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Vicente Gómez, el agitador implacable

Tras diez partidos de titular, frente al Betis mostró su arista de revulsivo

El centrocampista Vicente Gómez, ante Morata, en el Gran Canaria. QUIQUE CURBELO

El revulsivo perfecto. Veintidós minutos sublimes para edulcorar el último naufragio. La redención del Leonardo Da Vinci de la galaxia de Setién. Vicente Gómez, 834 minutos en este campeonato, con diez actuaciones de titular en las primeras doce jornadas, ejerció de rebelde en el Benito Villamarín. Su aparición en el segundo tiempo ante el Real Betis [entró por Momo en el 68] fue lo único potable. Eléctrico, elegante, incisivo y con dos remates; puso patas arriba el templo de Rubén. Descartado por decisión técnica en Anoeta -en un pulso para olvidar (4-1) ante la Real de Willian José-, el pasado sábado encajó su primera suplencia. Y lo hizo de la mejor manera. Salió revolucionado, disparando su caché.

Goleador ante Osasuna, fue el segundo movimiento táctico de Setién, tras la forzada entrada de David García por el lesionado Dani Castellano -estará tres semanas 'ko'-. Con el Betis replegado, luciendo una presión diabólica, Vicente bajó la pelota y generó toneladas de peligro. Al filo del abismo, con el 2-0 en contra, a la desesperada, el centrocampista del barrio de Schamann miró a los ojos al diablo. Silenció a sus detractores, y fue capaz de minimizar sus carencias en el plano ofensivo -lucidas por ejemplo ante la SD Eibar-.

Se vio a otro Vicente. Inspirado y que vuelve a reabrir otro debate en la sala de máquinas de la UD. Junto al 'triángulo mágico', Roque, Viera y Tana, aparecen la figura de este mimbre renacentista. Junto a Prince Boateng, conforman el régimen del terror de Quique Setién.

Con 195 duelos de amarillo, su inicio de campeonato fue para enmarcar. Sin embargo, no terminaba de lucir su arista de llegador. Y es que el exjugador de la AD Huracán, con 14 dianas en el cuadro isleño, es un cabeceador letal. En su expediente de goles de cine, el firmado en el Nuevo San Mamés (2015-16), al Tenerife en el Gran Canaria o al Real Zaragoza en La Romareda.

Determinante frente al Madrid

En el plantel profesional desde la 2010-11, alcanzó la alternativa con Jémez ante el Valladolid en la Copa. Blindado hasta junio del 2020, la dirección deportiva amarilla ya tiene avanzada la mejora de contrato del '4'. Ha lucido el brazalete de capitán y es la extensión de Setién en el césped. Tiene aura de líder, la sombra de Da Vinci es alargada. Puede actuar en la posición de Roque Mesa -con pleno de minutos en las primeras 12 finales-.

En la órbita de la selección nacional, Del Bosque ya trasladó su nombre el pasado mes de enero. Con 31 duelos en la máxima categoría, se estrenó en el latifundio de Messi ante el Atlético de Madrid -agosto del 2015 con Herrera-. En la muerte por aplastamiento ante la presión del Betis de Víctor Sánchez del Amo, solo Vicente se escapó de las llamas de la hecatombe.

Pero fue ante el Madrid -el pasado septiembre-, con su golpeo de cabeza, en la triangulación con Tana y Araujo en el 2-2, cuando alcanzó la condición de inmortal. El capitán amarillo quiere más. Vuelve a vestirse de intocable, al salir reforzado del incendio del Benito Villamarín. Mientras los Roque, Tana, Viera, Momo o Prince Boateng combatían sin aliento, Vicente se disfrazó de arma de destrucción masiva. Cuestión de inteligencia. A sus 28 años, ha llegado su momento. La hora del renacentista.

450 pases, siete disparos, 40 recuperaciones y un tanto. La cosecha del insaciable. Ante el Athletic, se postula como titular de oro.

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