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Paseo por la botánica y la historia

Una ruta guiada de senderismo recorre desde Jinámar a La Garita para mostrar los valores medioambientales y culturales de la costa de Telde

Oleaje en la playa de La Garita. YAIZA SOCORRO

Siete kilómetros por parte de la costa de Telde para sumergirse, no en las aguas de las playas que se visitaban, sino en la botánica, fauna e historia del municipio. Ésa fue la propuesta que más de medio centenar de participantes pudieron disfrutar en la visita guiada de senderismo organizada por la concejalía de Medio Ambiente y Playas, dirigida por Álvaro Monzón. Este itinerario, que partió desde la playa de Jinámar -la parte que le corresponde al municipio- hasta La Garita, sirvió para que el profesor y educador medioambiental José Manuel Espiño Meilán explicara los tesoros naturales e históricos de la ciudad.

La cita era en la plaza de San Juan, donde se había fletado una guagua para trasladar a los inscritos a la excursión hasta la playa de Jinámar. Allí, a las 10.30 horas se iniciaba el recorrido a pie que tendría como primera parada el territorio de la joya de la corona de Telde, la Lotus kunkelii, un endemismo local que cuenta con un centro de interpretación, al menos en teoría, porque no está abierto. En esta estación, Espiño Meilán destacó los valores de esta planta, cuyo nombre proviene de su descubridor y que se conoce como hierbamuda, una especie muy amenazada. Además, en esta zona se encuentran también restos subfósiles marinos de una antigua playa levantada, lo cual acrecienta su interés científico. Este espacio, informó el guía, fue declarado paraje natural de interés nacional en 1987 y en 1994 se le reclasificó como sitio de interés científico.

Después de contemplar ejemplares de esta planta endémica, el recorrido continúa hacia La Restinga, uno de los yacimientos arqueológicos costeros con los que cuenta el municipio de Telde. En él se han descubierto casas y también túmulos funerarios, que reflejan la importancia de este lugar.

Después de La Restinga, un término que según la Real Academia de la Lengua significa lengua o punta de arena situada bajo el agua y de poca profundidad, la otra parada fue la Punta del Castellano, donde se encuentran unas cuevas prehispánicas. En este lugar se instaló hace varios meses una mesa informativa por parte del Cabildo de Gran Canaria, en colaboración con el Ayuntamiento de Telde, donde los visitantes pueden conocer las características de la zona.

El camino hacia la meta de La Garita tiene otras etapas en este recorrido de siete kilómetros. Abandonada La Restinga y después de caminar hacia La Estrella y el antiguo hotel Bahía Mar se desemboca en las playas de San Borondón y Palos, ya muy cerca de La Garita. La parada se realiza en Las Salinas, donde hubo a principios del pasado siglo una importante industria de la sal impulsada por uno de los hijos de Juan León y Castillo y que generó riqueza en la localidad costera.

El yacimiento arqueológico de la playa de La Garita, situado junto al fracasado centro comercial de esta zona, evidencia cómo los antiguos pobladores de Telde eligieron la costa para residir. Comprende un complejo de casas de piedra, pero muy fragmentando por la urbanización de la zona y hoy en día está arrinconado, en la misma avenida de La Garita.

La parada final es el Bufadero de La Garita. Está considerado el mejor de Gran Canaria y es un conjunto de piedras prismáticas de basalto que recibe por una oquedad submarina el empuje sucesivo de las olas, que luego expulsa por un orificio, con estrépito.

Álvaro Monzón, edil de Medio Ambiente y Playas, se plantea la realización de lo que denomina la senda azul, un sendero que abarcaría las 14 playas con las que cuenta el municipio, con un recorrido de 18 kilómetros. La idea, según Monzón, es iniciar este itinerario en un sendero local, "que se llamaría SL-01, porque sería el primero de todos y que estaría pendiente posteriormente de su homologación".

Con ese punto de partida del SL-01, la costa teldense supondría un atractivo turístico para las personas que no solo estén interesadas por el senderismo sino que, además, quieran disfrutar de una oferta cultural y medioambiental. Los yacimientos arqueológicos, la flora y fauna, sin contar las propias playas, así lo auguran.

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