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UD Las Palmas Insignias de oro y brillantes

Dos tinerfeños de sangre amarilla

Honores para José Juan y Gilberto II, integrantes de la UD que encadiló a finales de los años 60

Dos tinerfeños de sangre amarilla

Desde el pueblo de Candelaria, en su Tenerife natal, José Juan Gutiérrez, aquel ariete de la época dorada de la UD de finales los años 60, reconoce sentirse "en una nube" desde que el pasado martes el club hiciera oficial que el próximo domingo le impondrá la medalla de oro y brillantes de la entidad en el descanso del encuentro ante el Athletic Club de Bilbao.

Algo parecido ocurría en el hogar tinerfeño de Justo Gilberto, conocido en su época más relevante como futbolista como Gilberto II, fallecido hace cinco años. Su esposa, Rosa María, afirmaba ayer que "él desde el cielo estará muy orgulloso del gesto que ha tenido el club con su persona".

Junto a Gilberto I y Martín Marrero, ambos completaban la cuota chicharrera de un plantilla que escribió, quizás, las páginas más brillantes de la historia de la UD, con un subcampeonato liguero y la participación en competición europea. Ninguno de ellos, ni sus respectivas familias, se sintió en tierra extraña cuando defendieron la casaca amarilla.

"En el vestuario éramos una auténtica familia, y esa fue una de las claves del éxito que tuvimos", explica José Juan. "En un plantel netamente grancanario, tanto los cuatro de Tenerife como los tres peninsulares -los guardametas vascos Oregui y Ulacia y el melillense José Luis-, nos sentíamos como en casa", afirma el delantero centro del aquel equipo glorioso de Las Palmas. Reconoce que, todavía hoy, cuando visita Gran Canaria "la gente me recuerda con mucho cariño, algo que agradezco mucho".

Se muestra "muy feliz" por un reconocimiento que "casi ni me esperaba". "Cuando me lo comunicaron fue una sorpresa muy agradable y me siento emocionadísimo; el teléfono desde que salió la noticia echa humo con llamadas de amigos, excompañeros, conocidos familiares", explica el exjugador de la UD.

José Juan disputó un total de 115 partidos de Liga y 11 de Copa del Rey con el conjunto grancanario, durante las cinco temporadas que vistió la camiseta del equipo. Llegó al club en el ejercicio 1966-67 procedente del CD Tenerife. Marcó un total de 32 goles. Debutó frente al Granada, en el Estadio Insular, el 11 de septiembre de 1966 (1-1).

Recuerda el delantero centro que la alineación de aquella UD "la gente se la sabía de carrerilla". Afirma que el valor de aquella plantilla en el fútbol actual "haría saltar la banca". "Uno por uno, todos eran grandísimos jugadores", apostilla. "Casi 50 años después, nuestros nombres están en la mente de los aficionados al equipo y de toda España", manifiesta.

Además, también señala como vital la figura del entrenador, Luis Molowny, al que considera parte importante de los éxitos que se cosecharon. Sobre todo, resalta su carácter: "Más allá de agobiarte con consideraciones tácticas, nos daba mucha confianza. Nos decía salgan a divertirse y hagan los que ustedes saben".

José Juan señala que hombres como Germán Dévora, Tonono y Juan Guedes eran verdaderos líderes de aquella plantilla tanto en el campo como en el vestuario, pero siempre mandando mensajes positivos a los compañeros. "Recuerdo que Guedes, cuando me veía bajo porque había hecho un mal encuentro, me decía 'vamos chicha, qué pasa, mañana saldrán mejor las cosas".

Lágrimas de emoción

"Perdona que me emocione, pero soy muy llorona". Eran las primeras palabras de Rosa María cuando entablamos contacto telefónico con ella para conocer sus impresiones sobre la concesión de la insignia de oro y brillantes por parte de la UD a la figura de su esposo ya fallecido, Justo Gilberto, Gilberto II.

Confesaba sentirse "emocionada y nerviosa" ante el acto que se celebrará el próximo domingo en el césped del Estadio de Gran Canaria. "Seguro que mi marido está muy orgulloso desde el cielo con esta distinción que le hace Las Palmas, como también lo estamos todos en la familia", explicaba.

Rosa María apunta que para Justo Gilberto y para ella, sus cuatro hijos y ocho nietos, la UD Las Palmas se trata de "un club de categoría", porque cuida y siempre tiene presentes a los que han luchado por esa entidad. "No olvida, es un club señor en todos los aspectos", afirma orgullosa.

Recuerda lo bien que se portaron cuando su marido fallecía en mayo de 2012 a los 69 años de edad. Destaca que la bandera del equipo amarillo cubría el féretro, en una muestra más de la admiración recíproca entre la entidad y el que fuera su jugador.

Justo Gilberto jugó 226 partidos con la UD entre encuentros de Liga y de Copa del Rey en las siete campañas que estuvo. Como José Juan, también llegó procedente del CD Tenerife. Marcó 31 goles. Debutó el 8 de octubre de 1966 en un partido frente al Sabadell en el Estadio Insular (1-0).

"Fue más querido en Las Palmas que en su isla, Tenerife", manifiesta la esposa. "Recuerdo que cuando acudimos a la boda del hijo de Paco Castellano le paraban por la calle. Era una buena persona y muy sencillo, algo que la gente apreciaba", afirma.

Rosa María confirma, como lo hacía José Juan, el ambiente familiar que imperaba entre los jugadores de aquella plantilla, y que "eso se trasladaba también a las familias". "Salíamos juntos a comer y a cenar, y las mujeres y nuestros hijos manteníamos una estrecha relación también", manifiesta. Explica que lo que peor llevaba eran las largas ausencias por motivo de los viajes, "porque antes los desplazamientos no resultaban tan rápidos como hoy en día".

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