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Crisis migratoria

«Por supuesto que se vulneran los derechos de los inmigrantes»

Louleia Mint, especialista en extranjería, denuncia el cierre de vías legales de migración | Muere un bebé de dos meses en Fuerteventura

Luoleia Mint El Mamy. Efe

«Por supuesto que se vulneran los derechos humanos» de los migrantes africanos que llegan a Canarias por vía marítima, sean adultos o menores, y «si fueran personas blancas y europeas eso no ocurriría», según el testimonio de Loueila Mint El Mamy, abogada especialista en migración y extranjería. La letrada compareció ayer ante la comisión de estudio sobre inmigración del Parlamento de Canarias, en una sesión en la que también participó Ángel Manuel Hernández Gutiérrez, pastor, presidente de Misión Cristiana Moderna, al frente de un centro de atención a personas migrantes en Fuerteventura, quien igualmente denunció que «la desinformación oficial» del Gobierno conduce al rechazo y a la xenofobia contra los migrantes.

Mint El Mamy defendió que de las más de 1.000 muertes anuales de migrantes en la ruta canaria son «asesinatos», porque se les impide la llegada desde África a Europa de forma «digna, legal y segura» y se les empuja a pagar 3.000 euros a las mafias para llegar jugándose la vida, cuando un billete de avión cuesta unos cientos. Y cuando llegan, relata, sin haber cometido ningún delito, se les retiene en comisarías, aunque haya enfermos, mujeres en lactancia o niños de cinco años, no se les permite una asistencia jurídica personal sino colectiva y se recortan las retribuciones de los abogados de oficio, como ha hecho la Consejería de Justicia del Gobierno de Canarias. «Si fueran personas blancas y europeas esto no ocurriría», denuncia Mint El Mamy.

La abogada explicó que cuando se trata de la inmigración desde África siempre se habla de los ministerios del Interior y de Inmigración, pero nunca de la responsabilidad del Ministerio de Asuntos Exteriores, que cierra sus consulados a migraciones dignas legales y seguras y alimenta a las mafias al empujar a las personas a jugarse la vida en el mar.

Por su parte, el pastor Ángel Manuel Hernández denunció que «a nadie le importa» si los migrantes viven o mueren y demandó que se dé apoyo a las organizaciones y particulares que trabajan en los países de origen y de tránsito «para paliar algo esta barbarie».

Precisamente en Fuerteventura se contabilizaba la noche del miércoles el fallecimiento de un bebé de apenas dos meses cuando intentaba llegar a Fuerteventura en brazos de su madre a bordo de una embarcación neumática que había salido de un punto cercano a El Aaiún.

La madre pensaba que venía dormido, pero tras llegar a puerto, los equipos de rescate se percataron de que el bebé estaba en parada cardiorrespiratoria. Inmediatamente después, fue trasladado a la ambulancia que estaba en el muelle, donde un médico intentó reanimarlo, sin éxito. Los padres acompañaron el niño, que en principio fueron trasladados con el niño al hospital, donde se confirmó la muerte, fueron luego conducidos a la conocida como nave del queso, un recinto convertido desde hace unas semanas en Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE).

Hasta cinco embarcaciones llegaron esa misma noche a Fuerteventura con 283 personas, la mayoría de origen subsahariano. Esta isla, junto con Lanzarote, se han convertido en las últimas semanas en la principal entrada a las Islas de embarcaciones procedentes de África.

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