Esta UD Las Palmas no es muy normal. Quique Setién ha retado a un tópico del fútbol moderno, ese que dice que hacen falta jugadores de un perfil defensivo en el centro del campo para proteger la portería, y lo está ganando. Con cuatro defensas y un doble pivote formado por Vicente Gómez y Roque Mesa, que en los últimos años se han acostumbrado a moverse cerca del área contraria, la UD ha dejado su meta a cero en sus dos últimos partidos en el Estadio de Gran Canaria. Necesitó la colaboración puntual de Javi Varas y el desatino de la Real Sociedad, que contó un par de remates de mucho peligro. Y ante el Villarreal, al contrario de lo que sucedió en el Bernabéu, se encontró con un coloso muy tímido, pero en líneas generales al equipo amarillo le está funcionando la fórmula.
No hay más que darse una vuelta por los equipos de Primera División para comprender el tamaño del desafío de esta UD a las últimas tendencias del fútbol. Hasta el Barcelona juntando de vez en cuando a Mascherano y Busquets, y el Real Madrid, que ha incrustado a Casemiro, han capitulado. Incluso los equipos con tintes suicidas como el Rayo Vallecano se guardan las espaldas con al menos un pivote más habituado a cerrar espacios, en este caso Raúl Baena, que a construir. Sin embargo, en la UD se han adaptado Vicente Gómez y Roque Mesa a hacer de todo. Los dos la piden, los dos organizan, los dos tapan espacios y los dos llegan al área, como hizo el de Schamann en el gol de Jonathan Viera. Entre ambos han sacado a Hernán, un fijo para Paco Herrera, del once tipo de Quique Setién. Ni siquiera tuvo minutos en la segunda parte, cuando los cambios con el viento a favor fueron ofensivos. Entraron Momo, Willian y Valerón, todos atacantes.
El poder del colectivo
Y con ese doble pivote como alma la UD Las Palmas está cerrando su portería. A base de orden Setién ha cambiado también el registro defensivo. Después del ridículo en Getafe con cuatro defensas y cuatro goles encajados, los dos primeros nada más empezar, la UD ha encontrado la solidez con un centro del campo totalmente diferente. Tanto que ayer la Real Sociedad, con un talento en ataque infinitamente superior al del conjunto madrileño, tuvo pocas ocasiones de gol claras. Porque están en un estado de desconfianza tremendo, pero también por mérito de la UD.
Así, David Simón empezó corrigiendo a Aythami, que tiró mal un fuera de juego ante Carlos Vela. Luego el de Arguineguín salió dentro del área al paso del mexicano, que se tiró a la piscina. Las ayudas, las coberturas y los centros despejados fueron habituales durante todo el encuentro. Imanol Agirretxe no encontró un balón franco que rematar en zona de peligro. Sí lo hicieron Diego Reyes y Yuri, que mandaron el balón desviado. Pero la UD ató en corto al gran peligro donostiarra, de quien no hubo noticias durante los noventa minutos. Y tampoco de Carlos Vela, al que David Moyes dejó en el vestuario al descanso.
Recuperación y contragolpe
El sustituto del azteca, Bruma, agitó el ataque visitante, pero los amarillos supieron contenerle cerrando sus centros. Y también cuando se quedó solo en el área después de que la zaga tirara mal un fuera de juego ya que por allí apareció Garrido. Siempre que había un error en la zaga insular aparecía alguien para arreglarlo. Así ocurrió con dos pérdidas de balón en la primera mitad en zonas de peligro, una de Vicente y otra de Roque. Pero ambas acabaron en nada porque no era el Real Madrid quien estaba delante y porque la defensa estaba atenta.
Con el 2-0 los arreones de la Real Sociedad, más por vergüenza torera que por convicción, fueron una constante. Y a cada uno de ellos respondía la UD con solidez. Pedro Bigas y Aythami Artiles, erráticos en el Santiago Bernabéu, mostraron la cara de hace dos semanas logrando su actuación más firme de la temporada mientras han jugado con una defensa de cuatro hombres.
Están más desprotegidos ahora los centrales en comparación a cuando les acompañaba Alcaraz. La diferencia, la gran diferencia, es que ahora reina el orden y el sacrificio de todos. El equipo cree en la idea, sabe lo que tiene que hacer en cada momento y cada uno pone su granito de arena. Sergio Araujo y Tana incordiaron la salida de los centrales de la Real, mientras que Nabil El Zhar y Jonathan Viera tenían los sentidos puestos en ayudar al lateral y recuperar el balón. Un cúmulo de circunstancias que se ven reflejados en el número de veces que el rival de turno pisa el área.
A la Real le costó, y cuando logró inquietar a Javi Varas ahí estaba el andaluz para abortar la ocasión Ocurrió por dos veces, ambas ya con 2-0 en el marcador. Primero Xabi Prieto entró como un puñal por el costado derecho, pero su punterazo lo despejó el portero como pudo. Más tarde, con el encuentro agonizando, a Sergio Canales le dio por buscar la escuadra desde su casa, pero Varas respondió con un vuelo portentoso y su parada acabó en el larguero. Pese a todo, sus apariciones fueron mucho más reducidas que en partidos anteriores.
Y con la Real Sociedad volcada tras el 2-0 en contra esa buena estructura defensiva de la UD, esas continuas recuperaciones de balón hicieron que surgiera el otro registro de los amarillos. El Zhar, Tana, Viera y Araujo se pusieron las botas al contragolpe y pudo caer el tercero. Pero la mayor inspiración ofensiva nació de la seguridad atrás. Y sin medios defensivos.
