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La profesora y la asignatura de la Alcaldía

"Mis amigos me dicen que Telde gana una alcaldesa y que ellos pierden a una amiga"

La profesora y la asignatura de la Alcaldía

Sabe que tiene una asignatura, un hueso duro que roer -el Ayuntamiento de Telde- a la que tendrá que dedicarle un esfuerzo extra, pero no será precisamente a una persona tenaz y acostumbrada a trabajar con ahínco éste un reto insalvable. Metódica, responsable y ordenada, como la han definido profesores y alumnos, la alcaldesa, Carmen Hernández Jorge (Telde, 1968), cumplirá el próximo domingo seis meses en el cargo, del que admite "nada tiene que ver" con su etapa como concejala y diputada regional. Vive la Alcaldía con un profundo sentimiento de responsabilidad, no como un estatus de privilegio. "Quizás en el futuro mis nietos se sientan orgullosos de saber que su abuela fue la segunda mujer alcaldesa de Telde, pero para mí lo siento como una profunda responsabilidad".

La entrevista se realiza, después de un paciente posado de fotos y tras la búsqueda del lugar más idóneo, en el tresillo situado en la sede de la Alcaldía. Sentada en el sillón que debe ocupar según el protocolo de visitas oficiales -aunque éste no sea el caso- y que ella cumple con naturalidad, Carmen Hernández Jorge no esconde que el grupo de gobierno que lidera tiene una ardua tarea por delante, pero también muestra su confianza en que al final del mandato, en el ahora lejano 2019, la ciudadanía y Telde hayan recuperado lo que considera es su autoestima perdida y que la cuarta ciudad del Archipiélago haya salido en esas fechas de la UCI económica, social y judicial que la tiene postrada. Ahora , en términos clínicos, hay que salir de esa sala silenciosa lo mejor posible.

Licenciada en Biología, una pasión que tiene desde que era niña y que ha querido transmitir a sus alumnos, la alcaldesa no cree en fórmulas mágicas para resolver los problemas, pero sí en lo que es una constante en su vida: persistencia, esfuerzo, orden y tener las ideas muy claras. Un astrólogo diría que son las bases del carácter de alguien nacido en el tercer decanato de Capricornio (16 de enero), pero esoterismos aparte, Hernández muestra a diario en sus declaraciones y actuaciones su preocupación y también ilusión -sin falsas expectativas- porque su municipio natal sea el lugar donde sus conciudadanos se sientan orgullosos de residir y compartir su devenir. Una meta de la que ya el pacto formado por Nueva Canarias, Más por Telde, Partido Socialista y el centrista Juan Martel ha cumplido casi su primer semestre de gestión y del cual saca una conclusión contundente: en el Ayuntamiento hay mucho trabajo por hacer, mucha faena desde puertas adentro.

En su repaso a este semestre, confiesa que "a nivel personal estos meses han sido muy intensos, en algunos momentos muy duros y he pensado 'quién me ha mandado a mí a meterme en esto' y reconozco que en alguna ocasión me han dado ganas de salir corriendo e irme al instituto, porque además me gusta mi profesión, no soy una profesora que huya del aula, sino que realmente entré en esto de la política casi de casualidad porque todos tenemos una responsabilidad con la colectividad".

No es novata en política, ya que antes de ser alcaldesa ha sido concejala, tanto en la oposición como en el gobierno, y también diputada regional, pero reconoce que ser la presidenta de la corporación municipal "nada tiene que ver" con lo realizado hasta ahora. Fue titular de Educación en el mandato 2007-2011 y pese a ser un área complicada, con un importante contenido social, cree que la Alcaldía supone un gran trabajo de coordinación, con un equipo que se está creando, que tiene opiniones y personalidades diversas y "que nos hemos unido para sacar a Telde de su depresión, porque nuestro único interés es el bien de la ciudad".

De esta etapa como concejala sale a la pista uno de sus caballos de batalla, las escuelas infantiles -lo de guarderías, como ha declarado en varias ocasiones, es un término que rechaza al opinar que reduce el concepto de estos centros a meros lugares donde tener a los niños hasta que los recojan sus padres- y hablar de ellas, cerradas por el anterior grupo de gobierno, hace de la profesora apasionada que lleva dentro una contumaz paladín en su defensa como servicio a la sociedad, a las familias que más lo necesitan para conciliar trabajo y vida personal. Un logro, por el que lucha desde el primer segundo que se sentó en el sillón de alcaldesa, que sería una de sus mayores satisfacciones -personal y política- cuando finalice su gobierno.

