La zona tinerfeña de Anaga, y más concretamente la pequeña localidad de Igueste de San Andrés, fue uno de los lugares del Archipiélago de los que partieron muchos jóvenes rumbo Cuba para buscar mejor futuro. Uno de estos jóvenes de Igueste fue el bisabuelo de María Vera, del que su familia aún conserva muchas fotografías de aquellas que los emigrantes canarios se tomaban orgullosos con los ropajes típicos cubanos de la época en los estudios de La Habana. El bisabuelo de esta tinerfeña fue también de los que perdieron las propiedades -en su caso modestas- en el proceso de expropiaciones que se inició con la creación del Ministerio para la Recuperación de Bienes Malversados. Volvió con lo puesto y en su caso ni siquiera hay documentación, de ahí que no confíen en exceso en las posibilidades de sumarse a la aventura en que se ha embarcado 1898 Compañía de Recuperaciones Patrimoniales. Hay que recordar que el acuerdo que sellaron España -en la época de Felipe González- y Cuba para dar carpetazo a las indemnizaciones, que el Tribunal Supremo refrendaría después tras el recurso de un afectado, es uno de los principales escollos para los expropiados y sus familias. De su parte están las irrisorias indemnizaciones que ni siquiera se sufragaron, no al menos en su totalidad. M. Á.
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