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UD Las Palmas La contracrónica (29ª jornada)

Momo y los 600 millones

La clase del extremo, con un caño a Pepe, la asistencia a Willian y que provocó la roja a Ramos, desactiva al ejército más caro del planeta

Momo controla el esférico ante la presión de Arbeloa y de Isco, ayer, en el Gran Canaria. ELVIRA URQUIJO

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Consagración de PlayStation. Momo se doctoró ayer ante el gigante blanco con una actuación portentosa, que sirvió de antorcha para iluminar la resurrección ante el Real Madrid en el segundo acto. El extremo de Las Torres lanzó un caño a Pepe, brindó la asistencia a Willian José -en la acción del 1-1- y forzó la tarjeta roja que vio Sergio Ramos. Todo en un segundo acto de cine, que se fue al traste con el cabezazo de Casemiro, que dejó en evidencia a la zaga amarilla en otro córner maldito. Final cruento para una UD valiente que mereció el empate.

De Momo a Jonathan Viera. En el centro del campo amarillo se fabricó la esperanza. En un pulso vibrante, repleto de errores, el juego de salón de Setién marcó la pauta de principio a fin. Un Navas sobresaliente arruinó el sueño del humilde, que puso contra las cuerdas al gigante blanco. Cristiano Ronaldo, abucheado por la grada del partenón, pasó desapercibido. Malogró dos tiros francos, congelados por un Javi Varas pletórico, salvo por la acción del 1-2 -en la que se queda a media salida-.

Paren a Modric

Roque Mesa y Montoro. Intercambio de roles. El teldense terminó de lateral derecho -igual que ante el Getafe-, tras jugar primero de mediocentro y luego de mediapunta. Tres roles y una exigente batalla con el renacentista Modric. El valenciano, que fue de menos a más, pasó más desapercibido pero lució garra y temperamento. Una roca ante los Casemiro, Kovacic y el dragón Pepe. La contienda del siglo fue un choque de trenes constante, con más posesión de la UD (51,6%) y con el triunfo moral en la relación de tiros a portería (6 para los isleños por los 4 del ogro). Además, se ganó en los remates totales: 15 por 12.

Con este panorama, el Madrid tiró de poderío técnico. Solo la pegada y la leyenda florecieron en Siete Palmas. De juego, nada. Un esperpento. Pero este envoltorio del diez veces campeón de la Liga de Campeones no debe empañar el gran partido de los de Setién. Siempre con el corazón en un puño, sedientos de gloria, se lanzaron a la yugular del gigante. Con el toque por bandera, salvo los cortes eléctricos de Lemos, impusieron su credo.

Un empujón de Ramos a Nili y un centro de caviar de Willian José tras una combinación con Viera, completaron los primeros compases. Fuera de juego de Nili y disparo del brasileño que sacó el meta del Madrid de forma milagrosa. Haciendo del santo Casillas. Un error garrafal de Modric dejó el balón franco a Willian, que lo vio tan fácil, que desperdició la mejor del duelo.

Momo se sumó a la fiesta (12'), con un tiro poderoso, para responder a una cabalgada de Cristiano. CR7 no dio la talla, en un ejercicio patético de impotencia. En este clima de frustración blanca, Casemiro vio la amarilla. Paradón de Varas a tiro de Cristiano y llega el primer córner macabro. Sergio Ramos, libre de marca, marca el inicio de la cruzada. Con el viento en contra, igual que ante el Barça, la UD lució personalidad y fue una bestia.

Isco y Bale dejaron bastante que desear. Bien atados por el engranaje defensivo local, el Madrid hizo aguas en la zona de creación. Solo Modric, que dio un recital, impuso su criterio. Lemos secó a Cristiano pero Lucas Vázquez fue la amenaza. Lejos de amedrentarse, el fútbol renacentista de la UD hizo las delicias de la afición. El aliento del candidato para salir de la quema.

Intercambio de cromos

¿Cómo escapó de la guillotina la UD de Setién? Con Bigas como un cohete, los amarillos cambiaron de posición a sus puñales. Nili se marchó a la izquierda y Momo, a la derecha. Baile de roles, la fórmula mágica para tumbar al coloso de Zidane. Los locales jamás entregaron el hacha de guerra y tuvieron en el inicio del segundo tiempo la gran reacción. Crónica del despertar.

Momo clonó la mejor versión de su carrera para dejar en evidencia a Pepe. Dani Castellano saltó por el lesionado Garrido. Cambio de fichas, hombre por hombre para optar a más profundidad. El extremo de Las Torres eludió la presión de un Modric imperial, en el fiel resumen de una película mágica. Fútbol industrial y de quilates.

Viera y Dani Castellano se asociaron; un centro de Momo se estrelló en el cuerpo del central luso Pepe. Arbeloa tiraba de ingenio para tapar las arrancadas de Nabil El Zhar, que entró por un pletórico Nili. En el concurso de los méritos, Willian José, a pase de Momo, tras un fallo capital de Kovacic, estableció el empate. Duró un minuto la soberana justicia del balón. Casemiro aprovechó un 'regalo' de la zaga isleña para lograr el (1-2). Injusticia manifiesta. Bofetón a la lógica.

En la línea de las grandes actuaciones, ante los ogros de la mejor liga del mundo, la UD tuteó al Madrid del presupuesto de los 600 millones con descaro. Igual que hizo en el teatro de Siete Palmas ante el Atlético de Madrid (0-3) y Barça (1-2) con el mismo botín: 0 puntos. Pero una lección de esplendor barroco. Los de Quique Setién se han ganado el cielo con una propuesta estilista y letal. Que ha logrado levantarse en dos ocasiones, para igualar la contienda. Es la radiografía de una propuesta eterna, que se repone a las embestidas de Jesé Rodríguez, Bale, Cristiano Ronaldo y Messi.

Los invisibles

Con 30 puntos y a falta de nueve jornadas, la UD llega al tramo más dramático. Lo hace con la conciencia tranquila, conocedora de sus virtudes y defectos. La cruenta derrota ante el Madrid escenifica el exquisito trato de balón como terapia y la falta de concentración en ciertos tramos de la batalla.

"¿Fallos en los saques de esquina? Son los dos únicos tantos que hemos recibido en Liga con los lanzamientos de córner y nos ha tocado en este encuentro. Toca aprender", determinó Setién en sala de prensa, el padre de esta UD revolucionaria, que se crece ante los más despiadados de la competición.

La entrada del 'Chino' Araujo resultó anecdótica porque Willian José sigue tocado por los dioses. El punta argentino entró a escena bajo un manto de pitos, mientras al brasileño se le venera como a esta UD. Es la película del cambio de roles. Ayer, héroe; hoy, villano. En el caso de Momo se ha ganado la renovación con otra demostración de talento en estado puro. Termina contrato en junio y sigue muriendo por el escudo en la selva del caviar.

El pase magistral a Willian José y el caño a Pepe ilustran la categoría de un actor especial, diferente y tiene el cartel de eterno. Invisible para Herrera, ahora es uno de los coroneles del ejército de Setién.

Y es junto a Viera, los dos exponentes de criterio y magia. El alfil y Romario, dos bestias contra el ejército de los 600 millones de euros. El Madrid quedó ridiculizado por el despertar de una UD mágica, que se quedó a medias en su asalto.

La dictadura del toque recibe una puñalada directa al corazón y se acaba la racha victoriosa. Toca la Real Sociedad tras un recital de variantes ofensivas. El pánico cambia de acera. Arde el Santiago Bernabéu, a doce puntos del líder, y los amarillos ya creen en lo imposible.

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