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Cuando Gloria encontró a Dámaso

El pintor grancanario relata su encuentro en la década de los 70 con la poeta madrileña, de la que este año se cumple el primer centenario de su nacimiento

Cuando Gloria encontró a Dámaso

El infinito universo creativo de Pepe Dámaso, al que el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) rinde homenaje con una exposición retrospectiva que recorre todas sus etapas artísticas, aloja una gloria desconocida: la amistad de uno de los pintores más prolíficos y queridos de Canarias con la poeta Gloria Fuertes, cuyos versos se reimprimen este año en la memoria poética española con motivo del primer centenario de su nacimiento (1917 - 2017). "Me encantaba su mundo ligero, porque era, a la vez, un mundo comprometido", revela el artista sobre "la poeta de verso en pecho".

La obsesión plástica de Damáso y la sed de palabras de Fuertes se abrieron paso a mediados del siglo XX en una España en blanco y negro; el primero en la exploración del lenguaje y la huella preshispánica en que se enraiza su obra, la segunda restañando las heridas del amor y de la guerra a golpe de verso. La distancia que mediaba entre las abstracciones y fábulas que exploran la muerte desde el Atlántico y el ejercicio de poetizar la podredumbre en los suburbios de Lavapiés era alargada como la sombra del franquismo. Pero ambos compartían un anhelo de belleza, irreverencia y modernidad, al que imprimieron alas para trazar sus propios vuelos en tiempos de oscuridad. Y en los últimos estertores de la dictadura, el azar trenzó sus caminos, como se encuentran lo absurdo y lo divino, en palabras de Pessoa, que coincidió en un contexto de efervescencia creativa para ambos.

Catálogo en verso

Arropado por el éxito de su serie Juanita en la Galería Seiquer de Madrid, Dámaso inauguró la década de los 70 con su primera exposición en Barcelona, en la galería Ten, donde exhibió los dibujos originales y la carpeta La muerte puso huevos en la herida, inspirado en el verso de Federico García Lorca. Y la poeta que reflejó los mimbres de esta muestra en un catálogo en verso fue Gloria Fuertes, "escrito de la mano de Juanita y desde el alma", tal como expuso en una de sus cartas a Dámaso.

Un año antes, esta misma exposición abrió sus puertas en la Galería Iolas-Velasco de Madrid, a la que acudieron, entre otros, el dramaturgo Paco Nieva, la actriz Lucía Bosé, el artista Ginés Liébana y la misma Gloria Fuertes, que entonces acababa de publicar uno de sus poemarios más hermosos para adultos, Cómo atar los bigotes del tigre, (El Bardo, Barcelona, 1969). "Ella visitó la obra de La Muerte en Madrid y quiso dedicarme un poema para el catálogo de la exposición en Barcelona, donde tuve unas críticas estupendas y donde empecé a tener un gran prestigio, porque aquella galería estaba entonces muy de moda. Y Gloria fue testigo de ese momento", recuerda Dámaso. Sin embargo, su amistad se afianzó al abrigo de un encuentro memorable en Gran Canaria, en el intervalo entre ambas exposiciones, en el que Fuertes visitó la Isla a invitación de la escritora grancanaria Dolores de la Fe.

Recital

"Lola de la Fe lo organizó para que Gloria protagonizara un recital poético en el Museo Canario y, claro, ¡para allá que fuimos todos!", relata Dámaso. "Y de repente, mientras estaba recitando en el escenario, se escuchó un murmullo de gente que irrumpía en la sala, rompiendo sillas y haciendo ruido para interrumpir el recital. Y yo me acuerdo de que la mujer de Pedro Lezcano, poeta y ex presidente del Cabildo, gritó: ¡Enciendan las luces para que les veamos las caras! Y vimos que estábamos rodeados de policías del franquismo, porque, claro, Gloria era muy de izquierdas".

"Yo enseguida subí al escenario, ¡claro que sí! Y le dije: Gloria, estamos contigo. Otros también se subieron, pero no muchos. Quizás ahí me di cuenta de que no había tenido antes conciencia de lo que era la solidaridad y el hecho de ponerte al lado de alguien para defenderle. Y también tuve conciencia de una peligrosidad que nunca había sentido, porque aquello fue un acto vandálico franquista de joderle el recital a Gloria. Al final, tuvieron que irse por donde habían venido y nosotros seguimos adelante con el recital hasta que terminó". En este sentido, Dámaso señala que "las vivencias de Gloria estuvieron muy marcadas por la Guerra Civil, como recogen muchos de sus poemas, pero, en mi caso, no viví esa experiencia de forma directa, porque nací en 1933, así que podría decirse que, hasta ese momento, no había sentido el miedo".

Confidencias

Después de este episodio, Dámaso y Fuertes descerrajaron confidencias en los paisajes blanquiazules de Agaete. Aquel año, el gran amor de Gloria Fuertes, Phyllis Turnbull, hispanista estadounidense con la que mantenía una relación desde 1953, había sido diagnosticada de cáncer y esta enfermedad constituyó, además, la antesala de su ruptura. "Yo conocí a Gloria en un momento clave de su vida, en el que estaba a punto de perder a su gran amor", explica Dámaso.

"Uno de los recuerdos más claros que tengo de aquel año, junto con el episodio del Museo Canario, es el relato que me hacía del sufrimiento que vivió con el cáncer de su amor. Y recuerdo cómo Gloria contaba emocionada su historia, por lo que significaban tanto el cáncer como el amor manifiesto entre mujeres en aquella época. También recuerdo que Gloria hablaba con otros hombres y mujeres homosexuales dentro del grupo, porque existía una solidaridad hacia el sufrimiento del otro en la relación cultural, intelectual y solidaria de ser del gremio, porque entonces no había ninguna manera de justificar el hecho de ser homosexual". "En mi caso, las mujeres siempre fueron grandes compañeras en la lucha contra la persecución de la homosexualidad. Aunque yo no sufrí tanto -casi sufrí más por defender a mis amigos que por mí mismo-, y tampoco tuve necesidad de decirlo, aunque lo estoy diciendo mucho ya, sí que ha habido mujeres muy importantes en mi vida".

