La sangría del alquiler en Canarias: 13.800 viviendas menos en tres años

La retirada de inmuebles del mercado baja un 40% la oferta de arrendamientos desde 2021

Un hombre mira las ofertas de vivienda en el escaparate de una inmobiliaria.

Un hombre mira las ofertas de vivienda en el escaparate de una inmobiliaria. / Andrés Cruz

No hay casas para tanto inquilino. El mercado de propiedades destinadas al alquiler no deja de menguar en el Archipiélago y cada vez son más las personas interesadas que tienen que pelear por conseguir cada inmueble. En apenas tres años, el número de viviendas que se arriendan en Canarias se ha reducido de manera drástica, un 40% y, al mismo tiempo, cada vez más familias tienen que vivir de alquiler ante la imposibilidad de convertirse en propietarios. En total, desde 2021 este mercado ha perdido más de 13.800 casas en las Islas. 

Las dos provincias canarias están además entre las diez en las que más ha caído la oferta en estos últimos años. De acuerdo con un estudio elaborado por la Fundación Alquiler seguro, en Las Palmas el parque de viviendas en alquiler será de 19.296 en 2024. Una cifra que supone una caída del 38,8% si se compara con la que existía hace tres años. El descenso ha sido algo más acusado en Santa Cruz de Tenerife que tiene ahora un 41,4% menos inmuebles en alquiler y un mercado que se prevé que este año alcance las 15.468 viviendas. 

Una restricción que hace que cada vez sea más difícil conseguir convertirse en inquilino y que lleva años disparando los precios de las rentas que deben afrontar los arrendatarios. Los alquileres crecen en Canarias a un ritmo de un 3% mensual. El Archipiélago cerró el primer cuatrimestre del año con un encarecimiento del 13% , según los datos del Índice del portal inmobiliario Fotocasa, que sitúa a las Islas como una de las comunidades en las que la presión de los precios es mayor. La renta media alcanza ya los 13,3 euros por metro cuadrado, lo que hace que por un piso de 70 metros se tengan que pagar más de 900 euros al mes. 

Pero para muchos lo difícil no es solo enfrentarse a la renta mes a mes. Convertirse en inquilino de una nueva propiedad se ha transformado en una carrera para auténticos velocistas que no solo tienen que ser los más rápidos en responder a un anuncio sino también tener cada vez más y más requisitos. Ante la amplísima demanda, los caseros y agentes inmobiliarios tienen donde elegir y cada vez es más habitual la elección a la carta. Tratar de alquilar una vivienda se convierte en una una especie de casting entre todos los interesados en el que se debe demostrar no solo solvencia económica, sino también estabilidad y un perfil determinado, en el que resta puntos, por ejemplo, tener hijos, mascotas o ser familia monoparental.

La avalancha de interesados por cada oferta de alquiler es abrumadora y en Canarias es también de las más altas de España. Según un estudio del Observatorio del Alquiler –impulsado por la Fundación Alquiler Seguro y la Universidad Rey Juan Carlos– la presión en el Archipiélago es una de las más altas del país. Por cada anuncio que se publica en la provincia de Santa Cruz de Tenerife hay más de un centenar de personas interesadas. 104, concretamente, la segunda más elevada de España solo por detrás de Baleares, demostrando que la demanda desborda ampliamente la oferta de vivienda en alquiler. La situación es algo mejor en Las Palmas, 51 personas pelean para convertirse en inquilinos de cada arrendamiento que sale al mercado. Aún así, la presión sigue siendo demasiado alta, ya que el estudio considera normal que existan hasta 15 contactos por cada anuncio publicado. 

Pero, ¿cuál es el motivo de esta reducción sin precedentes del parque de viviendas destinadas al alquiler? No hay que mirar a una única razón ya que son múltiples los condicionantes que han desembocado en la actual situación. Uno de los factores que podría explicar parte de lo que está ocurriendo es el crecimiento de la población de los últimos años. Se crean más hogares que viviendas y este desfase es responsable de que cada vez sea más complicado convertirse en inquilino. Frente a los 24.000 hogares que se crearon entre 2022 y 2023 apenas se finalizaron 4.890 viviendas nuevas. 

A su vez, cada vez un mayor porcentaje de la población se ve abocada a vivir de alquiler ante la imposibilidad de adquirir una propiedad debido a los altos precios, que siguen al alza, y las dificultades para acceder a los créditos. Lo que acrecienta todavía más la demanda. Un dato. En 2023 el porcentaje de hogares del Archipiélago que vivía de alquiler alcanzó el 28,5%. Diez años antes solo el 14,7% no era propietario de su residencia. Un incremento de más de diez puntos en tan solo una década. A lo largo de este periodo, la administración tampoco ha hecho su trabajo poniendo en el mercado vivienda pública a precios asequibles para tratar de contrarrestar el problema que se nos venía encima. 

Otro de los motivos a los que muchas veces se apunta para explicar la intensiva reducción del parque de viviendas de alquiler es la transferencia de muchas propiedades al alquiler turístico. Y aunque ese trasvase existe –ya que los propietarios buscan mayor rentabilidad y tener disposición del inmueble con mayor frecuencia– y puede ser responsable de una parte de esa reducción todo no puede achacarse a este fenómeno. Muchos de los alquileres vacacionales que hay en el mercado han surgido de casas rehabilitadas que hasta ese momento estaban en desuso o incluso de particiones dentro de una misma vivienda que nunca se hubieran realizado si no hubiera existido esta actividad. 

Otra de las razones que ha motivado una gran estampida de propietarios fuera del alquiler convencional es la inseguridad jurídica que muchos dicen tener, sobre todo a raíz de la aprobación de la ley por el Derecho a la Vivienda. Esta normativa trata de topar los precios en zonas tensionadas y regular los incrementos, amplía la duración de los contratos y da a los inquilinos mayor protección frente a los desahucios. Medidas que han generado miedo, sobre todo, entre los pequeños propietarios que tienen en estas rentas una forma de complementar sus ingresos. 

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