La presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, hizo este jueves un llamamiento en el Parlamento de Canarias a la preservación del diálogo y al cuidado de la palabra para no convertirla en «arma de destrucción». La representante de la Cámara Baja centró su discurso durante la sesión solemne celebrada en el Parlamento regional para conmemorar el 40 aniversario de la autonomía en el valor del consenso en torno a esos puntos en común que, más allá de ideologías y partidos, son o deberían ser transversales. Esos «archipiélagos de acuerdo y consenso» entre los que incluyó el respeto a la Constitución y los valores, derechos y obligaciones que esta consagra.
Los cuatro diputados de Unidas Podemos no escucharon el discurso de Batet, no al menos desde sus asientos en el salón de plenos, en señal de protesta por la decisión de la presidenta del Congreso de retirarle el escaño en la Cámara Baja a Alberto Rodríguez. «El reino absoluto del consenso sería el cementerio de la política», expuso la socialista sin los parlamentarios morados entre el auditorio.
Batet introdujo en sus palabras varias referencias a las particularidades de Canarias, como la necesaria participación de su Cámara legislativa en aquellas decisiones del Gobierno central o de las Cortes Generales que afecten a su Régimen Económico y Fiscal (REF). «Un mecanismo singular que pone de relieve la especificidad de este Parlamento», ahondó la que fuera, entre 2018 y 2019, ministra de Política Territorial y Función Pública.
A la sesión solemne asistieron, entre otras autoridades y ex cargos públicos, el expresidente del Parlamento José Miguel Bravo de Laguna y los titulares de los órganos dependientes de la asamblea legislativa autonómica: Consejo Consultivo, Audiencia de Cuentas y Diputado del Común.
El discurso de apertura de la sesión, que apenas duró unos 45 minutos, lo dio el presidente del Parlamento de Canarias, Gustavo Matos. Un discurso en el que al margen de lo estrictamente institucional hubo una evidente carga política. De hecho, Matos cargó contra esos partidos que, en evidente alusión a Vox, apuestan por dar pasos hacia atrás en el autogobierno, un «ataque directo al consenso institucional de 1978». «En nuestro país existe ya no un riesgo lejano, sino una amenaza real de retroceso», subrayó.