El penúltimo partido de pretemporada de la Unión Deportiva Las Palmas tenía mimbres para ser una prueba seria de cara al inicio liguero. Poniendo en liza al once que presumiblemente saldrá en Mestalla, con la excepción de Carlos, por quien entraría Vicente y la duda de Boateng, los amarillos salieron a dominar el encuentro. Los chicos de Setién al son de Viera, que se encuentra en estado de gracia, carburaban. Tocaban y tocaban en busca del espacio para golpear a la defensa del Tenerife. Y así fue como Macedo, cuando todo el juego estaba volcado a la izquierda, encontró una autopista por la derecha para incorporarse y definir de una forma magistral. Un gol que recordó mucho al que materializó el pasado domingo ante el Cagliari. El lateral, sin hacer ruido, está haciendo méritos para hacerse con un hueco en el once titular dando muestra de sus condiciones.
La Unión Deportiva Las Palmas ha dejado patente sobre el campo, que sus dos laterales son dos armas más con las que abrir el campo y hacer daño a los rivales. Un ejemplo de ello fue el gol, una jugada en la que ambos laterales en ese momento se encontraban en el campo rival y prácticamente pisando el área de Dani Hernández.
Minutos para Prince Boateng
Quien sigue dejando buenas sensaciones sobre el terreno de juego es Prince Boateng. El atacante fue de la partida y se mostró asociativo con el resto de sus compañeros. Además cumplió con una de las funciones que les otorga Setién a los atacantes, emplearse también en tareas defensivas. Sus ayudas a Dani fueron constantes por la izquierda y en las jugadas de más peligro del Tenerife no dudó en bajar hasta el lateral derecho para ayudar a Míchel Macedo.
Una primera parte de fútbol en que ambos equipos plasmaron sobre el campo sus antagónicas filosofías pero en la que hubo fútbol. Otro cantar fue la segunda mitad. El conjunto amarillo realizó una serie de cambios dando entrada a Borja Herrera, David Simón, Arencibia y Tyronne. Con la llegada de los recién incorporados se acabó el fútbol y comenzó la batalla. Álvaro Arencibia fue al cruce con Nano en busca de un balón. El jugador amarillo dio al esférico pero enganchó al jugador blanquiazul. El árbitro decretó roja directa al joven central mientras Nano se dolía de la rodilla en el terreno de juego. Suso corrió a pedirle explicaciones al jugador amarillo que se justificó diciendo que iba al balón.
La tangana de todos los derbis ya estaba servida. Saltaron al campo los jugadores del banquillo del Tenerife y los jugadores que calentaban en la banda. Momentos de manotazos, enfrentamientos e insultos, mientras que el árbitro sacaba tarjetas rojas y no se sabía bien a quien. Otros formaban la guerra por su cuenta como Prince Boateng o Marko Livaja, quienes a pesar de no hablar español, se encaraban y pedían explicaciones a los tinerfeños por sus feas acciones. La trifulca iniciada por Suso acabó con tres visitantes expulsados. David Simón y Jonathan Viera, además de Arencibia, enfilaron el túnel de vestuarios agarrados por Setién, que les pedía calma. Por parte del conjunto blanquiazul el único expulsado fue Vitolo.
Como si de un tiempo muerto se tratara Martí dio instrucciones a los suyos en el terreno de juego y el míster amarillo movió el banquillo para ajustar las ocho piezas que le quedaban sobre el campo. De forma que terminó jugando Vicente de central y El Zhar de lateral derecho. Estas expulsiones le acabaron sirviendo a Setién para probar nuevos roles para sus chicos.
De lo que debe ser la fiesta del fútbol canario siempre acaba desencadenando en una especie de batalla campal en la que todo vale. Un riesgo innecesario en pretemporada con el inicio de la Liga a la vuelta de la esquina. Dos equipos en los que su gran rivalidad que se acaba traduciendo en acciones al filo de la legalidad y el fútbol pasa a un segundo plano.
