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Hierbas que curan corazones

Ana del Pino Jiménez Martín lleva 28 años trabajando en el campo y, desde entonces, ha continuado con una tradición de hierbas aromáticas y condimentos

Hierbas que curan corazones

Hace 28 años que Ana del Pino Jiménez Martín comenzó a trabajar en el campo. Tenía sólo 21 cuando se metió en la finca de su suegro Julianito Monzón, de quién aprendió todo lo que sabe sobre hierbas medicinales o aromáticas que utilizan para, además de curar enfermedades, llenar corazones. La fémina asegura que se trata de una tradición familiar que actualmente lleva con su marido y sus hijos, conocimientos que aprendió del fundador y gracias a los cuales hoy recorre los diferentes municipios de la Isla con sus productos bajo el brazo. Siempre cargados de ganas de ayudar y de mucha ilusión puesta en cada paso de su elaboración.

Tanto en el Mercado Municipal de Telde como en otros puntos de Gran Canaria, comercializa las hierbas aromáticas y otros condimentos que ella misma trabaja y prepara en el campo. "Las cortamos frescas en la finca, las ponemos a secar con un proceso determinado y cuando están medias secas las separamos en manojos", cuenta Jiménez, sin revelar el secreto del éxito de tantos años al que su suegro dio vida y que transmitió a sus generaciones futuras. "Después las vendemos en la ciudad o fuera, donde, además de vender, también asesoramos a nuestros clientes con todo lo que necesiten saber sobre los productos o sus funciones", añade.

Cuenta que las hierbas aromáticas o medicinales sirven "para calmar a las personas que padecen de nervios o para curar resfriados, entre otras enfermedades que también se pueden tratar con esto", sin olvidar "el tomillo o el laurel entre todos los demás condimentos que tenemos, muchos de los cuales traemos de Península". Asegura que muchas personas recurren a sus productos como alternativa a la medicina tradicional, y que muchas de ellas son repetidoras de sus servicios, "porque se trata de hierbas que funcionan y cumplen su labor".

A pesar de que es un trabajo diario y sacrificado que no conoce lo que son los días de fiesta, las vacaciones o los horarios fijos, esta amante de la agricultura determina que le gusta mucho lo que hace y que "si lo llevas a cabo con gusto, es muy agradecido". Sin duda, se muestra segura de lo que dice y contenta con su forma de vida que no cambia por otra.

Con 49 años que tiene en la actualidad, disfruta cada jornada rural de lo que hace y, tras el homenaje que le han hecho en Telde, afirma que "es muy gratificante que te reconozcan una labor de tantos años" y que, además, "es una buena recompensa".

A pesar de los costes físicos que pueda suponer la labor rural, Jiménez tiene claro que, cuando decidió dedicarse a ello, tomó una buena decisión. Al final es verdad el contenido de la frase que dice que cuando uno comienza a dedicarse a lo que ama no tendrá que trabajar ni un día más de su vida, y parece que es justo lo que a esta fémina le ha pasado.

Es satisfactorio escuchar que alguien disfruta tanto con lo que hace y que, además, todo lo aprendido ha sido por voluntad propia. Sin duda, sus funciones no se reducen a la preparación de las hierbas, sino que su forma de acercársela a los clientes es clave para que vuelvan. Calidad unida a buen servicio que los canarios valoran, sobre todo si de esa fusión nace un medio a través del cuál los resfriados se van más rápido de lo habitual. Porque tanto esta mujer rural como su familia son conscientes de que curar corazones es más importante que cualquier otra cosa.

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