La Provincia - Diario de Las Palmas

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Entrevista a Yazmina Herrera

"Suelo utilizar clichés en mis novelas, pero les doy una vuelta de tuerca"

"Mi primera novela surgió porque quería crear a mi cuñado perfecto para mi hermana", asegura la novelista

Yazmina Herrera con un ejemplar de su obra. SANTI BLANCO

De las ciencias empresariales y el máster en banca y finanzas, a la novela romántica. Curiosa mutación?

Realmente soy una chica de ciencias puras. Toda la vida he huido de las letras. Mis asignaturas favoritas en mi época estudiantil eran química y matemáticas. Lo gracioso es que de un tiempo a esta parte me ha dado por escribir. Antes era una simple lectora. Todo comenzó por mi hermana, que estaba pasando un momento sentimental complicado y quise crear a mi cuñado perfecto y así surgió mi primera novela. Cuando la terminé de escribir mi hermana me pidió que la intentara publicar. Ahora mismo ella es mi mejor lectora y la que más me apoya. Una vez que me he posicionado en el terreno del escritor he visto que no puedo dejar de escribir, es como una droga y me está ahorrando años de psicólogo porque el poder desconectar de la rutina y actuar de forma diferente, meterte en la piel de tus personajes, hace que tus problemas no parezcan tan grandes.

¿Cómo era su vida cuando decidió pasarse a la literatura?

Era una simple trabajadora a la que le gustaba leer novela romántica. Decidí, como ya expliqué, empezar a escribir para ayudar a mi hermana a que se sintiera mejor consigo misma y se olvidara de sus problemas.

Primero publicó con su nombre tres novelas juveniles y se inició después, bajo seudónimo, en la narrativa romántico/erótica. Otra llamativa mutación.

Mis dos primeras novelas se publicaron con mi nombre real, Yazmina Herrera: Cuestión de Esperanza de 2012, romántica juvenil, y su segunda parte de 2013, Sin ti no. Una tercera novela de 2017 también figura con mi nombre real. Pero es en 2016 cuando firmo bajo seudónimo, Ani M. Zay (Yazmina al revés), porque publico mi primera novela erótica, La Comunidad, y no quería confundir al lector con el contenido del producto que iba a adquirir de mí.

¿Entonces, eran sus relatos de tono muy subido?

Realmente no. Intento insinuar más que describir, que el lector se envuelva en la magia de lo que se dice y no se dice al mismo tiempo, que también su imaginación vuele.

¿De qué va El amor no se etiqueta , título fechado en 2018 que ahora va a presentar?

Es un thriller romántico. Se trata de una novela en que utilizo dos líneas temporales para crear una trama de misterio al mismo tiempo que presento la historia de amor entre los protagonistas. Lo que realmente busco con esta novela es crear algo nuevo de lo que no he escrito anteriormente y que el lector no sienta la tentación de soltar el libro por querer saber más. Estoy empezando en este mundo, quiero innovar, encontrar mis límites como escritora y ver de qué soy capaz. Aunque al final soy yo la que estoy detrás de esos libros intento que sean diferentes entre sí y que el destino me diga qué es lo que debo escribir. Me gusta comprobar los géneros que soy capaz de tratar. Suelo utilizar clichés en mis novelas, pero les doy una vuelta de tuerca. Pretendo no dejarme llevar por lo convencional.

Buena pareja de protagonistas la de una editora emocionalmente rota y un bombero 'stripper' ¿Qué tienen en común?

Los dos se necesitan. Es lo único que tienen en común al principio de la historia. Silvia empieza diciendo que está emocionalmente rota porque su ex la ha dejado por su mejor amiga y encima es el escritor más importante de la editorial por lo que lo tiene a diario metido en su vida. Ella es muy orgullosa y no quiere que los demás vean lo frágil que se siente al lado de Ángel, su ex. Por eso le pide a Manu, el bombero, que la ayude. A su vez Manu la necesita también porque a pesar de ser una persona libre, sin ataduras, que sólo intenta ser feliz, sus amigos y familia no paran de buscarle pareja. Ambos pactan para poder cada uno solventar estas situaciones en sus vidas. El problema viene cuando se van conociendo y comprueban que se complementan.

Un niño salvado de un incendio resuelve 22 años después los problemas de la protagonista. ¿Cómo fue la cosa??

Realmente lo del niño en el incendio es la historia de misterio donde intento resolver la pregunta: ¿Puede el pasado condicionar el futuro? Para mí hay tres respuestas: Sí, no o depende. Y pienso que en el libro están representadas las tres en diferentes personajes. La novela tiene dos historias aparentemente opuestas que al final van a confluir y resolver la pregunta. Se trataba de crear dos narraciones aparentemente sin conexión que al final dejaran un sabor positivo.

Entonces vemos que hay dos líneas temporales en su narración...

Sí, las hago de forma separada, en principio, como si no tuvieran ningún tipo de relación. El nombre del niño, con su relato en 1994, no lo conocemos hasta el final porque no quiero darle rostro hasta que no sepa su historia. En la época presente aparece la narración de Silvia y Manu, los protagonistas. Busco que al lector le cueste soltar el libro y que el final sea sorprendente.

¿Puede el pasado condicionar el futuro?, se pregunta usted misma. ¿Cuál es su respuesta definitiva?

La respuesta es muy complicada y depende de cada caso y de las circunstancias que haya vivido cada uno. Esa pregunta la planteo yo a mis lectores esperando que me den la respuesta, pero dudo que haya unanimidad en ella.

¿Escribe con ambición literaria o simplemente por ser más feliz?

Para mí escribir es intentar ser más feliz, un hobby que si se convirtiera en profesión a lo mejor me haría perder la frescura o la ilusión que supone todo el proyecto que es un libro, desde que te surge una idea, la desechas, vuelves a ella... Ese proceso creativo sólo lo entiende alguien que escribe y a pesar de que pueda ser frustrante a veces a mí me compensa esa frustración.

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