¿Qué le trae por Telde?
Acabo de comenzar el proyecto Donde voy, en el que invito al público a través de las redes sociales o cuando viene a los directos a que me ayude a elegir un poco el rumbo de mis canciones. Hace dos años que grabé un disco, ahora tengo en mente grabar otro, y como ser músico independiente y no tener mánager ni discográfica hace que la cosa se complique un poco, he decidido coger a la gente de consejera. Así, será la encargados de ayudarme a decidir qué temas formarán parte del próximo disco. A Telde también he traído esta idea con canciones ya grabadas incluidas en el primer disco y algunas nuevas que la gente ha valorado en el directo.
¿Cuándo se incorpora en el mundo de la música de autor?
Hace cinco años que llegué a Madrid para vivir y aunque tenía experiencia en otros ámbitos musicales participando en bandas, con versiones y demás, cuando me lancé de verdad con la guitarra y la voz fue en 2012 al llegar a la capital.
¿Cómo fueron sus inicios?
Fueron por casualidad. Llegué a Madrid a estudiar algo relacionado con la música, ya que quería ser cantante. De pronto, surgió un concurso al que mi hermana me apuntó para el que tenía que escribir una canción sobre el reciclaje de vidrio. El ganador sería telonero de Manuel Carrasco y tenía que ir con la guitarra y la voz a enseñar la canción. Tuve la suerte de ganar y ese fue el empujón que me hizo ver que podía dedicarme a esto algún día, así que decidí empezar.
¿Es complicado hacerse un hueco como cantautora?
Cuando lo haces con tantas ganas e ilusión no te paras a pensar en lo demás. He tenido mucha suerte de encontrarme con compañeros fantásticos que me han ayudado mucho. Hay más facilidad si tienes cerca una discográfica o un mánager, pero creo que con talento, mucho trabajo y constancia todo se puede conseguir.
¿La música es su don innato?
No sé si es un don, pero siempre me ha gustado y sólo se que la música me ha salvado la vida desde pequeña. Recuerdo que con tres años ya cantaba y bailaba en casa de mis abuelos, que fue donde empecé a escuchar copla o cantautores, por lo que mi vida siempre ha estado ligada a la música, y no me lo planteo porque no conozco otra cosa.
¿Tiene algún referente en la música de autor?
Muchos. En mi casa siempre se ha escuchado a Joaquín Sabina, Carlos Cano y Joan Manuel Serrat. Ahora, de mi generación me gustan Manuel Carrasco, Pablo López y Vanesa Martín, entre otros.
¿Este arte le viene de familia?
No, en mi familia nadie canta ni baila, mis padres son muy aficionados a la música, pero nadie se ha dedicado profesionalmente a ello.
¿Se sienten orgullosos de que se gane la vida con esto?
Sí, yo creo que están contentos a pesar de los quebraderos de cabeza, o al menos lo espero.
¿Cómo le suele llegar la inspiración para componer?
No tengo una disciplina de sentarme a escribir, simplemente me pasan cosas y veo que están en el aire y las tengo que rescatar. Esto me pasa a cualquier hora, puedo estar cocinando y me surge una idea o me quedo dándole vueltas a un tema que me ha contado un amigo y pienso que lo puedo convertir en canción. También me pasa mucho que me desvelo de madrugada, porque soy un poco noctámbula, y me levanto a escribir o a grabar alguna melodía que me viene.
¿Algún tema en concreto?
Casi siempre sobre cosas cotidianas, porque es con lo que más me siento identificada, como el amor, el desamor o ahora sobre los refugiados o la inmigración. Así, se vincula la canción con reivindicación social y se forman canciones protesta y, aunque no es mi caso, es verdad que por los años o por la madurez estoy escribiendo de otras cosas que están en proceso.
¿Guarda especial cariño a alguna de sus canciones?
Como todas son mías, es como el que tiene muchos hijos y se plantea que dedo se corta. No puedo elegir, pero hay uno que fue el primero que escribí cuando llegué a Madrid y que marcó un cambio de época y el haber tenido el valor de dedicarme a esto y de haber cambiado de vida. Se llama Aprendiendo a respirar y, como fue el primero, le tengo especial cariño, pero a todos se les quiere por algo.
¿Qué le regala la música?
Felicidad. Va por momentos, pero es encima de un escenario cuando me siento plena. Se trata de momentos fugaces, como cuando bajo y alguien me dice que con alguna canción se siente identificado y me da las gracias por ayudarlo con mis letras. Todo vale la pena por esto.
