Cuenta la leyenda que desde el principio de los tiempos todos los elfos de la Colina de Colores competían para crear el mejor regalo de Navidad. Con ingenio, imaginación y mucho cariño en cada gesto, trabajaban sin cesar de forma individual para proclamarse vencedores cada año, hasta que se dieron cuenta de que en equipo los resultados siempre son mejor. Con cielo celeste como trama, nieve y abetos de Navidad, cada uno de los personajes dieron vida a los títeres protagonistas que contagiaron de amor y alegría a los niños del municipio teldense de ojos expectantes y almas abiertas a la fantasía.
Sentados en el suelo de la plaza de San Gregorio creando un semicírculo alrededor del pequeño escenario, el público esperaba ansioso que la compañía Bolina diera rienda suelta a la imaginación para incluir a los asistentes en su mundo de ilusión. Ambientados en un paisaje de Navidad, los duendes de colores comenzaron a preparar con prisas los regalos mágicos para estas fechas delante de los niños que reían y cantaban sin cesar. Así, Papá Elfo de color verde, Tina de rosa, Tin de rojo, el Hada Lucinda de blanco y azul, Ba de amarillo, Maloso con una capa negra y el Alf el muñeco de nieve se convirtieron en los mejores amigos del mundo entero y en los peluches más entrañables del universo.
Durante aproximadamente 50 minutos, que pasaron en un abrir y cerrar de ojos, los protagonistas transmitieron mensajes en los que el consumismo se deja de lado, la colaboración se vuelve imprescindible y la amistad y el amor triunfan sobre todas las cosas. De esta manera, Tin, el más pequeño del grupo, se puso manos a la obra para crear en secreto el mejor de los regalos: Alf, su gran amigo de nieve al que cuida para conservar sin que se derrita y ante el que desea, de todo corazón, que cobre vida. Cada uno a lo suyo, pero al final todos unen sus fuerzas y consiguen que este deseo se haga realidad.
Entre canciones, las ocurrencias de los personajes, humor en cada diálogo, la utilización de las nuevas tecnologías para crear los juguetes, las brutalidades de Papá Elfo y su carácter más que simpático, las desastrosas acciones de Maloso al que le gusta mucho robar o el invento de la luz de Tina perfecta para aquellos que tienen miedo a la oscuridad, esta compañía de títeres y teatro, en marcha en la capital grancanaria desde 1990 y con más de 25 espectáculos, se ganó a espectadores de todas las edades que seguían la historia con el corazón puesto en cada situación.
Así, con esa magia que solo ven los que conservan su inocencia, pase el tiempo que pase, el Hada Lucinda bajó del escenario para bailar y abrazar a los más pequeños, nombrados protagonistas por excelencia de estos días a rebosar de ilusión y felicidad. La misma que siempre debe acompañar a todas y cada una de las familias, porque como decía el payaso Miliki "si viene negra tempestad, reír y remar y cantar".
