Pedro Reyes vivió en Tenerife tres años, desde 2011 a 2014, y eso le dio una ventaja porque solía hacer muchas excursiones por toda la isla, "pero reconozco que hasta que no tuve la cámara de foto y mi percepción cambió, no había descubierto el Tenerife de verdad, una isla con mucho más que ver que el Teide, La Orotava, la parte turística del norte como el Puerto de la Cruz, el Drago de Icod, San Cristóbal de La Laguna o Candelaria, además de la zona turística del suroeste de la isla con Las Américas o Los Acantilados de los Gigantes", explica Pedro Reyes. "Hay varias rutas y como la visita al Teide es obligatoria, subir por La Esperanza y disfrutar de los numerosos miradores hasta el Parque Nacional debe estar entre las prioridades. Ya allí, no solo es el Teide, pues hay otras cosas que hacer como subir al volcán de Samara y disfrutar de sus vistas. Es un paseo de diez minutos pero vale la pena", relata Reyes. "Bajar después por La Orotava y pasear por sus calles y plazas contemplando su belleza, y dejándonos envolver por su magia, es acabar el día lleno de buenas sensaciones", dice.
"Otro recorrido que me encanta son los pueblos del norte, aunque lo dividiría en dos, comenzando en La Laguna con el paseo por las calles señoriales, viendo palacios, casas antiguas y saboreando el aroma de una ciudad señorial. Tacoronte está al lado y me da que se conoce poco; su casco urbano es una delicia, así como la Iglesia de Santa Catalina y sus alrededores. La zona de costa como el Pris o Mesa del Mar son más populares pero hay que visitarlos", sentencia en su relato viajero.
"Pegadito nos encontramos con el Sauzal, un bello pueblo que cuenta con mirador propio sobre la costa norte tinerfeña con vistas extraordinarias. Ver los centros con sus iglesias respectivas de La Matanza, La Victoria o Santa Úrsula no les decepcionará, pero sin olvidarnos después de salirnos de la autopista e ir por la calles interiores de la parte cercana a la costa, nos llevaremos algunas agradables sorpresas para las retinas. El día acabaría con el paseo por la zona turística del Puerto de la Cruz, que vale la pena, y merendar en alguna de las múltiples terrazas cerca del Lago Martiánez", encadena.
"La segunda parte del norte nos llevaría a uno de los pueblos que más me sorprendió porque pasaba muchas veces cerca pero no me había parado y eso fue un error. San Juan de La Rambla es un casco urbano digno de visitar, pasear, paladear y llenarnos de su belleza y tipismo", según el relato del caminante fotógrafo. "Con buen sabor de boca, subimos a La Guancha, otro lugar precioso y desconocido del gran público pero que tiene un encanto especial, empezando por el Ayuntamiento y por ermitas e iglesias que allí se encuentran. Les gustará como a mi me encantó".
"Volvemos a bajar para irnos hacia Icod de los Vinos; al margen del Drago hay que caminar por su casco urbano y conocerlo, es precioso. O el barrio del Amparo. Seguimos hasta Garachico, una de mis debilidades de Tenerife; en Los Silos o Buenavista del Norte, sus centros urbanos les sorprenderán gratamente", relata Reyes. "Hay que llegar a la Punta de Teno, si es posible por el tema de la carretera, para después cruzar hacia el oeste pero haciendo primero una parada en Teno Alto y contemplar todo el Valle con el Teide al fondo, para acabar comiendo en el Caserío de Masca y deleitarnos con sus vistas. El día acaba en Puerto Santiago, admirando la grandeza de los Acantilados de los Gigantes".
Otro gran desconocido de Tenerife es Anaga y es un paseo para disfrutar, según su criterio. "Para ello comenzamos en Las Teresitas para subir y contemplar los paisajes desde los diferentes miradores sobre el norte y sur de la isla. Pasear por Taganana es obligatorio o contemplar las zona de Las Bodegas o Benijo", dice con aplomo. "No quiero olvidarme que si hacen una ruta paralela a la autopista y paran en cada pueblo que hay desde Arafo hasta Adeje, y que no se suele hacer, quizás digan que Tenerife es algo más, aunque reconozco que Guía de Isora y Vilaflor para mí tienen un encanto especial.
