Pleno del Parlamento de Canarias | Segunda jornada plenaria

La dama del perrito

Cabe imaginar la brillantez del debate cuando la aportación teórica más rotunda la realizó Jesús Ramos Chinea

Lo peor es servir estupideces en un lenguaje populachero y faltón 

La consejera de Bienestar Social, Candelaria Delgado (izquierda) momentos antes del inicio del pleno.

La consejera de Bienestar Social, Candelaria Delgado (izquierda) momentos antes del inicio del pleno. / Efe

Alfonso González Jeréz

El cronista comprendió ayer, por fin, el concepto de efecto llamada que utiliza Vox desde antes de ser Vox. En la segunda jornada del pleno parlamentario el lunch organizado por el gabinete de la Presidencia del Parlamento estaba a reventar. En vista de que no había ningún periodista presente, salvo el pendejo que suscribe, se acercaron a devorar las existencias personal técnico, pibes y pibas de distintos gabinetes de prensa, asesores, visitantes que se habían acercado a hablar con algún consejero o diputado, achichincles perfectamente desconocidos. Chascaban con un entusiasmo renovado por la democracia parlamentaria. Si hay más croasanes en bandeja que periodistas siguiendo los plenos algo habría que hacer, y algo se ha hecho, en efecto. Si hiciera falta se podría poner un cartel en la fachada de la Cámara al uso de los más reputados guachinches de la isla: «Hay San Marcos». 

Como era miércoles y todos los diputados habían dormido en Tenerife, se pudo comenzar la sesión puntualmente, una agradable novedad. Todos los martes un grupo de señorías tardonas consiguen retrasar los plenos una media de 20 o 25 minutos y argumentan que su vuelo llegó tarde, pero eso sí, se niegan a tomar otro más temprano. Ayer comenzó a lucirse el consejero de Política Territorial, Cohesión Territorial y Aguas, el majorero Manuel Miranda, en una comparecencia donde esbozó más o menos sus objetivos y preocupaciones estratégicas - más lo segundo que lo primero -- para la legislatura. Miranda ha desarrollado una carrera pública irregular - fue alcalde de Puerto del Rosario entre 1997 y 1998 -- y algunos lo consideran un técnico metido en política -muy pocos -- y otros un político que simula ser un técnico - la mayoría -.

El consejero ha militado tanto en el PP - en el pasado - como en Coalición Canaria -desde 2004. En el Cabildo de Fuerteventura ya se ocupó de las áreas de Política Territorial y Aguas. Habla en la tribuna como quien lee un informe: con una pesadez profusa y granítica. Juraría que quien le escribe los discursos sufre arterosclerosis. En realidad Miranda lo lee todo siempre. Nadie estuvo demasiado fino en su comparecencia, sinceramente. El consejero insistió en que el reto demográfico «es uno de los más urgentes desafíos de nuestra tierra». 

Jessica de León confirmó su intención de regular el alquiler vacacional que ya supone casi un 30% de la oferta alojativa en las islas

El psocialista Jorge González arrojó sospechas ecuánimes sobre la voluntad de consejero de hacer nada positivo. Aseguró que José Antonio Valbuena dejó en la Consejería más de veinte proyectos «ya listos» para plantas de saneamiento y depuración de aguas residuales. «Pónganse ustedes a trabajar», exigió tajantemente González, con una frase que es talismán verbal entre los socialistas para afear la conducta, cualquier conducta, del Gobierno de Clavijo. Lo que pasa es que en el caso del bueno de Jorge González las apelaciones al trabajo resultan poco convincentes. Algo así como escuchar como un rabino exige que se rece el avemaría cada noche. Miranda, suavemente, le respondió que los proyectos de los que hablaba no tenían suelo adjudicado, ni los preceptivos estudios de impacto medioambiental, ni otras quisicosas que, en puridad técnica, impiden llamarlos proyectos. González se echó a reír, que es lo que un diputado debe hacer cuando le pillan en una mentira o una desinformación. 

El consejero de Política Territorial explicó que ya era improrrogable que el Gobierno español asumiera el compromiso financiero establecido en el protocolo de 2018: tres convenios por un importe total de más de 900 millones en el plazo de doce años. La tozuda negativa de Madrid ha paralizado la mayor parte de las obras hidráulicas prioritarias para el país, como la depuradora de Barraco Seco, el sistema de saneamiento del norte de Lanzarote, el emisario submarino de La Oliva y Gran Tarajal o la estación depuradora de Granadilla de Abona. Ni una sílaba sobre esto se les escuchó a González ni a la portavoz de NC, Carmen Hernández, quien eso sí, proclamó para que nos enterásemos todos que Lanzarote y Fuerteventura estaban en una emergencia hídrica. Por la parte del crecimiento demográfico no se avanzó más allá de los tópicos y ambigüedades de rigor. Porque si Miranda afirma que «aquí cabe todo el mundo», ¿cuál es el problema demográfico? Cabe imaginar la brillantez del debate cuando la aportación teórica más rotunda la realizó Jesús Ramos Chinea, de la ASG, quien lanzó otra de sus frases que anhelan el mármol: «Recordemos, señorías, que la economía y la demografía van siempre de la mano…» A ratos los plenos parlamentarios son como los partidos de petanca. Lo fundamental es pasar el rato sin agobios, disfrutando de cortos rodeos alrededor del terreno, y no darle jamás un golpe directo al asunto que quieres mover. Quien lo hace, pierde.

