"Queremos llegar hasta el final porque ellos [los porteros] no pueden quedar impunes", afirmó a LA PROVINCIA / DLP Adrián Rodríguez, de 25 años, que recibió la noche del jueves para el viernes una paliza en una discoteca de Las Palmas de Gran Canaria, junto a su primo Alister Auyanet, de 20 años.

Estos dos universitarios fueron agredidos por parte de los vigilantes privados de este establecimiento en la capital grancanaria.

La dirección de la discoteca tomó la decisión de apartar a los empleados de la empresa que gestiona la seguridad al estar presuntamente implicados en esta paliza.

Las dos víctimas denunciaron los hechos ante el Cuerpo Nacional de Policía. El más joven lo hizo el sábado, tras recibir el alta médico en el Hospital Doctor Negrín, y el otro el viernes. Cuentan al menos con tres testigos, al tiempo que la Policía Nacional tiene identificados al menos a dos de los cinco o seis supuestos agresores.

El deseo de los dos "no es la venganza", como aseguró Adrián Rodríguez, sino "que se haga justicia, sean condenados y que se ponga fin a este tipo de agresiones violentas". "Otras personas que han sufrido palizas por parte de estos vigilantes de una empresa que trabaja para varios locales se han puesto en contacto con nosotros. Uno de ellos lleva tres meses esperando que se celebre el juicio rápido. Le rompieron la mandíbula por dos lados. No puede hablar y come por sonda", explicó.

Rafael Rodríguez señaló que ambos se están recuperando física, pero no anímicamente porque tienen "miedo" y están "asustados" porque temen que algunos de los vigilantes busquen venganza sobre ellos.

Sobre cómo se encuentra Alister, Adrián explicó que "tiene mal el ojo, con la nariz rota y con dificultades para tragar porque fue estrangulado por uno de los vigilantes mediante una llave que hizo sobre él. Temí por la vida de mi primo". "Yo sigo con dolores constantes en las costillas y con marcas en los brazos. Sufrió contusiones en la cara y en la nariz, además del labio roto", comentó.

Respecto a cómo son los presuntos autores de la paliza, Adrián Rodríguez optó por ser más reservado. "De algunos tengo hasta el nombre, pero prefiero no dar ningún dato personal. Eso sí, te puedo decir que la mayoría son canarios, salvo uno que es extranjeros", explicó. "Recuerdo muy bien a los dos que me pegaron. La mayoría son luchadores y parece que les gusta pegar", señaló la víctima, que opina que "no están preparados. Son auténticos matones. Debería haber en Canarias, como ya existen en otras comunidades autónomas, pruebas para los que aspiran para esos puestos de trabajo que demostrasen que están capacitados y que saben controlar la violencia en situaciones de riesgo, y no generar más, como ellos".

Subcontratada

Por su lado, la dirección de la discoteca donde ocurrió la agresión comunicó ayer a la empresa que tiene contratada para la gestión de la seguridad que apartase al personal vinculado con estos hechos sucedidos durante la noche del jueves para el viernes pasado.

El local The Paper Club dio a conocer ayer en un comunicado a través de Facebook, su primera medida, después de haber recopilado investigación e información, que ha sido comunicarse con la empresa que "nos gestiona la seguridad que aparte al personal que se vio involucrado en lo sucedido, aparte de ponernos a disposición de los afectados".

Asimismo, la empresa destacó el "rechazo más enérgico a los hechos acontecidos el pasado jueves".

La dirección de la discoteca aseguró en esta nota que "en ningún momento se dieron instrucciones [a los vigilantes] para que actuasen conforme a lo que se señaló en los medios de comunicación" respecto a la presunta agresión. Así, delega la responsabilidad en la empresa contratada para la seguridad.

"Todo lo contrario, nuestro propósito se basa únicamente en ofrecer ocio de calidad y adecuado a todos los gustos. La dirección seguirá trabajando en todos los aspectos para mejorar la comodidad de nuestros clientes", agregó.

Por otro lado, responsables de la empresa que controla el acceso a la discoteca aseguraron que habían llamado varias la atención al joven para que se abrochara la camisa y, "a la quinta", uno de los empleados decidió echarlo del establecimiento. Fue, cuando trataba de sacarlo a la calle, recibió un golpe por la espalda del otro muchacho y se originó la "trifulca". Rodríguez afirmó que se puso las manos a la espalda y recriminó al empleado sus "aspavientos, insultos y actitud violenta", con empujón incluido, y éste le propinó un puñetazo "con todas sus fuerzas" en la cara.