Severino Sarmiento y Antonio Díaz, empleados del estanco bazar Ani, tuvieron que abrir ayer las puertas de la tienda donde trabajan para recibir a todos aquellos que se acercaron para celebrar la venta de uno de los boletos agraciados con 75.000 euros por el número 95379 representante del segundo premio del sorteo del Niño de este año. Aunque durante la jornada de ayer ningún afortunado diera señales de vida, los trabajadores aseguran que se trata de un vecino del barrio, "porque aquí vienen sobre todo clientes habituales y es cien por cien seguro que es de la zona", explican con satisfacción.

De esta manera, el pueblo de Balos fue el único de Santa Lucía que repartió dinero entre los habitantes del municipio y aunque sólo haya sido un boleto, "quién lo tenga ha recibido una ayudita importante", señala Sarmiento rebosante de alegría al pensar que alguna familia conocida puede estar disfrutando en estos momentos no sólo de la cantidad económica, que no está nada mal, sino de la alegría de vivir una situación como esta.

Una felicidad que este multiservicios ya conoce a pesar de sus pequeñas dimensiones, porque según aseguran los dos trabajadores "hemos dado bastantes premios en varios sorteos". Asimismo, frente a la administración asoman hasta seis papeles con diferentes números y juegos que han sido dignos de colgar en la pared por la suerte que han repartido en el barrio en los últimos años.

El establecimiento, propiedad de Dorucena S.L., es un punto mixto en el que la administración comparte espacio con el servicio de venta de artículos de alimentación, entre otros. Siempre lleno por clientes habituales, según Sarmiento y Díaz, el local lleva tiempo cubriendo sus necesidades.

Ayer no estaba previsto que abriera por la fecha señalada, pero darle vuelta a la llave por un motivo así está más que justificado, sobre todo al tratarse del primer premio del sorteo del Niño que reparten. "Recibimos la llamada de la Delegación de Loterías, nos comunicaron la noticia y nos vinimos", completan con una gran sonrisa.

Fuera, algunos transeúntes se asomaban para verificar el rumor de ese segundo premio y, aunque aún no se conoce al afortunado, la alegría se palpaba sin necesidad de hacer esfuerzo. Acompañados por tiempo casi de verano y papeles de regalo asomando en cada contenedor, Balos también tuvo un día de Reyes para no olvidar.