La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

lecturas novedades

Aprender a ver cine

De Chaplin a David Lynch, pasando por Alfred Hitchcock, el libro 'Instrucciones para ver una película' es el homenaje personal del crítico David Thomson al cine

Aprender a ver cine

En 1975, el historiador y crítico de cine inglés David Thomson escribió sin demasiado entusiasmo A Biographical Dictionary of Film, un libro que recogía todos los pormenores del mundillo del cine, y el éxito desbordó todas las previsiones. Resulta imposible concretar el número de ejemplares vendidos en total, pero para tener una idea el libro lleva ya seis reediciones y se amplia continuamente con nuevas entradas sobre las estrellas que pueblan el actual firmamento de Hollywood. De Tom Cruise, Thomson asegura que es "el peor de los mocosos engreídos de Hollywood". Mientras que de Matt Damon, que en estos momentos rueda en Tenerife la nuevas aventuras del agente de la CIA Jason Bourne, afirma que "no tiene buen aspecto", debido a su "cara aplastada".

Si bien a Thomson le llegó la popularidad de la mano de la frivolidad, el ingenio agudo (del actor Hugh Grant comenta que no es más que un "estornudo a la búsqueda de una nariz disponible") y el miedo que provocaban sus críticas, fueron sus libros posteriores los que cimentaron su fama como "un gigante en el mundo de la crítica cinematográfica", según The Times. De todos ellos, dos de los más alabados por la crítica y el público son The Whole Equation: A History of Hollywood (hay edición española en T&B editores con el título La verdadera historia de Hollywood) y Sospechosos (Roja y Negra), una "biografía" de personajes de película que puede leerse como una novela negra en la que aparecen decenas de personajes de Casablanca, Chinatown, El Padrino, El largo adiós, Lolita, El cartero siempre llama dos veces o Taxi Driver.

Ahora llega a las librerías un nuevo libro de Thomson de gran interés que analiza la evolución del cine y de nuestra manera de verlo y disfrutarlo titulado Instrucciones para ver una película, publicado por el sello Pasado & Presente. Conviene, no obstante, antes de entrar en materia, advertirles que no hay que tomarse el título al pie de la letra. Al libro de Thomson le ocurre lo que al libro de José Vasconcelos Breve historia de México: ni es breve, ni es historia, ni es de México. Instrucciones para ver una película no contiene instrucciones, ni es una guía, ni habla sólo de películas. En el libro Thomson incluye momentos autobiográficos, muchas veces de carácter confesional, con otros donde analiza películas legendarias como Rebelde sin causa (1955) de Nicholas Ray y otras de producción reciente como Cuando todo está perdido (2013) de J.C. Chandor, en razón de sus audaces apuestas, aunque no siempre se da la perfecta coincidencia entre el cine que goza del éxito del público y la calidad de las películas.

En Instrucciones para ver una película, Thomson empieza desmitificando la imagen de aguafiestas del crítico de cine: "Hay quienes creen que los críticos de cine son seres de sangre fría. Mientras el público, en general, espera salir de la sala temblando de miedo, muerto de risa o simplemente radiante de felicidad, el crítico sale a hurtadillas tras la proyección, medio encogido y con una sonrisa ladina en el rostro. Casi como si la película fuera una bomba y el crítico un agente secreto que la hubiera activado y se recreara en el trabajo bien hecho. Y en el resultado del mismo. El público cree merecer divertirse y algunos piensan que desactivar el mecanismo de esa bomba reduce esa diversión".

Cuando se piensa en Luces de la ciudad de Charles Chaplin (en el libro la traductora Nuria Pujol Valls confunde el título original de la película City Lights con el de Candilejas [Limelight]), al instante nos asalta la idea mítica y original del cine primitivo como entretenimiento. Luces de la ciudad, estrenada en 1931 como "una comedia romántica en pantomima", refleja sin ambages el genio de Chaplin para convertir la historia de amor de un vagabundo y una joven violetera ciega (la delicada Virginia Cherrill, que más tarde se convertiría en la primera mujer de Cary Grant) en una de las mejores comedias de la historia del cine. No obstante, para Thomson hay películas "en las que el mensaje no es sólo '¿A qué son divertidas?', sino '¿Estás mirando con suficiente detenimiento?".

Aunque Luces de la ciudad fue la desafiante película muda de Chaplin a la avidez de películas sonoras que inundaban las pantallas a principios de los años 30, en ella se reconocen ecos del cine que estaba por llegar: "Tiempo atrás, las películas giraban entorno a misterios elementales y atractivos y peripecias. Como la chica descarriada. ¡Hay tantas películas sobre esa hazaña mítica! [...] Entonces algo cambió en el potencial del mito y las películas se tornaron más profundas. Solo con encontrar a la chica o salvarla [el vagabundo pierde a la joven violetera ciega cuando esta recupera la vista] ya no se alcanza la felicidad. En Vértigo, Jimmy Stewart se enamora de un alma perdida y la pierde, pero aparece su gemela... ¿Será para salvarlo o para destruirlo? [...] Vértigo nos muestra el fracaso del héroe a nuestros pies".

Sin duda las películas de Alfred Hitchccok como Vértigo o Psicosis están hechas para el análisis (Hitchcock solía contar cómo al despertase recordaba haber soñado un argumento maravilloso para una película que después no podía recordar), pero no son las únicas. En Instrucciones para ver una película, Thomson aconseja mirar las películas una vez y verla dos: "La primera vez que vi Ciudadano Kane no la entendí, pero sí sentí que era una película compleja. Hasta el argumento se me escapaba, no sabía en qué fijarme ni qué escuchar entre aquella textura tan densa. La mayoría de las películas, ahora como entonces, destacan tanto en lo visual como lo auditivo a fin de que el espectador se quede con todos los detalles en un solo visionado. Ciudadano Kane fue tal vez la primera película norteamericana que requería más de un visionado".

En cuanto a las películas que Thomson examina en su libro, la lista sería interminable, baste decir que el lector encontrará desde clásicos indiscutibles hasta rarezas. Por si les sirve de ayuda, en 2012 la revista Sight & Sound publicó la lista con las diez películas favoritas de todos los tiempos de Thomson. El resultado recordó a muchos la frase de Paul Valéry "el gusto está hecho de mil disgustos". Juzguen ustedes mismos: Blue Velvet (1986) de David Lynch, Céline y Julia van en barco (1974) de Jacques Rivette, Ciudadano Kane (1941) de Orson Welles, El conformista (1970) de Bernardo Bertolucci, Hiroshima mon amour (1959) de Alain Resnais, Luna nueva (1940) de Howard Hawks, Pierrot el loco (1955) de Jean-Luc Goddard, La regla del juego (1939) de Jean Renoir, El bazar de las sorpresas (1940) de Ernst Lubitsch, y Cuentos de la luna pálida de agosto (1953) de Kenji Mizoguchi. Antes de decir nada, mírenlas una vez y véanla dos veces.

Compartir el artículo

stats