Elena Máñez, ex consejera de Empleo, convocó como un hada luminosa a la consejera de Bienestar Social, Candelaria Delgado, para decirle que el Gobierno de Ángel Víctor Torres había sacado a Canarias de la cola en la calidad de sus servicios sociales según un informe de la Asociación de Directores y Gerentes en Servicios Sociales (ADGS), un documento que los socialistas han publicitado hasta el cansancio. Después, en la letra pequeña, el informe, reconociendo mejoras nada despreciables, tampoco es para estar orgullosos. La consejera de Sanidad, Esther Monzón, anunció el enésimo plan de choque contra las kilométricas, mortuorias listas de espera. El alcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez, se estrenó con una espléndida corbata en la comparecencia de la consejera de Turismo, Jessica de León, que confirmó su intención de regular normativamente el alquiler vacacional que ya supone casi un 30% de la oferta alojativa en las islas. Durante dos o tres minutos Bermúdez pareció hasta interesado por lo que ocurría a su alrededor, aunque enseguida se reincorporó a su nirvana: le quitas la corbata -aunque sea bonita -- y tal cual un yogui. La otra diputada que por primera vez tomó la palabra en el pleno fue Rebeca Paniagua, lo que dio ocasión a su vez para conocer una de las incorporaciones más estrafalarias de la Cámara. 

Se examinó, en una comparecencia de la consejera Monzón, la angustiosa situación actual del sistema sanitario canario. Las fuerzas que sostienen al Gobierno autonómico se mostraron obviamente muy críticas. Las estadísticas son angustiosamente preocupantes, cuando no abiertamente espeluznantes, y eso a pesar del crecimiento del gasto en la sanidad pública en los últimos cuatro años (más de mil millones de euros se asignaron en los presupuestos generales de 2023).

El portavoz socialista, Miguel Ángel Pérez del Pino, un ingeniero informático bregado políticamente en el Cabildo de Gran Canaria, hizo lo que pudo por defender la gestión de Blas Trujillo, sin demasiado éxito. Ni siquiera los ingenieros informáticos pueden hacer milagros. Tampoco hizo falta porque Yone Caraballo, diputado de NC, se subió a la tribuna de oradores y lo aclaró todo. Ya en alguna comisión el desparpajado Caraballo había demostrado su aguda capacidad de simplificación de los problemas, su magistral cháchara de barra de chochos y moscas y, sobre todo, la ignorancia supina sobre donde se encuentra.

«Ah, pero ustedes van a seguir con lo de la sanidad, la sanidad se hunde, la sanidad no funciona. Miren, se los voy a explicar, pero lo voy a hacer por última vez, porque ya está bien de repetir esto cada vez que demuestran no enterarse de nada… Que si listas de espera…Que si el Hospital Universitario… Pero, ¿qué dicen? ¿Dónde han estado metidos ustedes? ¿El diputado de CC dónde ha estado? ¿En Matrix? ¿Y la del PP que hacía? ¿Pasear al perrito? ¿Ustedes no se han enterado que sufrimos una pandemia? ¿No saben que todavía tenemos en los hospitales gente con coronavirus? Les voy a leer un mensaje por wasapp de unos compañeros del hospital. Se los voy a leer literalmente. Pero chacho chacho chacho que está pasando aquí?» Esto es, más o menos, una intervención parlamentaria en la opinión de Caraballo, chuleta, simplón y alegantín. La reacción de Paniagua estuvo muy bien. Sobre todo cuando recordó que durante toda la cuarentena -como la mayoría de los periodistas canarios - se mantuvo trabajando diez hora diarias - y en su caso no exagera -para mantener informados a sus televidentes, en una isla distinta a la que reside su familia. Si un diputado nacionalista o conservador se hubiera inventado que una diputada, en medio de una tragedia social y con cientos de muertos todos los meses, se dedicaba a pasear a su perrito, lo hubieran calificado fulminantemente de machista. Lo peor no es apantallar los problemas estructurales del sistema público canario con el covid. Lo peor es servir estupideces en un lenguaje populachero y faltón. Porque, pibe, no hubo otro Matrix -otra realidad paralela -- que el que montó el Gobierno anterior. Y con dinero de todos.