Así, el latigazo de la muerte prematura de Turnbull en 1971 devastó a la poeta, que volcó su desazón en poemarios sucesivos, antes de ingresar en programas televisivos infantiles como Un Globo, dos globos, tres globos oLa Cometa blanca, los cuales eclipsaron en gran medida su trayectoria poética más allá de su vertiente infantil. Algunos de estos poemas a corazón abierto están recogidos en poemarios como Obras Incompletas (Cátedra, 1975), como ilustran los versos de La Huéspeda: "Sin comerlo ni beberlo / nos han encerrado en el Cuarto Oscuro ¡ la vida! / El mío tiene dos puertas, eso sí, una cerrada (...) y la otra de par en par... / Por ella entra y sale la fulana de la angustia / La dejé entrar en casa / y me pidió quedarse (...) Vino para una noche / y ya va a hacer dos años".

Sin embargo, sus aflicciones no aparcaron nunca el ingenio verbal, el repunte irónico o el aforismo rítmico de ripios sencillos que reviste su poesía. "Ella tenía esas salidas que eran tan personales y que parecían surrealistas, pero que estaban llenas de ternura y de una ironía, a veces, insuperable, y que tiene casi toda su poesía", sonríe Dámaso. "La ambigüedad está en todos los campos del arte. Y eso está en Gloria. Pero ella era muy comprometida, no sólo con su poesía, sino también con la vida, que para ella eran la misma cosa. Y nunca se ocultó como mujer lesbiana, lo cual, en aquellos tiempos, era muy valiente".

Y un año después de las conversaciones en tierras grancanarias, Dámaso leía su propia obra a través de los ojos de Gloria Fuertes, que glosó en el catálogo barcelonés la imaginería de calaveras damasianas de La Muerte, su inagotable pulso creativo o detalles de obras como La muñeca espacial de la serie La Umbría. "Mundos de belleza / con las cosas toscas / -mira la muñeca / del cojín de raso / cagada de moscas", reza uno de los versos.

"Gloria me escribió un texto divino que he valorado más tarde, porque dice muchas cosas interesantes de una auténtica creadora", apunta Dámaso. "Me da la impresión de que tuvo que salirse de su lenguaje habitual y del mundo en el que se desarrollaba normalmente su poesía para poder aproximarse a mi obra. El poema incluye metáforas extremas, violentas y creativas, que intuyo que proceden de una búsqueda de códigos dentro de mi obra que le permitieran expresarse".

Homenaje en el CAAM

El pasado mes de julio, Dámaso encabezó la lectura pública de algunos versos del poema de Fuertes en el CAAM, en el marco de una de sus visitas guiadas a su exposición retrospectiva y donde embarcó a varios asistentes para que completaran el recital. "No pude hacerle un homenaje en vida, pero al menos pude dedicarle este regalo post mortem", expone Dámaso.

"Y digo: qué maravilla cómo a través del tiempo se conjugan las cosas para que se cumpla el centenario del nacimiento de Gloria en el mismo año en que se exhibe esta retrospectiva de mi obra en el CAAM, que me dio la oportunidad de hacerle un canto a ella y devolverle lo que un día me dio".

En cuanto a la relación entre el pintor y la poeta, Dámaso y Fuertes prolongaron su comunicación epistolar, aunque los rumbos divergentes de sus respectivos vuelos acabaron separando sus caminos. Pero, en paralelo, ambos cultivaron un arte y una poesía de claroscuros, enhebrados con un lenguaje propio, que gravita alrededor de la muerte, la soledad, el amor, la identidad y la búsqueda.

"Siempre digo que yo soy un creador nato. No digo que eso sea ni bueno, ni malo, sino nato. Y me cabrea mucho cuando intuyo en otros artistas que son falsos o que son artistas a la fuerza, ¡y esto no lo había dicho hasta ahora! (Risas). Y puedo afirmar que Gloria Fuertes fue una creadora nata. No creo que su poesía fuera sólo para niños, como tendió a destacar la generalidad, y ahora se está reivindicando que había mucha más hondura en su obra".

Arte y poesía

Con todo, Dámaso sostiene que la poesía y el arte beben del mismo silencio. Su relación con Gloria Fuertes enriqueció su vinculación con la poesía, junto a referentes como Pessoa, Lorca o Rilke, que nutren muchas de sus obras. "El mundo literario ha sido clave en mi obra y ahora lo ha valorado mucho la crítica", apunta. "Yo quise a Gloria por muchas circunstancias, pero también por el papel vital que ha jugado la literatura en mi trayectoria, que ha sido uno de los leitmotiv de mi arte".

"La paradoja es que, siendo yo joven, cuando iba a dibujar al Casón del Buen Retiro con Antoñito López o Cristino de Vera, se menospreciaba y se hablaba de la pintura literaria como algo menor, porque se asociaba con la figuración o el simbolismo por su significado poético", explica. "Yo percibía esa hegemonía de lo abstracto en compañeros como Manrique o Millares, pero me di cuenta de que yo necesitaba la figuración para expresarme. Y esperé. Y ahora descubro que hoy se valora como positiva la inspiración de la pintura en una obra literaria".

"Por eso, hay que ser auténtico", concluye Dámaso. "Lo primordial es ser sensible y ser creador. Y si, además, eres auténtico, el arte trasciende. También lo digo por Gloria".

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