Un grupo de jóvenes vinculados con asociaciones vecinales en Madrid, además de profesionales del mundo de la imagen, decidieron que el trabajo que se estaba llevando a cabo en las distintas redes de solidaridad popular merecía tener una cierta visibilidad. A través de un proyecto de crowdfunding, un novedoso método de financiación que consiste en solicitar ayuda económica a través de pequeñas donaciones particulares, lograron reunir los fondos imprescindibles para sacar adelante un documental sobre la Red de Solidaridad Popular.
Alfredo Almendro, director de este corto, que ya ha podido verse en distintos festivales, cuenta que han tardado un año en poder terminarlo, "ten en cuenta que lo hemos hecho con muy pocos medios, y durante los fines de semana, o después de trabajar. En el caso de Jinámar estuvimos cuatro días intensos, pero también porque resultaba más rentable que ir un fin de semana".
Almendro es un convencido de la red. Considera que es la única forma viable de "convertir a las víctimas de la crisis en protagonistas del cambio necesario para que puedan salir de esto".
Sin menospreciar el trabajo que están haciendo otras ONG como Cáritas o Banco de Alimentos, "este sistema permite que todos participen, que se den cuenta que no es un problema individual, sino colectivo, y que ellos no tienen la culpa de nada".
En Vigo mantuvieron una larga entrevista con Paqui, una señora que después de luchar por conseguir una ayuda social recibe en el banco un ingreso de 37,28 euros. Una cifra tan mezquina que le provoca un infarto. A pesar de su estado, Paqui saca fuerzas y decide ponerse en marcha. En el documental dice que ya no siente miedo y que por su nieto y también por ella va a seguir adelante sin volver a agachar la cabeza.
En las presentaciones del documental, Alfredo Almendro suele decir una frase: "La red empodera porque recuperas la dignidad". Esa idea es una constante que se repite a lo largo del cortometraje. Lo mismo que el eslogan: "Hoy por ti, mañana por mí".
Los que forman parte de esta organización insisten en que la gran diferencia, con otros colectivos, es que los que dan y los que reciben están en un mismo plano, "ahora cuando se reparten alimentos, yo no me llevo una bolsa porque estoy trabajando, pero eso puede cambiar", argumenta Almendro.
Durante varios meses recorrieron distintas comunidades y poblaciones concretas en las que funciona la red, en Vigo, Zaragoza, Valencia, Terrasa, Madrid y Jinámar. En estos momentos, ya existen 50 organizaciones que trabajan empleando el formato de esta red de solidaridad.
Los responsables de este documental se muestran satisfechos con el resultado y con la posibilidad de descubrir a personas tan valiosas desde Vigo a Gran Canaria.
Otra constante en esta historia es que en ningún caso juzgan a las personas que aparecen en el filme. De hecho no existe ningún narrador, sólo los testimonios de los vecinos. En el documental no se señala si lo que hacen está bien o mal, sólo muestran la realidad de los que viven en una situación de pobreza extrema.
