Asier Antona incluyó en su currículo una titulación que carecía; Manuel Báez, siendo alcalde, suplantó a su hijo en una oposición, y ahora Juan Rafael Caballero dimite como teniente de alcalde de Ingenio y secretario general del PSOE en ese municipio tras ponerse en cuestión su titulación como médico. ¿Qué pueden pensar los canarios de los políticos de las Islas?
Los políticos debemos serlo por vocación. Tenemos la obligación de ser ejemplarizantes porque somos públicos. Hay cuestiones que no deben ser aceptadas por una sociedad y esos casos que cita son ejemplo de ello. Caballero automáticamente dimite, con lo cual ha actuado de manera responsable. Estoy seguro de que la mayoría de los políticos son gente honrada, que se desloman por sus vecinos y muchas veces un ejemplo nos salpica a todos. También la sociedad tiene, a veces, que hacer una autoreflexión y tener claros sus valores. A veces hay valores que están fallando en la sociedad y si una sociedad está enferma, no puede aspirar a que los políticos estén sanos y sean ejemplos. España ha sido capaz de hacer una transición democrática pacífica. La sociedad tiene que ser tan exigente con los políticos como los políticos con la sociedad que quiere para cada país. Eso sí, con el debate político a la altura, que es algo que echo de menos muchas veces.
¿Sabe si Caballero tiene el título? ¿Le consta si ha ejercido como médico?
No lo sé. No he podido hablar con él y lo desconozco. Ingenio tiene la suerte de tener un magnífico alcalde, es un municipio donde el PSOE es un ejemplo en el presente y en el pasado y seguirá adelante.
¿Por qué el PSOE no apostó por acreditar las titulaciones en el Parlamento?
El PSOE lo que hizo fue ir a una junta de portavoces y tomó una decisión con el resto. No es que nos opongamos. Creo que hay que hacer ver a algunos cargos públicos con todo lo que está pasando que para ser cargo público no hace falta tener ningún tipo de titulación. Es un tema de vanidad absurda, de egocentrismo infantil, el que te pongas títulos que no tienes. Es algo presuntuoso y hacer eso, con todo el respeto, es una fantasmada y está fuera de lugar. Creo que a los diputados se les tiene que exigir que sean serios y creo que es suficiente con que nosotros lo sepamos. Distinto es que para acceder a un puesto tú falsees ese título. No es el caso, porque aquí no se necesita nada para ser ni diputado, ni concejal ni alcalde, solo ganas de servir a lo público. Ahora está muy en boga este tema. Es una marejada, irá pasando y está, lógicamente, dejando sus víctimas.
¿Usted también oculta algún secreto?
No lo sé. En lo que estamos hablando en absoluto. Secreto ninguno. He caminado siempre de manera recta. Lo que más dicen de mí y es lo que también llevo con orgullo es que soy una persona normal, que sigo teniendo los mismo amigos, que me relaciono con los de siempre y que soy una persona honrada. Es lo mejor que se puede decir a un político. Cometo errores y los he cometido, eso está claro. Me pregunta por un secreto, pero creo que soy tan evidente que no tengo ninguno.
