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Carnaval 2015 IV edición del Carnaval de Ayer

El Carnaval de antaño inunda Vegueta

Unas 15.000 personas toman las calles del corazón histórico de la ciudad en la IV edición de las Carnestolendas de Ayer

El Carnaval de antaño inunda VeguetaQUIQUE CURBELO

Ganas. Había muchas ganas de saborear el Carnaval de siempre con tranquilidad y sin malos rollos. Familias enteras, personas de todas las edades disfrazadas con sus mascaritas protagonizaron la IV edición del Carnaval de Ayer en Vegueta. Unas 15.000 personas tomaron las principales calles del casco histórico de la capital grancanaria, como Obispo Codina, Mendizábal, Pelota, Mesa de León (Teatro Guiniguada), durante el día de ayer desde las 12.30 horas hasta las ocho de la noche, como antesala de la final del concurso de murgas. Impulsada por el Ayuntamiento capitalino, con la colaboración de la Asociación Vegueta de Ocio y Restauración (Avor), la iniciativa busca recuperar a aquellos carnavaleros que dejaron de acudir al parque de Santa Catalina para evitar el atropello de gente y un ambiente menos familiar. "Hace cuatro años apostamos por esta iniciativa, el Carnaval en ambiente familiar, y se ha convertido en un referente y en un ejemplo de participación y dinamización gracias a la coordinación con empresarios y vecinos", señaló Christian Santana, concejal del Distrito Vegueta-Cono Sur-Tafira, que se acordó del esfuerzo de su equipo para que el éxito estuviera garantizado. Por su parte, el presidente de Avor, Santiago Sánchez Viejo, afirmó que la afluencia de público es mayor que en la pasada edición y que se seguirá potenciando para dinamizar la zona. "Sobre todo nuestra intención es recuperar la fiesta de día, tradiciones como ésta, porque la gente lo disfruta mucho más, el ambiente es más sano, el público es un poco mayor de lo que se suele encontrar en el parque de Santa Catalina, hay música para todos los gustos", comentó Sánchez, dueño de la Tasca Siete Viejas.

En el resto de las arterias del corazón histórico también circulaba sangre carnavalera en los ventorillos instalados por los negocios de hostelería, que ofrecían deliciosos enyesques como papas arrugadas, tortillas de Carnaval, chicharros de Navarra. "Ponte tu mejor disfraz, y entra en el Carnaval, es para ti, venga ya a cantar, a bailar y a reír (...)". Confeti y subidón de adrenalina se respiraban cada hora en punto cuando sonaba por los altavoces esta estrofa del himno oficial de las carnestolendas capitalinas, Invitación al Carnaval, de Sindo Saavedra.

La zona del Teatro Guiniguada fue uno de los puntos que más gente congregó. El sentir popular reclamaba potenciar más esta fiesta diurna, donde imperaba la tranquilidad y la energía positiva. Temas míticos como Tutti Frutti, de Little Richard, o canciones legendarias de Abba, amenizaban la verbena y hacían mover las caderas al grupo Er Miliuna. Venidos desde Telde, Firgas y la capital grancanaria, los 32 amigos de esta compañía aérea carnavalera desfilan juntos desde hace casi una década, y en esta ocasión encarnaron a unos auxiliares de vuelo, coronados por sus incondicionales muñecos de Playmobil.

Su portavoz, Leo Valencia, apoyó con rotundidad esta iniciativa. "Hemos venido a todas las ediciones y esta es en la que hay más gente, el ambiente es diferente a los mogollones, me quedo con el Carnaval de Día", destacó esta profesora de Secundaria.

Nostalgia familiar

Incombustible era la vitalidad que desprendía Carmen Herrero, de 76 años, que se desplazó desde Moya con su grupo de amigas, vestidas de alegoría del Oeste. "Siempre he sido hiperactiva, es bonito porque hay que dar libertad a la gente para que salga a disfrutar, y el barrio antiguo de todos los pueblos es lo más bonito de conservar. Aquí viene gente de todas las edades y el ambiente es más familiar", explicó esta empresaria jubilada, nacida en Andalucía pero canariona de adopción, al tiempo que movía su cancán.

Por su parte, el doble grancanario del líder de Podemos, Pablo Iglesias, no faltó a la cita multitudinaria, escoltado por sus amigos policías para protegerle de la casta. "El ambiente familiar es lo mejor, todavía no han llegado los 'mataos' aquí, es mucho más sano que por la noche", afirmó Javier Pastor, un estudiante de oposiciones.

Muchas familias disfrutaron de este evento como en sus años de juventud, como Laura Díaz y Octavio Rodríguez, acompañados por su pequeña Lucía, y transformados en unos auténticos maestros de los fogones de MasterChef. Prefieren el Carnaval de día a los mogollones del parque de Santa Catalina. "Mucho mejor aquí, hay gente de nuestra quinta, no hay tanto nerviosismo por las posibles peleas", destacó Rodríguez, un ingeniero que echa de menos la época del Parque Blanco.

Había disfraces de lo más variopinto, pero algunos optaron por el clasicismo, como José Bringas. "Es recuperar el Carnaval como era antes, en la calle, el ambiente es tranquilo, sano, la gente a su rollo, de día controla más que de noche", subrayó este auxiliar de enfermería de 44 años. Otros, como Carmen Casal eligieron ir acorde con la temática de las carnestolendas, Las mil y una noches. Esta gallega afincada en Telde echó en falta un altavoz en la esquina de la calle Pelota como el pasado año, pero encantada con la celebración.

También algunos turistas se dejaron ver por el casco histórico como la estudiante de Medicina Lisa Müller, que vino desde Alemania acompañada por sus amigas Anna Schneider y Karo Schulz. "Ya conocía esta festividad porque tenemos también un gran carnaval en Colonia, me gusta mucho pero no tengo disfraz, me voy el lunes", explicó Müller. Sin duda el Carnaval de día supone una inyección económica. Fernando Santana, socio del bar The Bridge Club, en Mesa de León 3, señaló que "entre más actividades haya de esta calidad, mucho mejor, porque se benefician todos los locales de restauración y todo el mundo". Alfredo Quintana, aparejador de Arenales, defendió que "se debe recuperar este Carnaval de Día, porque no hay problemas ni peleas". Si algo quedó patente es que los amantes de las carnestolendas capitalinas en sus mejores tiempos salieron de nuevo a la calle, como la profesora Desireé Jiménez y la pedagoga Beatriz García. Metidas en una bañera de cosecha propia, bailaron al son salsero sin perder la sonrisa. "Se puede estar a gusto, este vuelve a ser el Carnaval de mi tierra", defendió Jiménez.

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