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UD Las Palmas La contracrónica (2a jornada)

La vida en el centro sin Javi Castellano

Hernán toma la batuta del centrocampista lesionado, pero el equipo le echa en falta

El mediocentro de la UD Hernán controla el esférico ante la mirada de Deyverson (izda.) y de Josemari (dcha.) Q. CURBELO

Faltaba uno de los gemelos en el corazón de la medular. Nadie pensaba que en el estreno de Primera en casa habría una ausencia tan significativa como la de Javi Castellano. Su rotura del menisco externo, que le manda a la enfermería por siete meses, hizo mella en la plantilla y obligó al técnico de la UD Las Palmas, Paco Herrera, a replantearse la estrategia en el centro del campo ante el Levante.

En las botas y en el cerebro de Hernán Santana, que tomó la batuta de Javi, recayó la dirección del equipo y la creación del juego grancanario. A la par que su rival, el Levante, sobre el terreno un dibujo táctico de contención (1-5-3-2), donde el palmero de la Breña Baja, criado en Zárate, no estuvo solo para afrontar esa gran responsabilidad. Estuvo flanqueado por Culio a su izquierda y por Roque Mesa a su derecha.

Vigilantes y cautelosos compitieron los mediocentros de ambos contrincantes. El dorsal 22 del enemigo, Josemari, empezó a ganar la partida en la zona ancha amarilla. Pero Roque Mesa se incorporaba al ataque para contrarrestar ese envite granota y crear peligro al rival por el costado derecho.

Mientras tanto, Hernán ponía en marcha su labor de recuperación del esférico en la medular para empezar a interceptar algún pase al cuarto de hora del pitido inicial de juego. Faltaba imprimir más velocidad en la circulación del balón en el centro del césped del feudo de Siete Palmas para pillar desprevenidos a los pupilos de Lucas Alcaraz, que comenzaron a ganar mayor posesión de balón. Sin embargo, las ocasiones de gol brillaban por su ausencia y primaba un lánguido ritmo de batalla.

Esa falta de chispa fue cubierta por Roque, que reaparecía en escena, con un ataque de segunda línea para sorprender a la zaga granota. A falta de unos 20 minutos para el descanso, un disparo con su pierna izquierda se marchó, desviado por un defensa, a la derecha del guardameta Rubén.

Roque se asoció bien con Hernán, incluso cobraba más protagonismo por momentos que el de La Palma y generaba peligro. Pero apenas llegaban los balones al eje ofensivo grancanario, donde Araujo y Viera estaban hipercontrolados por los tres centrales del Levante, Trujillo, Feddal y Juanfran.

Culio, más en la sombra en la primera mitad, se mostró más activo y apareció en una internada en el área granota en la reanudación del choque, pero no se tradujo en gol. Con su pierna izquierda, sirvió un balón a Jonathan Viera, que ganó la espalda a la defensa levantina por el costado derecho, pero su internada fue invalidada por fuera de juego.

El entrenador visitante, Lucas Alcaraz, decidió entonces mover fichas en su medio campo. Sacó a Casadesús como interior derecho y sentó en el banquillo a Josemari, uno de sus centrocampistas que más se incorporó al ataque en la primera parte y generó dos ocasiones de gol cerca del área isleña.

Hernán seguía ahí, sigiloso, pero atento a todo lo que acontecía en el terreno de juego, e incluso fuera de sus dominios. En alguna ocasión salió al rescate de la retaguardia grancanaria, cuando robó el esférico a Camarasa. De no haber sido así, el centrocampista valenciano se hubiera plantado en solitario por la derecha, al borde del área del cancerbero Javi Varas sobre el minuto 68.

Los tres centrocampistas amarillos que dispuso Paco Herrera carburaron ideas y metieron el turbo. Mucho más ágil de piernas, Culio contribuyó en una jugada a balón parado donde colaboraron otros dos efectivos. Viera botó una falta alejada que el mediocentro argentino sirvió al área desde la banda izquierda. La cabeza de Aythami impactó sin fortuna ese balón, que se esfumó por encima del travesaño.

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