Pleno del Parlamento de Canarias | Recuperación territorial y urbanística de La Palma

La Palma, año cero

El PSOE y NC presentarán una batería de reformas en la tramitación del decreto de reconstrucción como ley

La diputada de CC Ana Oramas habla con la socialista Nira Santana antes empezar el pleno. | |

La diputada de CC Ana Oramas habla con la socialista Nira Santana antes empezar el pleno. | | / MARÍA PISACA

Alfonso González Jerez

Alfonso González Jerez

Excepcionalmente el Parlamento de Canarias celebró ayer una breve sesión plenaria a pesar de las vacaciones de enero que se toman sus señorías. Y más vale no entrar en detalle, porque bastantes diputados y diputadas, en realidad, siempre se toman la legislatura como unas prolongadas vacaciones, como un amplio periodo de estudios en Jauja, y se hacen un Pedro Martín en la calle Teobaldo Power que da gloria verlos. Se llama ahora «hacerse un Pedro Martín» a ese estilo político que conjuga cobrar y haraganear y que en estos días recibe el nombre del expresidente del Cabildo de Tenerife porque ha trascendido que, salvo firmar y recoger el acta, Martín no ha hecho absolutamente nada en el Senado, percibiendo puntualmente, como es obvio, su sueldo sabrosón. La convocatoria plenaria estaba más que justificada, porque se trataba de convalidar el decreto ley de medidas en materia territorial y urbanística para la recuperación económica y social de La Palma tras la erupción volcánica de Cumbre Vieja. Primero se votaba la convalidación del decreto por parte de la Cámara y a continuación la tramitación del mismo por como proyecto de ley por el procedimiento de urgencia. El Gobierno de Fernando Clavijo – y especialmente CC – tenía prisa porque a su juicio – lo repitieron mucho desde el grupo parlamentario de CC en la pasada legislatura – las medidas de carácter estructural –y no meramente asistencial– llevaban un retraso escandaloso e inadmisible. Alicia Vanoostende se había hecho un lío normativo y operativo entre lo peor y lo imposible. Finalmente el Gobierno de CC y PP aprobó el decreto y ahora, para que la oposición no le acuse de ningunearlo, se tramitará como una ley, pero con la máxima brevedad permitida reglamentariamente. El decreto, por cierto, ya recibió hace unos días la bendición de la Federación Canaria de Islas (Fecai) y del Consejo Consultivo de Canarias. Y tal y como estaba previsto fue convalidado con los votos de la mayoría (a los que se sumó Vox en esta ocasión) mientras que el PSOE y Nueva Canarias se abstuvieron.

Las razones de Nueva Canarias y del PSOE para abstenerse a la hora de convalidar el decreto fueron ligeramente sorprendentes. El generalmente sensato Luis Campos, pese a comprender la perentoriedad de apoyar la recuperación socioeconómica de La Palma, afirmó que el decreto trataba igual a aquellas personas que tenían una vivienda de uso personal «con licencia» y a las que en cambio tenían una propiedad «alegal» que destinaban a cosas viles y espantosas como el alquiler vacacional. A un servidor le deja estupefacto el desconocimiento que muestra el señor Campos de la propiedad rural de La Palma. En La Palma, como en La Gomera, como en El Hierro, como en todas las islas que vivieron un enorme retraso administrativo y reinaba el minifundismo, muchas veces los títulos de propiedad son (digamos) equívocos y discutibles. ¿Y el caso de aquellos que estaban regularizando esos títulos cuando se desató la hecatombe? ¿Cuántos grandes tenedores de vivienda actuaban en el valle de Aridane hace cuatro años? Y en cambio, ¿cuántos viejitos mejoraban su raquítica pensión de agricultor con el alquiler de una casa o un apartamento? Esta manía de ver a potentados vampíricos en cualquier lado, corriendo en porche desde Los Llanos a Tajuya o viceversa, deforma ideológicamente una realidad compleja e imperfecta, que obliga política y moralmente a no condenar a la miseria, a la pobreza o simplemente a una grave pérdida patrimonial a ciudadanos cuya propiedad estuviera anclada en un limbo legal, por ejemplo.

La exconsejera de Agricultura, Pesca y Ganadería, Alicia Vanoostende, que según su declaración de bienes ante las Cámara sí tiene varias casas y finquitas en Canarias y en la Península, fue más dura que Campos. Incluso citó una reunión entre Fernando Clavijo y unos palmeros que el presidente les puso a las 9 de la mañana, «con lo difícil que es llegar a Tenerife desde La Palma a las 9 de la mañana» (sic). «Para ir a La Palma no tuvo usted tiempo, para ir a Roma sí», insistió, refiriéndose a la reciente reunión entre Clavijo y el Papa. Vanoostende recuerda, a ratos, a Nadia Calviño: una técnica solvente de familia acomodada que de repente se vuelve muy, muy progresista, por así decirlo, y lanza frases como «no le vamos a tolerar que solo gobierne para los de siempre». Seguro que los compañeros de oposición de la señora Vanoostende deben quedarse estupefactos al escucharla ahora. En todo caso abundó en eso de que el decreto viene a establecer «afectados de primera y afectados de segunda». Tanto PSOE como NC anunciaron una «batería de reformas para mejorar un texto deficiente» en su tramitación como ley

El resultado final, perfectamente previsible, no sorprendió a nadie. Los diputados se dieron muchos abrazos, compartieron chistes y chismes, se felicitaron por las corbatas regaladas o la salud posnavideña de sus respectivas familias. Las relaciones entre los consejeros coalicioneros y los conservadores eran propias de una familia unida que jamás será vencida, le guste poco, mucho o nada a Génova o a Ferraz. Bueno, Clavijo suele ir a los plenos sin corbata y Domínguez nunca se quita la suya. Pero no parece incomodarle a ninguno.

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