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poesía

Macarena Nieves: una poética del desamparo compartido

Su andadura literaria es multifuncional, pues lleva tras sí ocho libros de poesía discursiva, más lo que su currículo llama "libros poético-visuales"

Macarena Nieves

Existe en este Archipiélago toda una Pléyade terrenal -paralela a la constelación de su nombre- de poetas de ambos sexos que pueblan en progresión aritmética galopante los títulos de colecciones de poesía de poco recorrido en su distribución, casi mano a mano, y con nula atención crítica. Son la muestra de un espontaneísmo autoral que se convierte en editorial, con la mediación de editores voluntariosos que anhelan la visibilidad, otras veces por autofinanciación. Surgiendo de la necesidad comunicativa de tantos autores y autoras, la constelación citada se manifiesta en la penuria y la anormalidad cultural de tales condicionantes.

Por nuestra parte, siempre atentos a la diferencia, a la mínima expresión del todo literario archipelágico, contemplando a esta generación intermedia de escasa repercusión, vamos a versar aquí de uno de estos casos, tratándose de una escritora que merece consideración, tan sólo fuera porque tiene una decena de opúsculos, plaquettes y libros de más envergadura material, quien seguramente se asombrará de que alguien le haga caso, y se ocupe de sus textos en esta vía de visibilidad sostenida que hemos emprendido, repartiendo juego. Porque no sólo hay oros y copas en la baraja editorial, sino también espadas y bastos, todo sea abarcar la totalidad real del hecho literario regional, y ha llegado el tiempo de darles fuelle y ánimos a lo neblinado.

La andadura poética de Macarena Nieves Cáceres (Femés, Lanzarote, 1968) es multifuncional, pues lleva tras sí - al menos conocidos - ocho libros de poesía discursiva desde 2002, más lo que su currículo llama "libros poético-visuales", los cuales se resuelven materialmente en las paredes de galerías de arte, desde aquellas sorpresivas Esclavas para María editadas / expuestas en la Galería Saro León ese mismo año 2002. Hay que añadir que milita en la vanguardia estética con una invariable voluntad ética o de empatía con determinadas personas, como su madre. Ella es también performer, esto es: intérprete corporal cuyo contenido activista se sitúa en la misma onda, que es su genuina personalidad. Una actividad donde el cuerpo desnudo es clara metáfora de despojamiento personal y de un análisis reactivo de los sentimientos mediante el acto simbólico de la exhibición, despojada de las envolturas que sirven de coartada, falacia o disfraz a la verdad desnuda. Por no hablar de su papel de alma mater del fanzine el-harafish, que con 33 números y en tirada de 50 ejemplares numerados lleva ya una andadura de veinte años. El último de estos, con el título de Terra Nullius ya internacional, editado en Suiza, merecería una crónica entera y un visionado urgente para comprobar hasta dónde ha llegado aquella aventura casera y manual, compartida con Jose Luzardo y Jero Maldonado.

Pero vayamos preferentemente a situar su poética, que se muestra agónica en primera instancia ("envenenada la memoria / repite el castigo del olvido" ), existencial en su argumentación( " regresar a Gran Canaria / desocupa mis cuarenta años" ) y decididamente multiforme por lo que tiene de varias fibras entretejidas en varios argumentos para ser paginadas. Está pues, ante todo, la pulsión agónica, la de un alma en pena que recorre los pasillos, las galerías y los sótanos del edificio humano, multiplicándose expositivamente en sensaciones de desolación cuando da en confrontar vivencia y escritura. La primera nombra lugares, personas, referentes culturales reconocibles; la segunda cuando olvida el desamparo y se refugia en las posibilidades de que haya algo mejor detrás de ese muro. Es lo que se percibe en su librito Decir solo (1) cuando leemos: "embestir la verdad / de aqueste tiempo / nos hace sombra / la mentira precisa / - incesante profundidad - / donde sumergirnos."

Cundo nombramos el desamparo no es para referirnos a un naufragio de la individualidad autoral, sino a un perceptible filtrado poso de dolor universal que alcanza a la raza humana en los tiempos presentes, y que Nieves escucha, reconoce y nombra a la compartida, como decimos al modo canario. Y que apunta decididamente a la condición femenina, humillada y degradada hasta la esclavitud por el machismo sempiterno. Pues es este un sufrimiento que ella conoce en su implicación vocacional y laboral en favor de la dignidad de la mujer.

