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El milagro de Juan Marrero Portugués

Es de agradecer y merece la pena atraer la atención sobre “La historia de un milagro”, libro en el que Juan Marrero Portugués despeja un capítulo fundamental de la historia de una sociedad mercantil cuyos propietarios fueron cientos de miles de canarios que, según él, tienen derecho a conocer la utilización de la Caja Insular de Ahorros “como instrumento político”. Con la misma motivación que llevó a Domingo José Navarro a escribir ‘Recuerdos de un noventón’, Marrero Portugués considera que para conocer la realidad actual es necesario conservar la memoria, así el lector de su libro se podrá formar una idea de los usos y comportamientos de un tiempo de cambio extraordinario, de la España de Francisco Franco a la monarquía parlamentaria de 1978. Explica el autor su marco de referencia para narrar “la historia de un milagro” (1959-1979), el salto de la nada al todo. El milagro de Marrero Portugués ya ha agotado su primera edición.

“Las memorias, frecuentemente obra de hombres públicos, se redactan para rectificar su imagen, contestar acusaciones, aclarar actos equívocos, revelar secretos, facilitar material a historiadores, y con sentido pragmático, para que sean útiles a otros hombres públicos”. Esta definición de Francisco Morales Padrón encaja como un guante en el sentido de la obra de Marrero Portugués.Y aunque escribir la biografía siempre tiene algo de narcisista, en este caso pesa más la generosidad de compartir con sinceridad sus recuerdos al entender que su relato vital interesa.

Juan Marrero Portugués (Las Palmas de Gran Canaria, 1929) ha vivido una época de transformacionesextraordinarias y ha sido protagonista, unas veces voluntario y algunas, las menos, involuntario. Ha vivido con intensidad lo que la vida ha puesto en su camino. La Caja Insular de Ahorros, los ayuntamientos de Arrecife y de Las Palmas de Gran Canaria, donde ejerció como concejal, y las Cortes Generales del régimen anterior, hoy Congreso de los Diputados, han sido la atalaya perfecta para acercarse a lo más trascendente de la vida ciudadana, empresarial, social, económica y política de su tiempo.

Juan Marrero Portugués supeados los ochenta años, la edad aristotélica de la sabiduría, y más próximo a cumplir los noventa, no se ha dejado llevar por el rencor ni el resentimiento, se ha guiado por su memoria y su corazón para hilvanar un relato de trescientas páginas repleto de referencias familiares, encuentros amistosos y colaboraciones profesionales y empresariales. La tarde del 22 de diciembre de 1979, Marrero Portugués firma el finiquito con la Caja Insular de Ahorros en la terraza del Hotel Santa Catalina, testigo mudo de tantos acontecimientos de la historia de esta tierra, ante el vicepresidente de la entidad, Vicente Rojas Mateos, notario de Las Palmas, que intervino como representante de la Caja Insular, y que dejó por escrito la "honestidad fuera de toda duda" de Marrero Portugués y los "malos entendidos" que provocaron su traumática salida.

Si el milagro de la Caja, a su juicio, significa pasar “de la nada al todo”. La peripecia vital que atraviesa las páginas de este volumen, lleva la fuerza inversa. Aquel ejecutivo brillante, en el mejor momento de su carrera, con 52 años, pasa del “todo a la nada” al ser desalojado de la dirección general de la Caja Insular y cesar en sus funciones ejecutivas. Ahora, con la perspectiva implacable de la apisonadora del tiempo, alguno de sus amigos repite el ritornelo tan castizo de “otro vendrá que bueno me hará”.

No hay datos nuevos ni originales. Que nadie espere descubrir algo desconocido. Lo que es original y valiente es su testimonio. Su versión, que nadie lo dude. Hay otras. Especialmente recomendable y evocador resulta el índice onomástico con el que corona la obra, la obra de su vida.

Se trata de un buen libro de historia y me atrevo a decir que necesario, como ha demostrado el interés de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, para entender los años finales del régimen anterior y los primeros de la transición en Gran Canaria.

Es recomendable. Diría que imprescindible para llegar a comprender lo que ha sido la vida económica alrededor de la Caja, entidad que llegó a contar con más de 500.000 libretas de ahorro de otros tantos canarios.

Resulta muy de agradecer que personalidades como Juan Marrero Portugués ofrezcan sus memorias a modo de testimonio que ayude a evitar errores en este nuevo tiempo de una nueva transición, pero en el que por desgracia la Caja es historia aunque aún pendiente de aclarar.

Marrero Portugués no establece verdades absolutas ni juicios sumarísimos. Relata hechos ciertos, aunque haya otras versiones diferentes a la suya. No es inapelable. Es como la vivió el desde los más alto de la entidad. Sin pretensiones, ha conseguido un documento para la historia de la Isla con el que el lector no se aburre. Con generosa benevolencia, Marrero Portugués cierra su obra dando al lector el beneficio de la sentencia final: “serán otros los que juzgarán si fue para bien o para mal de nuestra isla de Gran Canaria”. Ustedes dirán.

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