lidia. Que las dos se sucediesen en la misma época será fruto de la coincidencia, pero lo cierto es que ahora disfruta de sus vacaciones soltera. En su momento no decidió ir a terapia de pareja, el consejo que dan ambos especialistas, Graciela Andaluz y Jorge de Vega, antes de dar el paso de romper y para siempre.

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