Consciente de que lidera un pacto cuatripartito con diversas sensibilidades y todavía en etapa de su cohesión definitiva, Hernández Jorge se muestra prudente y también confiada en que remando en la misma dirección se puede llegar a buen puerto. Recuerda que después de la toma de posesión y el traspaso de poderes, los nuevos gestores municipales se encontraron con dos escollos todavía por superar para evitar que el Ayuntamiento vaya proa al marisco. "Tenemos al menos dos importantes problemas que resolver para lograr nuestros objetivos. El primero de ellos es la maraña judicial en la que está enredado este ayuntamiento, que todos los días está en jaque ante los juzgados y nos llegan requerimientos para pagar sentencias, pero no tenemos capacidad económica para responder. El segundo es que el Ayuntamiento está desestructurado, con muchas carencias organizativas y que pretendemos solucionar para dar la mejor gestión posible a los ciudadanos", apunta la alcaldesa.

Su experiencia como diputada regional es, por así decirlo, la puerta que le hizo conocer cómo se cuece la política canaria en las alturas. De su trienio en el Parlamento, ya que luego en la última fase del mandato anterior se centró en su rol de portavoz en la oposición en la corporación municipal, recuerda que le sirvió para entender por qué siguen enquistados en el tiempo una serie de problemas como el desempleo o lo servicios sociales en el Archipiélago. Participante activa en la redacción de la Ley canaria de Educación, entiende que "el ciudadano no percibe como cercana esta institución, algo que se debe intentar corregir en esta legislatura". Alega también que "para mí fue una gran experiencia política e intelectual porque tienes la oportunidad de ver la realidad de las Islas desde arriba y participar en la resolución de los asuntos."

Tanta dedicación, empieza a las ocho de la mañana y acaba bien avanzada las nueve de la noche, tiene también un coste personal, que ella asume como parte de su forma de ser, si bien admite que no es nada fácil afrontarlo. Y en este asunto rompe una lanza por las mujeres políticas. "La política y hasta las reuniones están pensadas para los hombres y, claro, al final muchas de las mujeres que tenemos profesiones con responsabilidad no queremos renunciar a nuestra parte de madre y a nuestra vida familiar y cuesta mucho compaginar estas dos facetas, pero con mucho esfuerzo y con mucho apoyo familiar, de mi pareja y de mis dos hijos -un chico y una chica-, lo voy consiguiendo".

Afirma que en la política no hay horarios, "pero todos los días desayuno con mi familia y procuro también almorzar con ellos, pero no siempre puedo por obligaciones del cargo que me lo impiden. Considero irrenunciable, aunque no siempre lo consigo, tener un día libre el fin de semana para estar todos juntos. A lo que sí casi he tenido que renunciar es a estar con mis amigos, prácticamente no los veo, se quejan muchísimo de eso, dicen que Telde ha ganado una alcaldesa y ellos han perdido una amiga, una frase que me repiten mucho".

La alcaldesa, una lectora empedernida, sobre todo de novelas y en concreto de novelas históricas, es también una usuaria entusiasta de la playa, dos aficiones que, asegura, la relajan mucho y practico "cuando tengo ocasión". Pero para ella no son tiempos de libros ni de baños en la costa, no por razones meteorológicas, precisamente. Ambos entretenimientos han dado paso a la lectura, menos entretenida, pero más decisoria, de informes, decretos, leyes y diversas normas, mientras que la arena de la playa la tuvo que pisar a finales de octubre y principios de noviembre para visitar los destrozos del temporal. No era esa su idea de volver al amplio y variado litoral de Telde, pero la Naturaleza tenía otros planes a finales de octubre y los efectos de esas duras jornadas de aguas torrenciales son otros de los frentes abiertos por su grupo de gobierno para recuperar el estado anterior al desastre en que quedó sumido.

No sabe lo que le deparará el futuro, pero su planteamiento es jubilarse en las aulas, como profesora, no como política. O más aún, como catedrática de Biología y Geología, las asignaturas que impartía en el instituto José Arencibia Gil, donde fue una alumna aplicada a decir de sus profesores. Su intención es retomar una profesión que la apasiona, que la hace feliz y hacer el doctorado. Un contrapunto a la experiencia pública, no por el trabajo en sí, sino como asevera, "a diferencia de dar clases, donde estoy muy a gusto y me siento bien, en la política es muy difícil encontrar un día feliz, aunque también es cierto que es muy satisfactorio resolver problemas como política". Por ello, define el mandato como una carrera de fondo, no un esprint y espera que al cruzar la meta, allá por la primavera de 2019 el grupo de gobierno que preside deje una administración local ordenada y organizada, con la apertura del edificio de El Cubillo, abrir las escuelas infantiles y tener un control sobre los asuntos que tenemos en los juzgados.

También espera dejar a los ciudadadanos una ciudad limpia, verde, con una situación económica clara y transparente, que se sepa lo que se debe y lo que se ha pagado.

Argumenta que es normal que la ciudadanía no perciba grandes cambios, pero señala que es labor prioritaria ordenar la casa desde dentro para que sea una administración eficaz y no el lío con el que, enfatiza, se han encontrado los nuevos concejales del gobierno.

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