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Rearme de Rabat | Giro en la política de la Casa Blanca

EEUU condiciona la ayuda militar a Marruecos a un acuerdo con el Sáhara

La ley de Defensa de Biden amaga con dejar al Ejército marroquí fuera de las maniobras de la Armada americana en África, realizadas frente a las costas isleñas

El enviado especial de la ONU para el conflicto en el Sáhara, Staffan de Mistura, visita el campamento de Tinduf

Estados Unidos pone condiciones a su estrecha y longeva amistad con Marruecos. La Ley de Autorización de Defensa Nacional, validada para 2022 por el presidente norteamericano, Joe Biden, supedita la concesión de ayuda y financiación militar al compromiso de Rabat con la búsqueda de una «solución política mutuamente aceptable en el Sáhara Occidental». El país norteafricano ya ha dado pasos en este sentido. En 2007 planteó ante la ONU un plan de autonomía para el territorio saharaui, reconocido hace una semana por Alemania como «un esfuerzo serio y una buena base para llegar a un acuerdo a este conflicto regional». No obstante, la salida administrativa a esta disputa es una asignatura pendiente que se arrastra desde la marcha verde, en 1975.

Los presupuestos de Defensa de Biden establecen que la Casa Blanca no podrá financiar la participación de las fuerzas marroquíes en los ejercicios multilaterales organizados por el Pentágono, a menos que Rabat muestre una intención real de llegar a un acuerdo de paz con el Sáhara. Así, cabe la posibilidad de que Marruecos se quede fuera de los mayores ejercicios militares que realiza anualmente el Ejército estadounidense en África, las maniobras African Lion, que tienen lugar frente a las costas de Canarias. El año pasado, la Sexta Flota americana –la unidad de las Fuerzas Navales estadounidenses en Europa–, se desplegó a unas 100 millas al este del extremo oriental del Archipiélago y un portaaviones americano realizó vuelos de ensayo dentro del espacio aéreo español, a menos de 50 millas al noroeste de La Graciosa. En 2013, Estados Unidos también rechazó la participación de Marruecos en estas maniobras ante las protestas de Rabat por el apoyo que brindó la Casa Blanca a un mandato de vigilancia de los derechos humanos en el Sáhara Occidental, que formaba parte de la misión de la ONU para mantener la paz en el territorio.

El Senado americano prohíbe destinar fondos del Sáhara a la apertura de un consulado en Dajla

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Otra señal del distanciamiento de Biden hacia las políticas sobre Marruecos del expresidente Donald Trump es que, en octubre, el Senado norteamericano aprobó un proyecto de ley que prohíbe destinar fondos asignados al Sáhara Occidental a la apertura de un consulado en Dajla. De esta forma, se neutraliza una de las promesas del expresidente, quien impulsó la posibilidad de abrir un consulado en territorio saharaui como muestra de su respaldo a Rabat. 

La decisión de condicionar las ayudas militares a Marruecos contenta a los congresistas que exigieron al actual Ejecutivo que revocara el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, anunciada por Trump, a través de un tuit, en los últimos días de su mandato. Una manifestación que ningún país europeo secundó, a pesar de las presiones de Marruecos. 

Sánchez afirma que Rabat es un «socio estratégico» y el rey insta a iniciar «la nueva relación»

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El rechazo de Madrid a este deseo frustrado de Rabat y la entrada en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, «por causas humanitarias», tensionaron las relaciones entre ambos países vecinos. Marruecos mostró su malestar utilizando la presión migratoria como herramienta política. En mayo facilitó la llegada a nado a las costas de Ceuta de cerca de 10.000 personas, muchas de ellas menores no acompañados, lo que supuso una grave crisis humanitaria en la frontera. Desde entonces, España ha puesto todo de su parte para recuperar las buenas relaciones con Marruecos, que llamó a consultas a su embajadora en Madrid, Karima Benyaich, en medio de la crisis migratoria y diplomática, y todavía no ha regresado a su despacho. Además, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cesó a la entonces ministra de Exteriores, Arancha González Laya, gestora de la entrada de Ghali en España.

Sánchez afirmó ayer que Marruecos es un «socio estratégico» con el que España tiene que caminar «a lo largo de los próximos meses y los próximos años» y agradeció la «colaboración y cooperación» que hay entre ambos países. El presidente del Gobierno suscribió las palabras pronunciadas por el rey Felipe VI, que durante la recepción al cuerpo diplomático animó a Marruecos a «caminar juntos» con España para «empezar a materializar ya la nueva relación» sobre «pilares más fuertes y sólidos» y con el deseo de «encontrar soluciones a los problemas que preocupan» a ambos países. Las palabras del monarca conectan con el mensaje que Mohamed VI pronunció en agosto, cuando expresó su deseo de seguir trabajando con España con el fin de «inaugurar una etapa inédita en las relaciones», basada en «la confianza, la transparencia, la consideración mutua y el respeto a los compromisos».

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