El vínculo hispano-luso

Saramago se convierte en el nexo de unión entre los dos países ibéricos | El legado del escritor lo atesora su casa museo

Cumbre Hispano Lusa en Lanzarote

Cumbre Hispano Lusa en Lanzarote / Efe

Una rotonda con un monumento en recuerdo del escritor José Saramago desemboca en su casa, ahora convertida en museo. «Lanzarote no es mi tierra, pero es tierra mía», una frase del premio Nobel figuran en la base de la escultura donde la J de su nombre y varias eses de su apellido suponen un elocuente testimonio de que es inminente la llegada a la morada de un escritor que pasó los últimos 20 años de su vida en la tierra de los volcanes, donde escribió parte de sus novelas e isla que le adoptó como uno de sus hijos más queridos. Saramago fue feliz en la isla junto a su mujer Pilar del Río, que ahora cuida y protege el legado de un escritor que también adora Portugal, su país de nacimiento. Por eso Saramago se convierte en un vínculo que estrecha aún más los lazos entre los dos países, cuyos mandatarios rinden tributo al autor de Balsa de piedra o Ensayo para la ceguera.

Del Río mostró a los presidentes Sánchez y Costa la casa, la biblioteca y el valor cultural al que dotó Saramago a su obra y al Atlántico, el mar que baña los dos países y sus archipiélagos. El Nobel, fallecido en 2010, escribía en portugués y luego traducía simultáneamente al español y siempre puso en valor lo que unía a los dos países y a las dos culturas que forjaron en Europa pero también en América y en África.

La huella del escritor están por toda la casa. Sobre la estantería de su despacho se puede ver el diploma que acredita que José Saramago recibió el merecido Premio Nobel de Literatura en 1998. En el patio se encuentra uno de los elementos con mayor valor sentimental de la casa, un olivo que llegaría a Lanzarote como una pequeña rama en una minúscula maceta que Saramago sujetó durante el vuelo desde Portugal.

La biblioteca atesora los libros que es el escritor fue dejando en las estanterías y en ella pasó sus últimos años dando vida a sus últimas creaciones. Se trata de un visita imprescindible para los amantes de la literatura y de la cultura.

En el centenario de José Saramago A Casa invitó a volver a sentir los lugares donde el escritor escribió sus mejores novelas, desde Ensayo sobre la ceguera a Alabardas. En su autobiografía Saramago explicó cómo llegó a Lanzarote: «En 1986 conocí a la periodista española Pilar del Río. Nos casamos en 1988. En consecuencia la censura ejercida por el Gobierno portugués sobre la novela El Evangelio según Jesucristo (1991), vetando su presentación al Premio Literario Europeo con el pretexto de que el libro era ofensivo para los católicos, cambiamos, mi mujer y yo , en febrero de 1993, nuestra residencia a la isla de Lanzarote» y allí se afincó el escritor portugués, que recibió el Premio Nobel de Literatura cuando ya llevaba cinco años viviendo en Canarias.

«El lugar donde les esperamos siempre con un buen café portugués, libros, una ventana al océano, a cada uno de nosotros, a la humanidad de José Saramago», reza la página de la casa museo.

«La herencia y el legado de José Saramago siempre unirán a España y Portugal», señaló Sánchez en su cuenta de Twitter tras visitar, junto a Costa, su casa. «Bienvenido a España, querido amigo», ha saludado Sánchez a Costa, con quien hoy presidirá la cumbre entre ambos países.

Tras el emotivo encuentro con el legado de Saramago en A Casa, las delegaciones de los dos gobiernos, junto a los representantes del Ejecutivo canario, cenaron en el Castillo de San José, en Arrecife, en el que se degustaron platos de la isla y de La Graciosa, entre ellos papas arrugadas con salpicón de cherne, merluza del Archipiélago Chinijo bañada en mojo canario, cochinillo negro y tartar de gamba de la zona de La Santa, en el norte de Lanzarote.

La degustación fue encargada a los centros de Arte, Cultura y Turismo de Lanzarote, un organismo que coordina los principales centros turísticos de la isla, varios de ellos fruto de la genialidad de César Manrique. Entre ellos se encuentra los Jameos del Agua, lugar emblemático de la isla donde hoy se celebra la XXXIV cumbre hispano-lusa.

Protestas

Las medidas de seguridad establecidas ante la llegada de los dos mandatarios a Tías –municipio situado a 12 kilómetros de Arrecife, capital de la isla– fueron estrictas. Sin embargo, una protesta se hizo presente junto a la rotonda de Saramago con una representación de los letrados de la Administración de Justicia, que están en huelga indefinida desde el mes de enero en toda España. Un grupo de letrados con sus togas procedentes de las islas de Gran Canaria, Fuerteventura y la propia Lanzarote se apostó en la zona para hacer visibles sus reivindicaciones. Los representantes de los letrados lamentaron que se haya tenido que llegar a esta situación y reclamaron que la ministra de Justicia, Pilar Llop, que también está hoy en la isla de los volcanes, se siente con ellos ya que hasta ahora no ha habido diálogo. Asimismo solicitan del presidente del Gobierno que medie entre el Ministerio y el comité de huelga.

El grupo de letrados quiso acercarse lo máximo posible a la casa museo de Saramago, pero tanto los servicios de seguridad de Moncloa como los agentes de la Guardia Civil apostados en la zona lo impidieron.

Junto a los letrados varios ciudadanos espontáneos también llegaron al lugar, algunos de ellos para protestar por diferentes motivos y exhibir algunas ideas negacionistas.

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