Sentado en el salón de su casa de Zárate y con un rosario en la mano. Así, fue como los bomberos de Las Palmas de Gran Canaria se encontraron el pasado sábado el cuerpo sin vida del sacerdote Moisés Bravo Pérez. Fueron los propios vecinos los que alertaron a los servicios de emergencia del 112 después de no saber nada durante varios días del paradero de un hombre muy querido en este barrio y tras percibir un extraño olor que provenía de su vivienda.

Los bomberos tuvieron que entrar por la ventana de la vivienda situada en la calle Doctor Sventenius tras comprobar que nadie respondía a sus llamadas. Según las primeras investigaciones, Moisés Bravo podría llevar varios días fallecido, por el estado en que estaba su cadáver. En el interior de su vivienda no se encontró nada extraño, sólo el cuerpo del sacerdote, que falleció por causas naturales, sentado en su salón.