Es muy normal que los niños les teman a diversas cosas, pero ¿por qué algunos bebés tienen más miedo que otros?

Según un estudio, la respuesta está relacionada con su microbiota intestinal, es decir, con el conjunto de bacterias que viven en su intestino.

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Esta investigación destaca que observarla podría ayudar a prevenir la aparición de enfermedades de salud mental en el futuro.

Estudio pionero

Este precursor estudio, realizado por la Universidad de Michigan y la Universidad de Carolina del Norte, ha analizado a 30 bebés.

Y los resultados sorprenden: el microbioma intestinal era diferente en los bebés con fuertes respuestas de miedo y en aquellos con reacciones más leves.

Para determinar si el microbioma intestinal estaba conectado con la respuesta al miedo en los seres humanos, se diseñó un sencillo estudio piloto.

De este modo, los investigadores caracterizaron el microbioma de los pequeños analizando sus muestras de heces.

Por otra parte, evaluaron su respuesta al miedo observando cómo reaccionaban cuando alguien entraba en la habitación con una máscara de Halloween.

Microbiota y amígdala

Más tarde, el equipo registró imágenes de los cerebros de los niños utilizando tecnología de resonancia magnética.

Descubrieron así que el contenido de la comunidad microbiana al año de edad estaba asociado con el tamaño de la amígdala.

Esta estructura localizada en el lóbulo temporal del cerebro está involucrada en la toma de decisiones rápidas sobre amenazas potenciales.

Asociaciones reveladoras

Al recopilar todos los datos, los investigadores observaron asociaciones significativas entre las características específicas del microbioma intestinal y la fuerza de las respuestas al miedo de los bebés.

Los resultados destacaron que los niños con microbiomas desiguales tenían más miedo que aquellos bebés que contaban con una microbiota más equilibrada.

Es decir, los niños con respuestas intensas ante el miedo tenían más de algunos tipos de bacterias y menos de otros.

Para una mayor fidelidad de los resultados, la muestra fue seleccionada exhaustivamente con la mayor cantidad posible de factores que impactan en el microbioma intestinal.

Por ejemplo, todos los niños que han formado parte de este estudio fueron amamantados y ninguno recibió antibióticos.

¿Intestino y salud mental?

Los descubrimientos de este estudio son muy relevantes en materia de salud mental.

Por una parte, pueden ayudar a entender por qué hay bebés que son más nerviosos o temerosos.

Y por otra, entender esto también podría ayudar a prevenir futuros problemas mentales.

Los expertos recalcan que la forma en la que respondemos a situaciones que nos dan miedo en los primeros años de vida es muy relevante.

Esto podría ser un indicador de cómo será nuestra salud mental en el futuro.

Según comentan, la microbiota intestinal de un bebé al momento de nacer podría indicar a los profesionales que es posible que un niño necesite ser monitoreado a medida que crece.

De este modo, se podría anticipar cualquier problema y se aseguraría que su salud mental esté nutrida y cuidada.

Por ejemplo, en el caso de los niños que experimentaron mucho miedo existe un mayor riesgo de desarrollar trastornos como ansiedad o depresión en el futuro.

En cambio, si sucede el extremo opuesto y los niños no reaccionan ante situaciones temerosas, pueden llegar a tener rasgos sin emociones o comportamiento antisocial.

En resumen, observar cómo es la microbiota intestinal de un bebé podría darnos una pista de su estado emocional.

Esto ayudaría a poder proporcionar una atención preventiva para evitar la aparición de trastornos de salud mental, algo que suele tener lugar por primera vez durante la adolescencia.