La ola revolucionaria de manifestaciones y protestas que comenzó el 17 diciembre de 2010 en Túnez, extendiéndose como la pólvora a lo largo de los países del Norte de África y Oriente Próximo y que terminó siendo denominada la primavera árabe constituye, cinco años y medio después, toda una incógnita. Muchos se preguntan qué fue lo que se torció cuando ven a diario las luctuosas imágenes de las guerras civiles en Siria, Yemen e Iraq. ¿Cómo es posible que las demandas de una sociedad que sólo quería más libertad degenerasen en tal orgía de destrucción?
La avalancha de protestas que se sucedieron generó tanta información respecto a escenarios tan diferentes que iban de Marruecos a Kuwait que en pocos meses el televidente era víctima de una sobrecarga de noticias que más que informar desinformaban. A todo ello contribuyó que, poco después, a mediados de 2012, las revoluciones y marchas fracasasen dando lugar a un contexto totalmente diferente que comenzó a llamarse el invierno árabe. Como respuesta a estos interrogantes han surgido toda una serie de libros escritos dedicados a explicar el porqué de todos los acontecimientos. Pero el problema es que todas esas obras adolecen del mismo defecto, tratan demasiados hechos ocurridos en diferentes lugares que están relacionados entre sí, formando un complejo tapiz en el que es difícil distinguir la trama. Es cierto que la chispa de la hoguera surgió en Túnez, cuando la policía iba a requisar la fruta y verdura de Mohamed Bouazizi, un joven vendedor ambulante, por no haber pagado el permiso de su puesto, y este se inmoló como protesta, causando un torbellino de sucesos que llevaron a la caída de varios dictadores.
Pero otro evento como fue el golpe de estado llevado a cabo por el ejército el 3 de julio de 2013, que derrocó al presidente islamista de Egipto, Mohamed Morsi, tuvo consecuencias en el resto de los países, como fue la de ayudar al fortalecimiento del presidente sirio Bashar al-Asad. El noveno arte ha conseguido solucionar este problema creando una novela gráfica que combina la erudición con la divulgación, aunando el conocimiento del historiador y arabista francés Jean-Pierre Filiu, especialista en el islam contemporáneo, con el arte del galo Cyrille Pomès, cuyo trazo, color y diseño de páginas también suponen toda una revolución ya que muestra una serie de ilustraciones austeras y simplificadas, a un paso del arte naif. El resultado es La primavera de los árabes, que, ya desde su título, da el protagonismo no a los países o las revoluciones, sino a los individuos, es decir, a los blogueros, activistas y manifestantes árabes que sacrificaron su bienestar y en algunos casos hasta sus vidas por un porvenir mejor. Una galería de personajes que aunque son los actores de este drama permanecen desconocidos por la mayoría. Una crónica histórica altamente recomendable que ayudará a todos a comprender qué sucede en el mal llamado mundo árabe.