No es pues la suya una cavilación totalmente optimista en cuanto a lo genérico y globalizado de la experiencia humana, aunque se duela entre líneas del desamparo progresivo de la persona; y no es ella de las que perdonan y callan, sino de las que optan por decir solo. Hay también un despliegue de su itinerario emocional propio, expuesto con una soltura formal de líneas cortas, conformando a veces poemas en puridad enigmáticos, como extractos de situaciones en las que la reflexión busca ocultar la intención biográfica, efecto que sus lectores ordenarán como sistemática proyectiva si es que han seguido el decurso de su producción poética. La espontaneidad cruza circunstancialmente la linde de este cogito cifrado en sensaciones, señalamientos y fugas hacia la redención. Puede ser la ternura que despliega por su isla de origen, por la lucha dignificante, y siempre con el amor como salvavidas dispuesto sobre cubierta de su nave para rescatarla del naufragio común en el que estamos implicados, una marejada también de impotencia e inercia socio-cultural. Pero la belleza de lo oscuro es tarea de la que se encarga la literatura, y a ella se entrega Macarena Nieves abierta o herméticamente, según tenga el día.

El segundo título que comentamos es un epistolario (2) sostenido con la poeta grancanaria Verónica García - exiliada en Madrid, y también con frecuente línea editorial - Aquí ya cambia el registro de Nieves Cáceres, puesto que una textualidad mixta de prosa y verso dentro de la misma carta amalgama el cableado de la amistad puntual entre ambas poetas, si bien revela otra arista de aquella reconocible sintonía de destino textual agónico, entendida esta "agonía" al modo unamuniano, por supuesto.

En este epistolario, entrecruzado durante 2014-15 desde Vegueta a Lavapiés, Verónica reacciona a la reciente maternidad de Macarena planteando "la angustia que me supone como creadora no haber sido madre"(?) "conozco la estirpe como delirio del cuerpo y me reconozco en ella; gran consuelo para mi ser nómada y sin descendencia", (?) " no he sido caverna de lactancia y no ha latido en mí más corazón que el de la palabra"(?)"Cuéntame la verdad dime el sentido" (pg.6). Macarena le contesta: "Tanto en el hacer creativo como en el hacer materno hay que dejar que el prodigio ocurra. Soltar amarras. Del interior al exterior, de la atemporalidad del inconsciente al acontecimiento. En lucha porque el imaginario no se deje amordazar por la norma social, a merced de las ordenanzas." (pg.8)

La confidencia biográfica da pie a la trasmutación poética, como sucede en Verónica:"(?)el aire me respira y una profunda añoranza me impulsa a escribir, entonces soy mujer que enseña su vulva e invita a la siembra. En la rueda estoy frente a un lanzador de cuchillos estéril, de mi piel nacen erizos. (?)" (pg. 149) Entretanto, Macarena reacciona en verso: "A expensas de que se nos pudran / los pezones / traiciono la tradición, rechazo / el legado perpetuo / y abogo por ladrar a las gaviotas." (pp. 25-6).

No sabemos si existen en la literatura archipelágica precedentes de un epistolario semejante al de García y Cáceres que haya llegado al formato editorial, si bien en plaquettes de escasa distribución; pero su aparición impresa nos parece una interesante novedad de formato epistolar creativo y versátil entre la realidad y su fuga sintáctica. Nuestras dos escritoras entrelazan experiencias cuya mutación poética se hace incontrolable, respiración hembra que se adentra en lecturas referenciadas, viajes, y herméticos versos que van pespunteando, raspando o francamente apuñalando el curso de los hechos, siempre y cuando la inventiva halle a mano la metáfora precisa, la raigambre común que se despliega sensualmente en geografía de los sentidos, engendrando el signo "madre-sombra".

¿Correspondencia deliberadamente literaria o poema epistolar intergenérico? ¿Por qué no una línea intermedia entre ambas? Siempre y cuando se confiesen, como lo hacen: "(..) mujeres que unen emoción y pensamiento con tanta entrega." (pg.24) "mujeres de pensamiento cuestionemos la moralina del deber ser."(pg. 38)"provenimos tanto de escritura como de criatura, somos texto vivo y escribimos para ser plenas"(pg 39) "(?) seifías las dos en el mismo poema." (pg.36)

Sigamos pues la pista a la Macarena Nieves poeta, porque los títulos aquí comentados se alinean entre los más felices y definidores de su producción poética, tan inseparable de su dinámica habitual, que es multidisciplinar. Una hormiguita invisible en los media - donde tanta cigarra busca su warholiano cuarto de página - que no ha parado de moverse en un underground superviviente a la urdimbre inerte y sobrecargada, por lo demás tan difícil de definir que hoy por hoy es nuestro escenario cultural.

( 1) Macarena Nieves Cáceres: Decir solo / M. J., Alemán Bastarrica. Desaparecer es empezar en otro sitio. Col. Canarias en Letras. Fundación MAPFRE Guanarteme. Las Palmas de GC, 2015. ( 2) Verónica García & M. Nieves Cáceres: Mater-sombras (del origen), alharafish edita. Las Palmas de GC, 2015.

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