El accidente de los Alpes devuelve al primer plano el debate sobre la seguridad en los aviones de compañías de bajo coste, pese a que el del martes fue el primer siniestro mortal que sufre una aerolínea low cost en Europa tras tres décadas de operaciones. En teoría, volar en un avión de bajo coste es tan seguro como hacerlo en el de otra compañía, dado que la normativa de seguridad es la misma para todas las aerolíneas y el mantenimiento de los aviones también obliga a cumplir unos mismos requisitos en función del modelo. Cuestión diferente es que las empresas con más recursos decidan adoptar medidas de seguridad adicionales. Germanwings, propietaria del Airbus que se estrelló en los Alpes, está considerada una de las low cost más seguras del mundo. El avión tenía 24 años, casi el doble de lo que suele ser la media habitual, pero, según la aerolínea, estaba en perfecto estado y había pasado las correspondientes revisiones.