¿Cómo se le ocurrió presentarse a un premio nacional de literatura?
Fernando Castro era en el CEPA mi profesor de literatura y propuso en el aula si queríamos hacer un relato breve o corto, y yo fui una de las que dijeron que sí.
¿Es una amante de la escri-tura?
Sí, siempre me ha gustado. Yo siempre he cantado en grupo y tengo algunas canciones hechas por mí. Siempre me ha gustado escribir y tengo dos o tres libretas llenas con mis escritos.
Ahora mismo tiene la literatura como pasatiempo porque está desempleada.
Sí, desgraciadamente ahora estoy parada. Antes trabajaba, pero nunca con cosas relacionadas con la literatura.
Pero la vocación literaria siempre la ha tenido.
Yo creo que sí, siempre me ha gustado. Soy curiosa del lenguaje, sobre todo con las palabras diferentes y nuevas. Me gusta el vocabulario canario.
Compartió el primer premio con dos personas más de la Península.
Sí, en el primer premio había un total de tres categorías. El premio consistía en un diploma y un lote de libros valorado en 120 euros.
El premio se entregó en Madrid.
Sí, pero obviamente no pude asistir. Me lo enviaron por correo.
Su corto premiado se titula Todo viaje empieza por un primer paso
Sí. Aunque es un relato metafórico, creo que cualquiera lo puede entender. El mensaje del corto es que todo el mundo pueda hacer lo que se propone. Si quieres hacerlo, solo tienes que luchar por ello.
Además de escritora aficionada, ¿también es lectora empedernida?
Sí, procuro compaginar ambas cosas.
¿Qué tipo de libros son los que suele leer?
Sobre todo libros de psicología. Me gustan los libros que me ayuden, que sean de suspense o que me enseñen algo. Me gustan los libros que me tienen pillada desde el principio.
Aunque no publique, ¿le encanta escribir?
Por supuesto, me encanta escribir. Me gusta componer canciones. Cojo la guitarra y me inspiro para escribir letras de canciones que luego toco y canto. También me gusta mucho dibujar y los deportes submarinos.
¿Le costó mucho escribir el cuento que finalmente resultó premiado?
Me costó un par de meses hacerlo porque estaba trabajando y estudiando y tampoco tenía tanto tiempo.
¿Pensó en algún momento que iba a ganar?
No pensé en ningún momento que iba a obtener el premio, aunque me lo trabajé bastante. Para mí fue una sorpresa, una agradable sorpresa.
¿Quiénes la animaron?
La directora del CEPA, Josefina Rodríguez, y quien me animó especialmente fue Fernando Castro, mi profesor de literatura en aquel momento.
Sería que vio algo en usted.
No sé si es que vio algo en mí o qué, pero el caso es que todos los días me animaba y me preguntaba cómo llevaba el cuento. El hombre se quedó muy contento cuando se lo entregué y casi se alegró más que yo cuando me dieron el premio. Fue una experiencia muy bonita, la verdad.
¿El profesor animó a más alumnos del centro o solo a usted?
Animó a otros alumnos también, que escribieron algún cuento, pero no tuvieron la misma suerte que yo. En mi aula solo me presenté yo, aunque en el centro sí lo hicieron algunos más, que probaron suerte. En el centro había una veintena de alumnos.
Usted se decantaba por las letras.
Sí, en el centro teníamos buenos profesores y yo aprendí un montón. Odio las matemáticas porque soy de letras y mi tutor, Manuel, es matemático puro y duro, pero para no gustarme las matemáticas, me engancharon.
¿Qué quería expresar en su cuento?
Yo había leído cuentos de Jorge Bucay y me llamó la atención cómo con esos cuentos era capaz de ayudar a las personas en su vida. Pensé entonces hacer algo como lo que él hacía. Es bonito que con un cuento puedas ayudar a otras personas en su vida.
