Sobre las 16.30 horas de ayer, Jacob Afonso, el capitán del Liberty, abandonaba urgencias del Hospital San Roque Meloneras. Lo hacía sin camiseta ni calzado, sólo ataviado con unos pantalones cortos y sensiblemente compungido por la tensión de los hechos que pocas horas antes habían ocurrido: un incendio calcinó por completo la embarcación de la que era responsable y gracias a su habilidad, y a la del marinero Fran Trujillo, los más de veinte turistas que viajaban en el interior salieron sanos y salvos. "Fue cuestión de dos minutos. El barco comenzó a arder y no pudimos hacer nada", resume Afonso tras recuperar la calma.

El día había empezado bien. Una jornada más, el yate había salido de Puerto Rico en dirección a El Perchel, en donde tenían previsto comer y disfrutar de actividades como la banana. Sin embargo, "cuando llevábamos sólo dos millas recorridas comenzamos a ver que salía humo de la sala de máquinas", explica Fran Trujillo. Tanto él como Jacob Afonso, al ver que se había iniciado un incendio, intentaron extinguirlo. "Los extintores no dieron avío", agrega Trujillo. "Entonces decidí que todos los clientes se fueran a la proa, sacamos la barca y desalojamos el barco", apunta Afonso, mientras los familiares intentan animarlo. "El barco es de fibra y el incendio se propagó muy rápido", añade.

Algunos turistas que viajaban en la embarcación incluso se negaban a abandonarla, pero gracias a la rapidez del trabajo de ambos lograron salvar a todos los pasajeros, y sólo siete personas tuvieron que ser atendidas, entre ellos el propio capitán y el marinero, por lesiones leves.

A la salida, los clientes incluso agradecían a la tripulación el trabajo realizado y tras superar un suceso que se quedó en un tremendo susto.