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Un hallazgo en el Pizjuán

Setién prueba y acierta juntando a Roque con Viera y Tana

Un hallazgo en el Pizjuán

Las alineaciones como la del Sánchez Pizjuán, esas que se plantean condicionadas por las bajas, en contextos difíciles y en escenarios de prestigio son de las que miden la personalidad de los entrenadores y sus proyectos. Son decisiones que llegan en situaciones límite y que suelen provocar un tembleque que tire abajo el castillo de naipes. Son un jaque.

A ese panorama se enfrentaba Quique Setién y la UD Las Palmas en Sevilla. Dirigiendo a un equipo tocado por los últimos resultados, sin mediocentros puros disponibles para salir de inicio -una zona clave para desarrollar su estilo de juego- y ante un rival lanzado hubiera sido humano elegir la opción conservadora que le ofrecía la altura y el físico de Mauricio Lemos. Pero el equipo amarillo saltó al campo con la alternativa más atrevida, la del talento de Jonathan Viera y Tana por dentro con Roque. Para compensar la falta de músculo todos pusieron lo que les exigió el técnico en rueda de prensa. Y la prueba resultó un acierto.

A pesar de que la UD Las Palmas se vuelve de Sevilla con otra derrota y con otro lesionado, también lo hace con el descubrimiento de una fórmula prometedora, de esas que mastican futuras victorias. Un hallazgo que provocó muy buenos minutos en el Sánchez Pizjuán y que levantan la moral de cara al exigente calendario que se viene encima. Porque hasta la entrada de Vitolo sobre el césped mandaban Roque, Jonathan Viera y Tana. Mandaba la UD. Los tres, rodeados de un equipo que mostraba la versión concentrada de San Mamés y Mestalla, y no la desastrosa de Vallecas o el Ciudad de Valencia, hicieron sufrir al centro del campo hispalense.

Allí donde Unai Emery colecciona jugadores de potencia se imponía la calidad grancanaria. Retocó el sistema Quique Setién y volvió a juntar a sus tres pequeños. Ya lo hizo durante veinte minutos en Vallecas y el equipo empezaba a levantar la cabeza cuando Bebé hizo el segundo. Y ya no hubo manera. Pero los tres combinando por el centro como titulares inquietaron al Sevilla. Las caras de los locales camino del vestuario reflejaban preocupación e incertidumbre.

Para acompañar al centro del campo de más talento puso Setién la fuerza y profundidad de Wakaso y El Zhar en los extremos. Con su tendencia a quedarse en la banda y sacrificarse en tareas defensivas encontró Las Palmas más variantes. A la defensa del Sevilla no le bastaría con juntarse por el medio para taponar la clase amarilla. Si lo hacía, había gente esperando en los costados.

Con esos argumentos sobre el césped la UD empezó gobernando. Evitó, por fin, que le marcaran pronto y fue ganando confianza con el paso de los minutos. La solidaridad de todos los centrocampistas hizo que los amarillos presionaran muy arriba para incordiar la salida de balón del Sevilla, que no es una de sus virtudes. Así, a base de recuperaciones los insulares iban llegando hasta Sergio Rico. De los 59 balones que robó la UD 25 fueron de Roque, Tana y Viera, tres jugadores de vocación ofensiva pero que se pusieron el mono de trabajo.

Llegadas hasta la frontal

Los amarillos estaban sorprendiendo a N'Zonzi y Cristóforo pero se quedaban en la orilla en muchas ocasiones. Fue habitual ver a Tana y Jonathan Viera con el balón controlado en las inmediaciones del área pero sin probar a Sergio Rico. A veces la defensa hispalense y otras el poco veneno de los atacantes visitantes impidieron que el Sevilla encajara un gol para empezar. Y es que, a pesar de la agresividad del centro del campo, a la UD le costó encontrar a Willian José, el hombre con más facilidad para apretar el gatillo.

La más clara la tuvo Jonathan Viera al borde del descanso con un zurdazo desde la frontal que repelió la cruceta. La UD tocaba en la puerta del Sevilla, pasaba y a veces hasta invadía el salón. Pero no llegaba a la cocina. Y lo pagó.

Porque en la segunda mitad acusaron el esfuerzo los pequeños, poco acostumbrados a tanto despliegue. De hecho Viera, Tana y Roque -hasta su lesión- fueron los que más corrieron. El Sevilla apretó, marcó y cambió el guión, pero una individualidad de los amarillos en forma de disparo de Tana que acabó golpeando en la mano de Cristóforo pudo resucitar el duelo. Perdió la UD, pero puede haber encontrado la manera de ganar otros partidos.

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